Julio Castro – La República Cultural
Una gran familia aparentemente muy bien avenida, como cualquier familia, y con tradiciones yanquis impuestas por la abuela, que es muy de todo “lo americano”, se dispone a celebrar la festividad de acción de gracias entorno a la mesa.
La auténtica excusa de la abuela es, como nos sugiere Lola, la nieta tonta, poder reunir a toda la descendencia y familia política en su casa, especialmente ahora que falta hace tiempo su marido.
Así arranca la nueva obra de la mexicana Angélica Briseño, que contará con momentos de humor, de tragedia y, sobre todo, de un teatro del absurdo que ya hemos visto en algunas otras obras previamente.
Lo que puede ser una alegoría de la preparación para la muerte de los mayores, queda implícito en el trayecto que nos propone la anciana del clan familiar. Un juego que establece una conexión instintiva de la mujer con una nieta, de capacidades psíquicas disminuidas, suplidas por una mayor receptividad a los sentimientos, acaba por resultar en el desenvolvimiento del enredo familiar que complica a todos los miembros de la cena.
Si hace un año nos sorprendía con la interesante poética de Close Up junto a Antonio Carrera, en esta ocasión opta por un formato más humorístico y, seguramente, dirigido a un público más amplio. Hay elementos que espero que nunca faltarán en las propuestas de Angélica, uno de ellos es el de las pinceladas poéticas que residen en el texto, como la construcción del anterior, o en los personajes, como ocurre en este caso.
En este caso encontraremos a una familia que esconde su realidad, en la que, finalmente, todos sus integrantes viven a costa de la herencia que el abuelo, muy trabajador, dejó a la matriarca. En un momento dado, Matilde (Mara Roa), hija mayor de la matriarca, observa el panorama y concluye “si no se hunde el barco, no aprendemos a nadar”.
Con esa visión entre lo ridículo de algunas situaciones y lo trágico de los desencuentros, si profundizamos un poco en sus personajes, cabe la conclusión de que la suma de varios de ellos componen a un individuo, con lo bueno, con lo malo, con lo más miserable o con lo mejor de cada cual.
Por eso no es difícil ver la manera en que los demonios familiares han jugado con tentaciones que componen una parte de enredo, pero también otra de miserias. En el fondo, la autora y actriz está hablando de una unidad de conjunto familiar, a la manera en que se trabaja en el teatro mexicano del género, o incluso en los formatos convencionales de televisión.
La cuestión es que acaba componiendo casi una especie de parodia de la parodia de Viridiana, sin intención de trasladarse al objetivo de Buñuel, sino con la sencillez de una tragicomedia que acerca la problemática de grupo al público, pero en la que encontramos elementos como el de aquel grotesco “formato última cena”, con una cohorte de miserables viviendo del personaje central, o el abuso de una mujer dormida por parte del mayor del clan. Nada que ver en el punto de mira, pero sí en ciertos elementos, donde se disocia la inocencia y la cordura, a caballo entre la abuela y su nieta Lola.
Muy bien definidos los personajes de Raimundo ,marido de la hija menor (al que da vida Antonio Carrera), Matilde, hija mayor de la abuela y madre de Lola (y a la que interpreta Mara Roa), Lola, nieta de la matriarca (Angélica Briseño), Penny, la superficial mujer del nieto de la familia (María Soroa) y María Inés, mujer de Raimundo (Lau Firpo).
El recorrido de Angélica Briseño es largo, y la hemos visto en Madrid con numerosas obras de factura propia o ajena, tanto dirigida por Gabriel Molina, como dirigidas por ella misma. En cuanto al equipo, buena parte de él bascula entre un par de compañías, y tienen vinculación con la escuela de teatro La Usina, así que han pasado por diversas producciones anteriores.
Con esta propuesta, Angélica Briseño regresa a formatos estilo Los Bobrek, donde trabaja con un equipo amplio a la vez, aunque está más dentro de la comedia de Mapple Dreams. Sin embargo, promete regresar en breve con algo mucho más íntimo, y en un estilo diferente, vinculado a la mitología griega clásica. Probablemente ahí vuelva a aproximarse de nuevo a Close Up, pero en este caso hay que aguardar para ver.