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Mujer que se observa para hacerse a sí misma desde La Niña Barro - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

Nace de un envoltorio de plástico, como si de una placenta se tratase. Trata de desenvolverse sola, y la música la atrae, pero necesita ayuda para ponerse en pie, a caminar. Más tarde, la Niña Barro irá creciendo, de niña a joven y a anciana… “No sabe cómo dejar de pensar”, canta mientras esconde su cabeza en la tina vacía, donde hace resonar su vos con el eco del metal, “No sabe cómo dejar de pensar / desgarrándose la cara / con la palma abierta y tensa / intentando borrar sus propios rasgos / volverse otra / cambiar toda esa piel deforme / gastada y sucia / por un poco del viejo barro nuevo / que se deja moldear / que limpia y rellena las heridas / y sacia su ansiedad”. Así, el agua le devuelve la alegría y el movimiento, sobre ese cuerpo de barro reseco, así que parece que las reminiscencias del origen del barro fresco sobre su piel la reavivan.

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Mujer que se observa para hacerse a sí misma desde La Niña Barro

Un montaje físico, musical y poético para el crecimiento

La Niña Barro
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La Niña Barro

“No sabe cómo dejar de pensar”, dice La Niña Barro (Elisabeth Sogorb). Foto: Julio Castro.

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La Niña Barro

Un contraluz con Elisabeth Sogorb y Alexandra Rodes. Foto: Julio Castro.

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DATOS RELACIONADOS

Autora: Marta Massé
Dirección escénica: Flavia D’Avila
Intérprete: Elisabeth Sogorb, Alexandra Rodes
Música: Ale Rodes
Compañías: Fronteiras Theatre Lab y A Poc A Poc Teatre

Más información: Marta Massé, Fronteiras Theatre Lab

Julio Castro – La República Cultural

Nace de un envoltorio de plástico, como si de una placenta se tratase. Trata de desenvolverse sola, y la música la atrae, pero necesita ayuda para ponerse en pie, a caminar. Más tarde, la Niña Barro irá creciendo, de niña a joven y a anciana…

No sabe cómo dejar de pensar”, canta mientras esconde su cabeza en la tina vacía, donde hace resonar su vos con el eco del metal, “No sabe cómo dejar de pensar / desgarrándose la cara / con la palma abierta y tensa / intentando borrar sus propios rasgos / volverse otra / cambiar toda esa piel deforme / gastada y sucia / por un poco del viejo barro nuevo / que se deja moldear / que limpia y rellena las heridas / y sacia su ansiedad”. Así, el agua le devuelve la alegría y el movimiento, sobre ese cuerpo de barro reseco, así que parece que las reminiscencias del origen del barro fresco sobre su piel la reavivan.

El trabajo que protagoniza Elisabeth Sogorb, con música e interpretación de Alexandra Rodes, que toca la mbira (un instrumento de Zimbabue tipo xilófono) y dirigido por Flavia Dávila, cuenta con los elementos necesarios para capturar al público y envolverle en un entorno de poesía que crean los textos procedentes de la escritora Marta Massé, donde se desenvuelve la simbología y los hechos terrestres que amalgama el barro de los cuerpos, junto a la música y el movimiento.

Para su creación han decidido recurrir a la expresión física, a través de la textura del barro sobre el cuerpo de Elisabeth, pero también a la música y a los juegos de contraste lumínico, a fin de crear ciertas atmósferas que harán más potente el movimiento, así como determinados pasajes del trayecto que proponen. Por otra parte, una buena voz, la de la actriz principal, completa el juego de la propuesta.

Dice la autora en sus textos “Me he dado cuenta, / seguramente tarde, / de que soy yo / y no otra sombra / el monstruo de tu armario. / / Porque exijo demasiado, / espero más, / doy tanto como pido / y entrego el resto / sin avisar / ni pedir perdón. / / Soy el monstruo / porque me temes / como si fueras un niño / y yo, / con mi hambre, / el ser que te devora / comenzando por los pies”, apenas un pasaje de su “yo”, transferido por momentos a una otredad que la condiciona.

Es realmente impresionante de qué manera han tomado y ordenado la poesía de cuentos de la Chica Barro de Marta Massé, que ya tiene su propia intención, que dibuja a una autora que desnuda una realidad interior desde la que habla de la mujer, para poner en marcha a esta Niña Barro, donde todo es tangible, hasta los sentimientos y la construcción de esa muestra del barro corporal, que confronta la carne del hombre, con la maleabilidad de la figura que, finalmente, desea hacerse a sí misma. Hay un despertar del miedo, una curiosidad, un trayecto para crecer desde el barro, otro para nutrirse de su materia y otro para desnudarse del barro. En este camino, el enfrentamiento al hombre carne de Marta Massé, se expresa en otra construcción: “en ese sueño / la niña barro hace al hombre carne / / pero le deja sin manos / para que sepa qué le falta si no tiene tacto / y le deja sin labios / para que sufra sin el roce de las palabras / y le deja sin rodillas / para que añore la sensación de ser nadie / / pero le pone cuatro piernas / para que corra aún más rápido / y le pone tres hígados / para que filtre mejor el veneno de su rabia / y le pone dos corazones / para que siga uno cuando el otro pare / / Y el hombre carne / con la niña barro entre sus brazos / disfruta / del dolor / / de tanto amor”.

Un gran resultado en escena, que combina en un mismo trabajo la manera ce sintetizar la comprensión de un gran texto, construido desde la imagen de mujer que quiere ser de su propio barro y no resultado de las manos ajenas, y que cierra algo así:

Niña barro hecha de jirones
de piezas de juguetes rotos
y cola de agua salada
Niña carne hecha de miedos
de cicatrices de sangre
y abrazos
con factura
siempre
a terceros.

Más información

Se traslada a ese interior escondido que todos tenemos y que nos hace cuestionar si, realmente, somos monstruos sociales o es la sociedad la que nos transforma. Hablamos de estética, de costumbres e identidad.

Vivimos tiempos complicados, donde el día a día nos convierte en el producto de algo y nos hace sentir vulnerables frente a otros productos, más poderosos. La sociedad está dominada por los medios de masas, esto hace que se nublen nuestras ideas. Tapamos nuestros ojos, orejas y alimentamos al monstruo cada día un poco más, alejando las raíces y la conexión, alejando la tierra y lo que somos, olvidando que un día, durante un tiempo, quizá un instante, fuimos seres libres de mirada limpia y brillante.

La Niña vive en un mundo paralelo, una vuelta al primitivismo más humano. Envuelta en placenta, como un cordero al que le cuesta mantener el equilibrio nada más nacer, poco a poco va incorporándose y reconociendo sus esencias más vitales, su tacto, sus oídos, sus ojos, su voz… la niña barro es feliz de encontrarse y no se cuestiona nada, no entiende sobre juicio de valor, camina a pasos tranquilos, hasta que algo del exterior hace que todo cambie.

La mujer silenciosa de aspecto terrestre toca la mbira (instrumento africano), acercándose a la niña barro para enseñarle cómo debe de hacer las cosas para evolucionar. Primero respirar, después caminar… pero, ¿es quizá este un aspecto positivo?

Por otro lado además del contenido poético de los textos de la autora, existe la realidad cruda de lo que pasa en escena. Es interesante destacar que la realidad muestra a un ser que no es el estereotipo de belleza actual y que pasa por diferentes transiciones para poder llegar a comunicar y ser.

He aquí esta dualidad, una lucha entre lo que somos y lo que debemos ser, un largo camino lleno de piedras para los más diferentes, para los más sinceros.
La razón es subjetiva, el público encontrará la respuesta a este estado dentro de sí mismo y por supuesto será disparejo e interesante.

La niña barro es metal con líquido, calor con frío, es de color marrón y carne, se siente desprotegida en un mundo complicado, donde la diferencia, contrasta con su cuerpo, ha vivido dentro de una barriga de plástico y nace para evolucionar, aprender con ello y enseñar a los demás, la niña de barro enseña ese lado oscuro y vulnerable que todos encontramos cuando miramos dentro.

Se ha olvidado de su condición, busca su identidad y dialoga sobre el canon establecido, el canon sometido, la niña de barro se angustia ante tantas trabas, ante tanta superficialidad, tanto que la decisión de reinventarse es fulminante y te fulmina, directa al corazón, a la barriga de plástico.

Trayectoria

Estrenada en el Edinburgh Fringe 2014, está inspirada en la colección de más de veinte poemas de Marta Massé en los que nos habla sobre una mujer hecha de barro que lucha para comprender sus sentimientos respecto de sí misma y sus conexiones con la tierra, la naturaleza y la vida, combinando texto, música y teatro físico. Estos poemas son el resultado de dos años de análisis de la percepción de Massé como individuo, siendo La Niña un reflejo de ella misma que no termina de entender permitiéndole existir.

Un cuento de carne y consciencia que toma forma a través del trabajo de un grupo peculiar de artistas internacionales, residiendo en países diferentes a miles de kilómetros unos de los otros un laboratorio de emociones.

El método de trabajo surge desde la creación escénica a través de improvisaciones sobre distintos temas, utilizando el trabajo físico de la actriz y la música tradicional del sur de África (concretamente Zimbabue), buscando colores y materias, mezclándolos con los fríos y húmedos paisajes del norte de Europa, con las costumbres que tanto nos separan y, a la vez, son tan semejantes.

Haciendo uso de técnicas interpretativas que abren nuestra inspiración mediante la antropología teatral de Eugenio Barba, el espacio vacío de Peter Brook y el imaginario de Michael Chekhov, el trabajo se da a través de las redes sociales y otras herramientas online como Skype y YouTube, con las performers trabajando por video con la directora e intercambiando apuntes con la escritora.

La Niña Barro es un nuevo proyecto de colaboración entre la compañía transcultural Fronteiras Theatre Lab, el grupo alicantino A poc a poc Teatre y la escritora vasca Marta Massé. Trabajando en diferentes líneas artísticas que van desde el teatro clásico a la performance más transgresora, ha surgido un entendimiento teatral que se fusiona para dar vida a este nuevo proyecto.

“La Niña Barro me obligó a llegar tarde, y me llevó a donde otros poemas sólo me han hecho entrever que podía llegar. La Niña Barro me duele cada vez que viene, cada vez que se hace presente, contra todo lo que esté haciendo o queriendo hacer… Me obliga a dejarlo todo a un lado, a postergarlo hasta que ha salido entera o a pedazos, de donde sea en este pecho que se esconde. La Niña Barro soy yo y es otra. Y no la entiendo. Pero la dejo ser, libre, en su mundo de espacios, de barro y a veces carne, de paredes altas y fuerzas a flor de piel” (Marta Massé)

Fecha: el Domingo 20 de septiembre de 2015

Horario: a las 20:30h

Lugar: Teatro LaGrada - c/ Ercilla, 20 -Embajadores- (Madrid)

Reserva de entradas: 91 292 64 77 y
Venta de entradas: Taquilla y
Más información:

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Fecha: el Domingo 20 de septiembre de 2015

Horario: a las 20:30h

Lugar: Teatro LaGrada - c/ Ercilla, 20 -Embajadores- (Madrid)

Reserva de entradas: 91 292 64 77 y
Venta de entradas: Taquilla y
Más información:

Fecha: el Sábado 19 de septiembre de 2015

Horario: a las 21:00h

Lugar: Teatro LaGrada - c/ Ercilla, 20 -Embajadores- (Madrid)

Reserva de entradas: 91 292 64 77 y
Venta de entradas: Taquilla y
Más información:

Fecha: el Viernes 18 de septiembre de 2015

Horario: a las 21:00h

Lugar: Teatro LaGrada - c/ Ercilla, 20 -Embajadores- (Madrid)

Reserva de entradas: 91 292 64 77 y
Venta de entradas: Taquilla y
Más información:

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