Manuel López – La República Cultural
Los fans de Madrid de esta formación hemos podido ir viendo poco a poco el declive de la banda en sus tres últimos shows, curiosamente a medida que el grupo se hacía más grande. 2009, 2011 y ahora en el 2015 han sido sus últimas actuaciones y podemos decir que pasaron de su mejor momento, a uno mediocre y a uno malo respectivamente.
Sin duda sus dos últimos trabajos en multinacional (Endgame, en 2011, y The black market, en 2014) no están a la altura de sus discos previos, pero esto no debe ser la explicación de un mal show. Y no sólo en Madrid, porque al parecer en Bilbao pasó lo mismo.
La elección de temas no fue especialmente remarcable pero no resultó mala, el problema principal era el sonido. Es cierto que el Barclaycard Center (antiguo Palacio de los deportes) igual podíamos pensar que era un sitio muy grande, pero en Madrid no hay salas de un tamaño aceptable y tocaba saltar a esta localización para vender cerca de 5.000 entradas de pista. Comento esto porque he tenido la oportunidad de verlos en grandísimos festivales europeos y sonaron peor, aunque hay una explicación lógica. En estos shows no pueden usar a su técnico de sonido si no que tiran del que hay en el evento, y nuevamente el peor enemigo de Tim McIlrath y los suyos era su técnico (con el que casualmente llevan toda la vida).
Una batería que sonaba a porrazos, una guitarra que pisaba a la otra, un bajo inexistente y una voz tapada que me hacían tener que mirar alrededor y escuchar algunos coros para conocer los temas cantados. Un sonido así en una banda no debería estar permitido y es que sólo sonaron bien un par de sus temas de medios tiempos o los temas en acústico que sonaron en el bis.
Aun así la noche empezó con los navarros Berri Txarrak (de todos es de sobra conocido la amistad entre estas dos formaciones) en un concierto, como siempre, correcto que abría la noche. Y empezaban con el mejor sonido de la noche ya que Refused pecaron de protagonismo. Es cierto que esta banda debería haber sido el cabeza de cartel pero su historia hace que pocos en el Punk les tengan ya respeto. Aquí el error fue de Dennis Lyxén (voz y front-man de la formación) que dejó claro que la estrella era él, y su voz estaba muchos puntos por encima de los instrumentos.
Pese a ello no sonaron tan mal (o eso, o es que Rise Against no podían haber sonado peor).