Inma Luna – La República Cultural
El padre literario del comisario Kostas Jaritos, Petros Márkaris, ha sido invitado un año más a la Semana Negra de Gijón. A lo largo de los días que ha permanecido en la ciudad ha participado en diversos actos literarios en los que ha compartido algunas de sus claves como escritor de novela negra.
También, y teniendo siempre en cuenta el trasfondo político y social de sus novelas, no ha perdido ocasión para exponer sus preocupaciones sobre la situación que vive Grecia y una Europa que considera mercantilista.
Esta entrevista, en la que defendió sus opiniones con vehemencia, la realicé justo antes del intento de golpe de Estado en Turquía por lo que no tuve ocasión de preguntarle al respecto, pero hablamos de otras muchas cosas.
¿Cómo se convierte un escritor de novela negra en un referente sociopolítico?
Hay dos razones: la primera de ellas es que en los últimos treinta años, la novela policíaca se convirtió, sobre todo para los autores de los países del sur de Europa, en una novela sociopolítica. Por lo tanto, sólo se trató de continuar una tendencia que ya existía. La segunda razón es que yo pertenezco a una generación que siempre estuvo implicada y comprometida políticamente. Desde muy joven, tanto yo como mis amigos estábamos muy interesados en la política, nuestra vida estaba muy politizada. Por lo tanto, cuando empecé a escribir novela negra decidí utilizar el género decidí escribir una historia donde la política estuviese implicada y, por otro lado, estoy convencido de que la novela negra es la única novela sociopolítica que puede existir.
¿Por qué?, ¿por qué no podría escribirse una novela realista o hiperrealista incluso, con ese contenido social?, ¿por qué es necesario que tenga una trama con crímenes o detectives?
Yo juzgo por lo que he leído, por lo que conozco y cuando quiero dar respuesta política sólo la encuentro en función de lo que he leído en la novela negra. Quizá desde que surgió el nouveau roman en Francia, la novela, digamos, normal, desapareció. A partir de ahí se centró el interés de los escritores en la persona pero no en lo que rodea a las personas, en su entorno social, por lo tanto, se pierde este carácter sociopolítico en la novela. Así que el género policíaco llegó para cubrir ese vacío.
¿Es usted consciente de que gran parte de los lectores españoles ha conocido más la verdadera situación de la crisis en Grecia por sus novelas que por las informaciones que les llegaban?
Esto lo constato cada vez que vengo a España.
¿Y le ocurre igual en otros países?
Bueno, también me ocurre en Italia, y ahora quizá en Francia.
¿Y qué dice esto acerca de los medios de comunicación?
El problema es que los medios, no sólo la prensa sino todos los medios, no tienen ningún interés por el pasado y tampoco lo tienen por el futuro, sólo y exclusivamente les importa el presente. Por ejemplo ahora con el Brexit, todos los medios hablaban únicamente de esto así que cuando deje de interesar se centrarán en otro acontecimiento que sea también actual sin ninguna vinculación con todo lo demás. Hace muy poco me propusieron desde un periódico alemán que escribiera un artículo sobre el problema de los refugiados en Grecia. Lo escribí y se lo envié, me respondieron diciendo que, de momento no lo van a publicar porque ahora están ocupándose del Brexit y el tema de los refugiados no urge.
Pues cuéntenos a nosotros, que sí nos interesa, cuál es su opinión sobre la situación de los refugiados y la respuesta europea.
Verás, yo creo que el problema de los refugiados ha supuesto la llegada de la hora de la verdad para Europa. Hay, en este sentido tres cuestiones que son interesantes. La primera es que esa Europa que supuestamente está construida con las fronteras abiertas, facilitadora del tránsito de las personas, una Europa con valores humanos, ahora se está viendo que no existe, que es mentira. Es más, ahora hay una visión contra el otro que genera una gran desconfianza hacia el extranjero, cosa que, por supuesto, no tiene nada que ver con ese planteamiento inicial que tenía Europa. El segundo problema es que Europa, especialmente a partir del euro, no se ha atrevido a dar el paso de convertirse en una unión federal, no se ha atrevido a deshacer los estados nacionales y para dar una imagen de federalismo crea algo, que se es sólo una imagen y que es el acuerdo de Schengen, que en realidad no tiene nada que ver con la eliminación de fronteras sino que es únicamente una imagen, ahora se ve claramente, que no sirve, que está roto, que no era una realidad.
Ha manifestado que Syriza es un partido populista, ¿cuáles son sus razones?
Un partido populista es un partido que dice lo que la gente quiere oír sin preocuparse de averiguar si es posible realizar lo que promete. Parten con una posición de ventaja y es que la gente está desilusionada y necesita escuchar que va a ser posible lo que quisieran que fuera posible. En mi país lo viví, escuché un discurso supuestamente de izquierdas, pero en realidad era un discurso populista y hay una gran diferencia entre ambos.
¿No cabe la posibilidad de que Syriza pensara que se podían llevar a cabo algunos cambios que, cuando llegaron al poder, resultaron imposibles de poner en práctica?
La característica fundamental de un partido populista es: primero vamos a conseguir el poder y luego ya veremos. Pero en Grecia no llegamos a ver nada.
También ha mencionado que Podemos se equivocó al apoyar a Syriza.
Sí, pero yo no sé si Podemos es un partido populista, sí sé que Syriza lo es.
¿Y no le preocupa más que el populismo de la izquierda el avance de la extrema derecha en Europa?
Lo que me preocupa principalmente es que los partidos del sistema en Europa están en declive y los ciudadanos, el pueblo, está perdiendo continuamente la confianza en estos partidos del sistema. Así pues, la pérdida de esta confianza puede llevar a dos salidas, una es el populismo y otra los partidos de extrema derecha. El problema es que los partidos de extrema derecha están sustentados por el problema de los refugiados, situándose en contra de la entrada de estos en Europa. Pero, desde luego, si la gente está volcándose hacia estos partidos se debe a la falta de confianza en ellos. La crisis es una crisis del sistema.
¿Y por dónde ve la salida?
¿Qué salida?
A esa crisis del sistema, ¿no le ve ninguna salida?
La verdad es que soy pesimista, muy pesimista porque hay un problema, un problema de muy difícil solución y es que en esta Europa, da igual que fuera la Europa del mercado común o la Europa unificada, reforzada además por la globalización, la economía se ha hecho prioritaria en todos los países. El resultado es que la política ha devenido, cien por cien, en algo orientado sobre la economía y para la economía. Se trata de dos problemas que en realidad se cabalgan porque se perdió la confianza en los partidos del sistema y estos partidos perdieron la capacidad de hacer política. Con este panorama es muy difícil ser optimista en lo referente a un cambio en la realidad europea.
Tiene alguna opinión sobre la situación política en nuestro país.
No, lo siento, no vivo en España y para tener una opinión sobre eso hay que estar en contacto directo con la realidad política española y yo no lo estoy.