Alberto García-Teresa – La República Cultural
Con registro narrativo, línea clara y lenguaje explícito, Beatrice Borgia manifiesta la perspectiva crítica de la práctica poética, incidiendo especialmente en el enfoque feminista y en la reivindicación del cuerpo de la mujer y del goce sexual como herramienta para el desmontaje del patriarcado. En concreto, como vehículo y objeto de liberación, de proclamación de autosuficiencia e independencia: “me acabo de masturbar / con el vibrador rosa / (cuarenta y cinco segundos) / y no he pensado en ti”.
El sujeto femenino que habla allí es una persona fuerte, que maneja su voluntad y que toma la iniciativa. Por tanto, desmonta las construcciones culturales patriarcales. De esta manera, lleva a cabo una proclamación de rebeldía a través del sexo, del uso gozoso del cuerpo, que se desprende del miedo y de la presión social. Explicita el deseo y el placer sexual sin idealizaciones, buscando la normalización, que deben tomarse como una reivindicación política en tanto que denuncia el pasivo y sumiso de la mujer y de la moral represora. Muchas de esas piezas se enuncian como textos de autoafirmación, en los que el “yo” es representativo de una colectividad (la femenina) o bien anima a dicha comunidad a identificarse con ella.
Borgia engarza una denuncia de la humillación (los migrantes, los empobrecidos) con la expresión del escepticismo ante la democracia parlamentaria como canalizador de las protestas de los últimos años: “Habrá que enfundarse / los gritos frente // a las urnas”. También los apuros económicos forman parte de la cotidianeidad retratada en los poemas, así como la represión. Con todo, la primera sección (un tercio del total del libro), agrupa poemas de amor, de recuerdo de una relación pasada muy intensa o hacia la familia, recogiéndose hacia la intimidad.
Por último, no podemos pasar por alto la estructura del libro, abiertamente republicana: las tres partes que tiene se llaman, consecutivamente, “Rojo”, “Amarillo” y “Violeta”.