Julio Castro – La República Cultural
Violeta con su amiga Berta, trata de vender extraños y absurdos cachivaches con un carrito ambulante, pero no tienen mucho éxito, así que, mientras Berta se retira a acabar de completar un su invento “teletransportador transportable que todo lo transporte”, que las lleve de un lugar a otro, Violeta intentará encontrar un trabajo más adecuado en el que poder lograr ganarse la vida.
Entre tanto, a Violeta le llega un regalo de su tía Calixta: su vieja máquina de escribir. Con ella tratará de ayudar al cartero Segundo, con las tarjetas de direcciones del correo, pero hay un problema: todo le sale con rimas y versos sin que pueda evitarlo.
La compañía en el teatro familiar desde la literatura
La compañía La Cantera Teatro hace una maravillosa incursión en el mundo del teatro familiar con un personaje en el núcleo de su nuevo trabajo: la escritora Gloria Fuertes. A través de esta propuesta, los versos, los relatos y las canciones, definen un mundo imaginativo en el que el absurdo parece ser la norma, y la música envuelve a sus protagonistas, a la vez que lo enlazan siguiendo el recorrido vital de la autora.
En este año 2017 se cumple un siglo desde su nacimiento y, afortunadamente, se van produciendo diversos homenajes a Gloria Fuertes, así que, en este caso, han elaborado su propia labor de investigación y creación, a fin de poder desarrollar un montaje teatral dirigido al público principal de la escritora: l@s niñ@s. Redefinen a la escritora en su título completo Deambulantes o la verdadera historia de la poeta errante, en un trabajo realizado completamente por mujeres y desde el prisma de la autora, que se confesaba Poeta de Guardia para niños y niñas, y que ahora irá de un lugar a otro con los inventos de las protagonistas de La Cantera.
Un montaje que cuenta con el apoyo de la Fundación Gloria Fuertes, y que ya lleva un tiempo haciendo su recorrido por diversas salas, pero también por centros educativos.
Teatro, música y relatos
Marta Cuenca y Esther Ramos darán vida a los diferentes personajes de la obra, en general muy locos, a veces muy pausados, siempre dirigiéndose a su pequeño público. Por medio de las dos actrices se enredarán el argumento de sus protagonistas, las historias de la máquina de escribir, las locuras de los artilugios y los cuentos fantásticos.
Ala parte teatral de Marta y Esther, se suma la parte musical, en la que el trabajo en directo de Ana Cuenca e Inma Claudio acompañan en directo el trayecto teatral, no sólo con una parte instrumental, sino también con unas potentes voces en un desarrollo muy envolvente que también cobra su protagonismo.
El espectáculo aúna teatro de texto en relato y poesía, movimiento físico, música y acciones participativas, hasta acabar todo el mundo con poesías en sus manos, en un diseño de colorido en vestuario y diseño de iluminación muy cuidado para el formato de teatro de pequeño y mediano formato. La compañía sabe convencer a todo el público en una acción que, más allá de lo teatral o de lo lúdico, alcanza a la parte educativa.
Una sociedad crítica y abierta de ideas
Pero en la línea de lo que es habitual en La Cantera, no han querido o podido (tratándose de la autora que se trata) renunciar a introducir cuestiones críticas en esta sociedad, como la denuncia sobre la dificultad en la búsqueda de trabajo, el absurdo que se convierte en normal frente al absurdo generado por los textos, o la dificultad de lograr vivir de una profesión artística en esta “realidad” ajena al necesario desarrollo creativo.
Así, la compañía no renuncia a mostrar la apertura de ideas en su público, y desde su línea argumental, introducen un relato de la escritora, El camello que quería ser jirafa, desde el que trabaja de manera sencilla la mirada abierta de y hacia seres que desean romper y ser algo diferente. Entroncando con la parte vital de la autora, ya sea en cuanto a lo profesional, dedicada a su particular estilo de escritora, como a lo más personal.