Eliane Hernández Montejo – La República Cultural
La carretera está llena de gente hasta donde alcanza la vista. Una hilera interminable de personas, como hormigas de regreso al hormiguero, solo que con un destino mucho más incierto. Niños descalzos, mujeres con los pies destrozados de tanto caminar. Hombros desconocidos que sirven de apoyo a aquellos cuyas fuerzas empiezan a flaquear; hombres, mujer y niños que cargan con pequeños que aún no han empezado a dar sus primeros pasos.
Por la descripción, la imagen podría corresponder a cualquiera de las que se publican, cada vez con menos frecuencia, sobre los refugiados sirios. Hombres, mujeres y niños que huyen de un país destrozado por la guerra. Pero faltan unos cuantos detalles. La fotografía es en blanco y negro, y no por decisión del autor, sino porque no tuvo más remedio, ya que es una imagen antigua. La ropa, las caras, el camino, … confirman que no se ha tomado recientemente.
El 7 de febrero de 1937 los vecinos de Málaga abandonaban sus hogares, llevando lo mínimo imprescindible, huyendo del ejército franquista. Y con esa población civil, que se dirigía a Almería, en busca de refugio, se encontraron Norman Bethune, y sus dos colaboradores, Hazen Sise y Thomas Worsley, cuando acudían a prestar ayuda como médicos. Por eso vaciaron la ambulancia de todo su contenido, y durante cuatro días con sus correspondientes noches utilizaron el vehículo para llevar hasta Almería a todos cuantos pudieron, especialmente niños.
Las únicas fotografías que se conservan de esos días son las que tomó Hazen Sise y forman parte de la exposición Bethune. La huella solidaria, del Centro Cultural Conde Duque. En ella se realiza un recorrido por la vida del médico canadiense que durante la Guerra Civil española puso en marcha el Servicio Canadiense de Transfusión de Sangre, ayudó a la población de Málaga durante su huida, y que, a su regreso a su país natal, realizó una gira para recaudar fondos para ayudar a la II República.
Cuando murió, en China, en noviembre de 1939, después de trabajar desde 1938 como cirujano de campaña, Mao Tse-Tung escribió En memoria de Norman Bethune, en nuestro país, sin embargo, es prácticamente un desconocido. Por eso resulta sorprendente mirar sus ojos en las fotografías de la pared y saber que para él “España es una herida en mi corazón. Una herida que nunca cicatrizará. El dolor permanecerá conmigo, recordándome siempre las cosas que he visto”.
Pero, seguramente, la razón sea que los españoles tenemos mala memoria. Hoy, 80 años después, cuando son los niños sirios los que mueren tratando de escapar de la guerra, las palabras que escribió sobre esos días en Málaga parecen estar dirigidas a nosotros: “Desde cada fusil hablaría de muerte a los corruptos y con voz como la trompeta de Gabriel rugiría al oído del mundo dormido, ahogando a los necios y falsos que aún siguen extendiendo la mentira. Con la voz de la trompeta de Gabriel despertaría a los millones de indiferentes que hay más allá de las fronteras de esta España invadida: ¡Vuestras manos están manchadas de sangre inocente; todos vosotros, que dormís tranquilamente esta noche!”.