Eliane Hernández Montejo – La República Cultural
Carlos III no estaba destinado al trono de España, por eso su madre, Isabel de Farnesio, segunda esposa de Felipe V, se encargó de situarle como monarca de Nápoles y Sicilia. Allí reinó durante 25 años, hasta que la muerte, sin descendencia, de su hermano Fernando VI le llevó a heredar la corona española.
Durante su reinado tuvo lugar la Guerra de Independencia de los Estados Unidos, el motín de Esquilache y, como consecuencia del mismo, la expulsión de los jesuitas. Sin embargo, el principal motivo por el que se le recuerda es por la serie de reformas que llevó a cabo en la ciudad de Madrid. Y esa modernización de la capital es la principal protagonista de la exposición que, con motivo del tercer centenario del nacimiento de Carlos III, ha organizado el museo de Historia de Madrid.
A través de las cuatro secciones en las que se divide: el gobierno de Madrid, la nueva imagen de Madrid, las Luces en Madrid y la vida cotidiana en el Madrid ilustrado, la muestra realiza un recorrido por las principales modificaciones que se llevaron a cabo en la ciudad que era la sede de la corte. Así, por ejemplo, la finalización del nuevo palacio real supuso la representación de la unidad de la Monarquía Hispánica y la Religión Católica, además de un llamativo refuerzo de la importancia de la realeza española.
En esos años se construyeron también los principales edificios que se encuentran entre la puerta de Recoletos, situada a la altura de la actual plaza de Colón, y la puerta de Atocha. Además de la entonces nueva puerta de Alcalá, levantada bajo la dirección de Sabatini para sustituir a la anterior, de 1636, así como las fuentes de Neptuno, Apolo y Cibeles, diseñadas por Ventura Rodríguez.
También se llevó a cabo la reglamentación del uso de los cementerios, mediante la real cédula del 3 de abril de 1787, en la que se establecía que estos debían situarse en lugares ventilados y a las afueras de la ciudad, como medida para paliar la insalubridad urbana. A la que se unió un sistema de recogida de basuras y otro de alcantarillado para mejorar la situación higiénico-sanitaria de la que ya era una gran urbe.
La muestra dedica sus dos últimas secciones a la vida cultural y cotidiana en Madrid, resaltando los periódicos y teatros de la época, así como las expediciones científicas que se llevaron a cabo, con importación de animales exóticos incluida. Pero también la llegada del chocolate y de los belenes navideños, provenientes de Nápoles; los juegos tradicionales, muchos de ellos plasmados en los cartones pintados para tapices; la pasión por la guitarra, que fue el instrumento favorito del siglo XVIII; o la creación de la Real Lotería en 1763, como un nuevo sistema recaudatorio mucho más lúdico que los impuestos.