Eliane Hernández Montejo – La República Cultural
Escribir a mano es algo cada vez menos frecuente. Puede que ocasionalmente rellenemos nuestros datos personales en algún formulario o que de vez en cuando dejemos una breve nota a un compañero del trabajo, pero más allá de esos momentos puntuales, la escritura manuscrita está en claro desuso.
Sin embargo, hasta la invención de la imprenta, los manuscritos eran la única manera de trasmitir por escrito los conocimientos y pensamientos de otras personas. Y durante mucho tiempo ambos convivieron, aunque, finalmente, la letra impresa acabó imponiéndose, de modo que ahora las colecciones de manuscritos son una de las joyas más valiosas de las bibliotecas históricas que cuentan con ellos.
Por eso, con motivo de la celebración del octavo centenario de su fundación, la Universidad de Salamanca ha organizado la exposición Scripta. Tesoros manuscritos de la Universidad de Salamanca, con una selección de 23 de los casi tres mil volúmenes que custodia en la actualidad. Acercando a todo el mundo la posibilidad de contemplar, entre otros, el códice más antiguo de su inventario, el Liber mozarabicus canticorum et horarum, copiado en 1059 para la reina de Castilla y León, Sacha, a quien estaba dedicado.
La muestra está planteada como un recorrido por la historia de los manuscritos, de manera que se han organizado en cinco secciones diferenciadas: Salmatica docet: la formación de la Universidad de Salamanca; Los libros monásticos y el scriptorium: siglos XI-XII; Vida ciudadana, universidades y taller alfonsí: siglos XIII-XIV; El humanismo y las lenguas vernáculas: siglo XV; y Conviviendo con la imprenta: los manuscritos modernos del siglo XVI.
Las cuales además permiten apreciar la gran diversidad temática de los textos expuestos. Desde una narración de la historia del mundo, en la que también se refleja la fundación de las Escuelas de Salamanca por el rey Alfonso IX de León, hasta una recopilación de poesías en las que la ornamentación de sus letras capitulares va evolucionando con el transcurrir del texto. Pasando por tratados teológicos, de historia natural, jurídicos, farmacológicos o incluso creaciones literarias, como El libro de Buen Amor, e incluyendo ejemplares que contienen espectaculares mapas de la época o que cuentan con complicadas figuras móviles para explicar mejor su contenido.
Una pequeña muestra, por tanto, de la riqueza que alberga entre sus paredes la Biblioteca General Histórica de la Universidad de Salamanca, y que proviene no solo de libros creados para la misma o adquiridos por ella, o de donaciones particulares, sino también de colecciones de otras instituciones, como los que acabaron allí después de la expulsión de los jesuitas de España en 1767 o de la desamortización eclesiástica de comienzos del siglo XIX, además de los procedentes de colegios mayores y menores surgidos en torno a la Universidad desde el siglo XV.