Julio Castro – La República Cultural
Son tres décadas y media del crimen contra Chile y contra Allende, por parte de los traidores milicos. Pero aún no se lavó la ignominia, ni se limpió el dolor de miles, o millones de víctimas. Si el resto del Festival de Danza Miradas al Cuerpo de este año 2009 fuese un auténtico desastre (que no lo será), ya habría merecido la pena, exclusivamente habiendo programado la obra La aparecida de Central de Movimiento, con Leilani Weis como protagonista y creadora, que se muestra estos días.
Es cierto que aún, cada vez que escucho el último mensaje del Presidente chileno, no puedo evitar que se me pongan los pelos de punta y se salten las lágrimas, Pero la representación de esta pieza, en la que todo se da por sobreentendido, que exige la complicidad y la interpretación del público, queda muy patente todo el horror del golpe de estado y de la dictadura de los sucios pinochetistas.
La magnífica transmisión de información por parte de la única intérprete en escena nos lleva desde un Chile que nace de la paz y los avances sociales fruto de la lucha, a un horror en el que los muertos, los torturados con descargas eléctricas y otros métodos alcanzarán el máximo nivel con los arrojados al vacío o aquellos que deben huir. Se podría encontrar hasta el secreto entierro de Allende, que no pudo ser recuperado hasta hace bien pocos años.
Y la cebolla pasa de ser un estupendo alimento, a convertirse en el símbolo la tierra destruida que tan solo traerá lágrimas a todos. Pese a la gran idea que supone el símil, no son precisas cebollas para llorar al compañero Presidente y a chilenos y chilenas que debieron y deben aún vivir (o morir) con el horror. De ahí lo fundamental del mensaje de Rigoberta Menchú sobre las víctimas.
Quiso la coincidencia que fuese a ver la obra precisamente este 11 de septiembre, en que se cumplen 36 años del magnicidio, la traición y el comienzo de una de las más horribles dictaduras. Pero recordemos que aquí, en nuestra triste tierra, muchos siguen dando homenajes al criminal asesino, a los franquistas, y a quien dejó en el poder a perpetuidad. Tengamos en cuenta que cuando un Juez de la Audiencia Nacional intenta recuperar a los enterrados en las cunetas de los caminos, los criminales seguidores de aquellos asesinos consiguen mandarle al banquillo de los acusados.
¿Ha cambiado algo en nuestro país aparte del nombre del sistema?