Nota de prensa
Después de su estreno en el año 2006 y tras más de 120 representaciones por diversas salas de la capital volvemos al Teatro Arenal durante tres únicos días.
De nuevo nos enfrentamos a un texto de William Shakespeare, la primera vez que lo hicimos fue con la tragedia del celoso Otelo. En esta ocasión volvemos a pisar el suelo veneciano para contar una extraña comedia. ¿Y por qué extraña? Por la ambigüedad que el texto original rezuma y que hemos plasmado en este montaje.
Venecia, para el autor, es un espacio multicultural, Oriente se une a Occidente y eso produce un conflicto, de esta misma manera se desencadenaba la tragedia en Otelo. Vivimos en una sociedad que, en cuestión de años se ha transformado en multicultural, aún así la integración y convivencia de las diferentes culturas y religiones continúa siendo problemática, dolorosa, trágica. Por eso, el discurso de “El Mercader de Venecia”, escrito hace cuatro siglos, nos parece de la máxima actualidad y de una urgente necesidad.
Como actores pocas obras son tan interesantes de interpretar como los textos del llamado “Cisne de Strattford”, las razones de ello son tan lógicas como subjetivas y es que se trata de un texto muy rico, con amplitud de registros, enfoques y tonos, que nos permite analizar actitudes humanas con profundidad dentro del lenguaje lírico y del estilo shakesperiano. Y además, esta obra está envuelta de un estimulante misterio, dado que es difícil clasificarla como comedia o tragedia, hasta el punto que es conocida como una de las comedias negras de Shakespeare.
La semilla de la trama, como ya hemos mencionado arriba, es el choque de identidades religiosas y culturales, la intransigencia de los fundamentalismos, la crueldad en las medidas y resoluciones, la pasión del hombre en su lucha por defender su identidad. Descubrimos con Shakespeare que es lo que le sucede al ser humano cuando es despojado de estas señas culturales y religiosas. Estos son los factores que nos han llevado a poner en pie nuestra propia visión de “El Mercader de Venecia”.
Hemos utilizado la variedad de estilos y tonos e incluso las contradicciones que existen en el texto original para presentar las posturas de nuestros personajes sin maniqueísmos; no hay lobos feroces, ni príncipes azules. Podemos asegurar que en este montaje, sin inventarnos nada y siendo fieles al texto cada personaje tiene sus lados luminosos y sus rincones oscuros. Esto es precisamente lo que hace tan especial a esta obra.
Sinopsis
Antonio, un mercader cristiano, para favorecer a Bassanio, un íntimo amigo, acepta dinero prestado de Shylock, un rico judío al que, en repetidas ocasiones se ha enfrentado a causa del hábito del hebreo a la usura. Con este dinero Bassanio podrá cortejar a Portia, una rica heredera de la que esta enamorado y a la que deberá ganar mediante un insólito juego de azar. Debido a la urgencia de la situación, Antonio se ve obligado a aceptar unas peligrosas condiciones en el pacto, ya que la garantía que le impone Shylock es una libra de la carne del mercader.
Cuando los negocios de ultramar de Antonio se van al traste por culpa de una tormenta, Shylock ve la oportunidad de vengarse del cristiano por el trato recibido y reclamar ante el Dux, la máxima autoridad de Venecia, la libra de carne acordada. Bassanio, con desespero, trata de evitar este destino reservado a su amigo y en ese momento sobreviene la ayuda milagrosa de alguien inesperado.
Sobre la adaptación
Uno de los puntos fundamentales en que nos hemos centrado en esta dramaturgia es la cuestión de cómo presentar un texto clásico con una puesta en escena contemporánea. Nuestro objetivo en este montaje es acercar al espectador la riqueza del estilo shakesperiano de una manera sencilla sin traicionar al autor. Para evitar el choque abrumador que suele sentir el espectador ante un texto clásico.
Nos hemos centrado en la principales líneas argumentales de la obra rechazando las secundarias y consiguiendo así intensificar las primeras. De este modo hemos reducido el número de personajes, lo que nos permite un análisis más en profundidad de cada uno de ellos.
Hemos renunciado a traducciones demasiado academicistas, optando así por las que utilizan un estilo más fiel al autor, permitiéndonos, a pesar de ello la suficiente flexibilidad en vistas al montaje.
Sobre el montaje
La obra es una comedia negra y como tal el espectador va a pasar por diferentes puntos, con momentos realmente cómicos, otros completamente dramáticos, momentos intensos, emocionantes, conmovedores, románticos…. Pocas veces el espectador va a poder disfrutar de un espectáculo con tal variedad de emociones.
En nuestra puesta en escena utilizamos diferentes recursos que nos permiten gran versatilidad a la vez que facilitan y ayudan en la narración de la historia. Queremos que la parte visual sea un elemento importante en el montaje, sin olvidar, ni dejar de lado, por supuesto, el tratamiento de los personajes, ni la parte interpretativa de los actores. El canto lírico en directo para la creación de diferentes ambientes sonoros, consiguiendo interesantes y emocionantes efectos dramáticos y momentos de gran belleza.
Alejándonos de los tradicionales montajes rígidos y academicistas que se hacen de las obras clásicas, buscamos un estilo formal moderno, flexible y dinámico. Con una estética cercana al espectador contemporáneo. Evitando, por supuesto, una visión hipermoderna y excéntrica que nos aleje de nuestro objetivo, representar Shakespeare de una manera sencilla.