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Primer día cargado de monstruos, irreverencia e imaginación - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

Aunque el viernes fueron los actos de inauguración y el sábado por la mañana se celebraron algunas mesas redondas y presentaciones, hasta que no se inicia la primera tertulia tengo la sensación de que aún no ha empezado en realidad la Semana Negra de Gijón. Uno no se siente en casa hasta ese instante mágico en el que un grupo de escritores se sienta en un círculo y empiezan a dialogar sobre un tema propuesto de antemano; conocen el título y poco más, pues los derroteros por los que vayan transcurriendo es cosa de ellos mismos. Es algo así como literatura improvisada, un reflejo o un síntoma de estar vivos. Ayer se respiraba ese aire de debut, con los técnicos aún subidos a las escaleras con los alicates en la mano dando los últimos retoques, imprevistos que no van a lograr que se pierda la famosa y exquisita puntualidad de la Semana Negra.

Primer día cargado de monstruos, irreverencia e imaginación

La Semana Negra arrancó con puntualidad extrema, algo que ya es tradición

Semana Negra. 10.07.2010
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Semana Negra. 10.07.2010

Juan Kalvellido, Santiago Oset, Patxi Irurzun y Cristina Macía
Foto: ® Javi Álvarez

Semana Negra. 10.07.2010
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Semana Negra. 10.07.2010

El escritor Patxi Irurzun
Foto: ® Javi Álvarez

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Javi Álvarez – La República Cultural

¿Son atractivos los monstruos? La primera tertulia de la Semana Negra sirve para hablar de los monstruos como mitos descafeinados

Aunque el viernes fueron los actos de inauguración y el sábado por la mañana se celebraron algunas mesas redondas y presentaciones, hasta que no se inicia la primera tertulia tengo la sensación de que aún no ha empezado en realidad la Semana Negra de Gijón. Uno no se siente en casa hasta ese instante mágico en el que un grupo de escritores se sienta en un círculo y empiezan a dialogar sobre un tema propuesto de antemano; conocen el título y poco más, pues los derroteros por los que vayan transcurriendo es cosa de ellos mismos. Es algo así como literatura improvisada, un reflejo o un síntoma de estar vivos. Ayer se respiraba ese aire de debut, con los técnicos aún subidos a las escaleras con los alicates en la mano dando los últimos retoques, imprevistos que no van a lograr que se pierda la famosa y exquisita puntualidad de la Semana Negra.

En esta primera se dieron cita Paco Ignacio Taibo II, Jesús Palacios, Rodolfo Martínez, Víctor Conde, Lorenzo Luengo, Eduardo Monteverde, Jorge Iván Argiz, Elia Barceló, Eduardo Vaquerizo, Rafa Marín, Juan Miguel Aguilera y José Miguel Vilar-Bou para charlar sobre los monstruos como mitos descafeinados de nuestros días. Muchas son las causas que se barajaron, así que cada uno se puede quedar con la suya. Dicen que se han vuelto blandos y despeluchados, algo achacable a la familia y nuestra forma de vida que no dejan espacio para los héroes, pues éstos se han llenado de obligaciones burguesas, como nosostros. También han cambiado nuestros estándares estilísticos, movidos por la publicidad, la moda, el consumo… Que los niveles de corrupción política ha subido tanto que por comparación han dejado en algo pequeñito la capacidad de asustar de los monstruos. Hemos padecido atrocidades en nuestra historia, como el Holocausto, que han desdibujado el valor de la vida humana. Se ha perdido el sentido religioso y eso de que te roben el alma no es algo que preocupe a nuestra sociedad del bienestar. Ya no tienen aquella esencia antihumana que destilaban antes y se van llenando de otras cosas un tanto superfluas. Cuando aparecieron, en el siglo XIX, era una época en la que todo estaba por descubrir y en la que lo diferente aparecía como sorprendente; ahora las nuevas tecnologías han devaluado lo distinto al acercarlo. Quizá es que nos hemos vuelto más racionalistas tratando de comprender al otro, en realidad de explicarlo todo a través de la ciencia (por ejemplo, los vampiros son enfermos que tienen porfiria) y lo que tiene explicación pierde su componente terrorífico pues tememos lo que no somos capaces de entender. También hay quien defiende la opción tradicional, la que dice que es que nos faltan las abuelas que contaban cuentos para asustar a los niños; sin ellas se va perdiendo la etapa de iniciación cargada de leyendas y terror sobrenatural.

Todos los monstruos son seres débiles que tienen malformaciones y se encargaban de protagonizar el género de terror, así que eran algo que asustaba. Ahora, sin embargo, nos parecen atractivos, nos gustan los malos y se ha producido una conversión desde lo que no queríamos ser a lo que deseamos ser, porque lo antinatural ya no es negativo. El problema de los monstruos es el mismo que el de la normalidad. El monstruo está fuera de la normalidad y esa ha sido tradicionalmente su enorme fuerza narrativa: no forma parte de la mayoría.

Al describir un monstruo, por contraposición, estamos definiendo lo humano, señalando sus características, indicando la barrera que hay entre una cosa y la otra. ¿Qué monstruos nos quedan hoy en día? Los psicológicos, que son los únicos que aún marcan la diferencia con lo humano. Pero llegará la ciencia y lo resolverá también y se acabarán también. Tal vez la literatura de monstruos explote la vena sádico-masoquista del lector que quiere conocer a qué nivel de horror puede llegar sin decir basta.

Hay otra teoría que dice que el monstruo de nuestro tiempo es el propio hombre, la sociedad que ha construido y las manos en las que las ha dejado. Esa capacidad que permite ejercer un poder tan autodestructivo a un grupo muy pequeño de personas nos aterra. Nuestra historia se ha construido sobre matanzas.

De toda lo escuchado se me graba especialmente una reflexión de Montaigne que cita Eduardo Monteverde: "Los otros son los que me explican a mí mismo".

Y mañana, la segunda parte, pues queda tema para rato. Pero que nadie se despiste, con eso del partido todas las actividades adelantan una hora, menos el concierto del escenario central que se atrasa.

Juan Kalvellido y Patxi Irurzun dos "niños" traviesos y comprometidos

Se presenta La virgen puta en la Semana Negra de Gijón. Es un trabajo en equipo al que Patxi Irurzun aporta la novela, Juan Kalvellido se encarga de ilustrarla y el editor Santiago Oset de su edición en papel. Es un proyecto antiguo, con una génesis diferente, que ha vivido una carrera muy particular. Patxi Irurzun escribe su novela y consigue que la editorial Altaffaylla kultur taldea la edite en 1997. El título les parece algo incorrecto, convencen a Patxi y se publica con el nombre de Cuestión de supervivencia. En noviembre de 2008 decide publicarla en internet con su título original La virgen puta y como una novela por entregas. La idea es añadir un capítulo semanal al que acompaña un dibujo preparado por Juan Kalvellido y una canción de la época a modo de banda sonora. Santi Oset es uno de esos lectores fieles que acude impaciente cada semana para leer la nueva entrega. Le gustó tanto que habló con ellos para buscar una forma de hacerlo de otra manera, para editarlo en papel. Se pusieron a trabajar los tres y les salió este libro que hoy presentan. Muy fresquito, recién sacado de imprenta.

Cristina Macía ejerce de anfitriona y comienza leyendo un fragmento para abrir boca, para dejar una muestra precisa de la escritura directa de Irurzun. Después, deja el libro sobre la mesa, lo acaricia con suavidad y lo describe con la palabra precioso. "Hay cosas que lo dicen todo" y señala las ganas de romper y de provocar de los dos autores.

Por su parte, Santiago Oset habla primero de la editorial Tiempo de cerezas, muy pequeña, con sus problemas, pero que se pelea por sus autores, porque cree en lo que hace y en lo que publica. La virgen puta rompe los cánones de la editorial, pero en el fondo, cada uno de los libros que editan lo ha venido haciendo también, por esa sensación de que cada obra tiene algo de única y diferente. Recuerda como hace muchos años Juan y Patxi vinieron por separado a Madrid cargados de esperanzas, el uno con sus historias y el otro con sus carpetas llenas de dibujos.

Juan Kalvellido comenta que su amistad con Patxi viene de hace catorce años, cada uno con un libro bajo al brazo al que, al final, terminaron poniéndole otro título diferente al original. Han trabajado juntos a menudo, pero sólo se han visto en persona tres veces. Ahora sale este libro y Juan vislumbra dos caminos posibles, o convertirse en un bombazo o que les metan en la cárcel. Juan maneja el humor como una forma de distender, pero nunca deja la crítica directa, consciente siempre de su condición de clase obrera, sin perder de vista la revolución que vendrá y en la que cree. Nos pide un favor, que no compremos chupa-chups que han cerrado una fábrica. "Salud y ni un paso atrás".

Los libros se hacen para ser leídos, así que una re-edición es una nueva oportunidad para una novela. Patxi Irurzun habla de ésta y dice que la culpa la tienen los dibujos de Juan. Cuando se publicó en el 97 se le había quedado una espinita por lo del cambio de título de la que se desquitó al publicarla en internet con la ayuda de Kalvellido y con la selección de canciones que fue acompañando a cada capítulo (Barricada, La polla records…).

De la novela cuenta que quiso hacer una parodia de una novela negra, pero que ahora, al revisarla, la ha encontrado como un libro escrito con las que eran sus referencias juveniles. Una novela sin oras pretensiones. Como no quería escribir una historia con el típico detective, eligió a un punk que edita una fanzine, lo ambientó en una ciudad imaginaria Jamerdana y le puso a investigar los asesinatos de vagabundos que estaban ocurriendo. Y no cuenta más porque el resto se puede leer en el libro.

Luego, terminada la charla firman el libro. Juan se ha llevado los rotuladores y a cada uno le añade uno de sus dibujos.

Amerika, la nostalgia de una Nueva York que no es

Cuando uno escucha a Taibo presentar un libro de otro autor al final siempre se encuentra con la necesidad de comprar el libro en cuestión. Pienso que es porque consigue transmitir la misma pasión con la que él lo leyó. Explica que para preparar la Semana Negra de Gijón hay que leer mucho, más de un centenar de libros. A veces bastan algunas páginas, pero los que le enganchan, esos, no los puede soltar. Tiene algo de miedo a los gordos pues si están bien "te jodió". Amerika es de estos. Le atrapó, no solo por como se maneja la intriga sino por un factor fundamental, la buena prosa con la que está escrito. Destaca el uso excepcional del lenguaje, la capacidad de crear el ambiente y el abundante uso de referencias. Dice que se mueve con esquemas cinematográficos, y que uno se va imaginando el libro en blanco en negro. Con esas armas poderosas te va pescando de las orejas y ya no puedes soltarte hasta el final.

Cuenta Taibo el punto de partida de la novela: un escritor joven es contratado por un millonario para hacer algo con una película. Esa es la historia que se envuelve en una nebulosa temporal, en una búsqueda de la ambigüedad a través de la construcción de un ambiente que se va tornando incómodo y pesado, que invita a la presencia de Kafka y que, a la vez, parece haber salido del mejor Batman. Confiesa que se divirtió mucho con la mezcla de géneros que tiene, porque el libro se ha armado desde el concepto del mestizaje. La novela es sorprendente, con un cuidado uso de la metáfora, de factura compleja y a la que sin duda se han dedicado mucha horas/nalga de revisión. De Luengo dice que ya es un escritor importante, que ya ha llegado y al que habrá que seguir. Después calla pues tiene mucha curiosidad sobre cómo va a contar el autor la novela, pues no puede desvelar el final.

Lorenzo Luengo arranca con una crítica, hablando sobre el periodo de prueba que está viviendo la literatura, donde todo se está relegando a una escritura de acción pura sin importar incluso la relevancia del final. Cuenta en pocas palabras el argumento, diciendo que la historia se inicia en Nueva York, con la llamada de un millonario que tiene un castillo gótico a un escritor para rodar un guión a partir de las notas del cineasta Jacques Tourneur. Las notas existen en realidad y Luengo pensó que podían tener una clave para descifrar, en este punto entra la ficción.

Uno de los intereses del autor con esta novela era plantearse como sería América si estuviera forjada por los mitos que exporta, es una América que existe pero que no es la habitual, como una máscara de cartón piedra. La resolución de la novela va ofreciendo la otra cara de la moneda, la de la realidad donde los enigmas no se finalizan. Para la novela ha utilizado un final sorpresa, algo que suele ser difícil de conseguir que encaje y que no eche a perder todo el trabajo.

Interviene Taibo para señalar que los EE.UU. contados por los europeos tienen más glamour que cuando lo narran ellos mismos. Le fascina de qué forma ha inventado Nueva York para esta novela Luego. Responde que vivió en Nueva York, pero que este paisaje le viene de su personalidad, de viajar, de tener curiosidad para conocer, de entrar por Broadway y encontrarse lo que había visto en el cine, de escarbar y observar que había otras cosas detrás. Con todo eso ha tratado de reinventar Nueva York, de acercarla a la que él se había imaginado antes de pisarla. En la novela queda impregnada esa nostalgia de una Nueva York que no es. Con España no podría hacer lo mismo pues se siente muy lejano al país; no cree que fuera capaz de encontrar la mitología española, o la madrileña en su caso.

Amerika es su primera novela. Le ha llevado cinco años de trabajo construirla. Atrás han quedado novelas fallidas, algunas porque el lenguaje, que es el soporte sobre el que se construye la novela, terminaba comiéndose todo lo demás. También ha publicado una novela corta y un ensayo sobre mitologías comparadas.

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