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Dos caminos diferentes de hacer ciencia ficción - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

Es esta una tarde rara en la Semana Negra de Gijón. Gijón se ha llenado de gentes con camisetas rojas y caras pintadas, de seguidores futbolísticos y de unas banderas que sacan lo peor de los peores. La Semana Negra se ha adaptado y todas las actividades se han adelantado una hora para no coincidir con el partido. Creo que son 23 las pantallas distribuidas por todo el recinto para poder verlo. La organización tiene sus asientos reservados en la Carpa de A Quemarropa. El no repetirse que rejuvenece. Charla con Ian Watson, entre el sentido del humor y el surrealismo Ian Watson es una persona difícil de catalogar, pues está lleno de una inquietud que le lleva a explorar la vida constantemente. Lo suyo es la ciencia ficción, pero una muy particular. Se mueve entre el humor y lo más trágico sin perder la sonrisa, siempre con afecto. Le presenta Cristina Macía. Sobre la mesa hay tres libros: Hijo del Caos, The beloved of my beloved y Orgasmachine. Dos de ellos no se pueden comprar en España y de éstos, uno, tampoco en casi ningún país.

Dos caminos diferentes de hacer ciencia ficción

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Dos caminos diferentes de hacer ciencia ficción

Semana Negra. 11.07.2010
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Semana Negra. 11.07.2010

Cristina Macía e Ian Watson
Foto: ® Javi Álvarez

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Semana Negra

Javi Álvarez – La República Cultural

Es esta una tarde rara en la Semana Negra de Gijón. Gijón se ha llenado de gentes con camisetas rojas y caras pintadas, de seguidores futbolísticos y de unas banderas que sacan lo peor de los peores. La Semana Negra se ha adaptado y todas las actividades se han adelantado una hora para no coincidir con el partido. Creo que son 23 las pantallas distribuidas por todo el recinto para poder verlo. La organización tiene sus asientos reservados en la Carpa de A Quemarropa.

El no repetirse que rejuvenece. Charla con Ian Watson, entre el sentido del humor y el surrealismo

Ian Watson es una persona difícil de catalogar, pues está lleno de una inquietud que le lleva a explorar la vida constantemente. Lo suyo es la ciencia ficción, pero una muy particular. Se mueve entre el humor y lo más trágico sin perder la sonrisa, siempre con afecto. Le presenta Cristina Macía. Sobre la mesa hay tres libros: Hijo del Caos, The beloved of my beloved y Orgasmachine. Dos de ellos no se pueden comprar en España y de éstos, uno, tampoco en casi ningún país.

Sabiendo el día que es dice en castellano: "Rezamos al dios del fútbol para que el equipo español ganara esta noche. Hablaré en inglés porque se me da mejor -de vez en cuando-". En una charla con Macías va desgranando algunos de sus libros, acercando al lector las anécdotas que tienen detrás. Juega con todo, incluso con Diego García Cruz, el traductor, haciendo gestos con sus manos explicativos para ver luego como los resuelve Diego.

Arranca con ese libro tan difícil de encontrar, se titula The beloved of my beloved, lo ha escrito a cuatro manos con el escritor italiano Roberto Quaglia. Lo escribieron en inglés y es un conjunto de relatos para leer antes de irse a la cama, pero en lugar de contárselo a un niño, el protagonista se lo cuenta a un tumor que se ha llevado por delante la vida de la amada. Ahora, por fetichismo, por quedarse con algo de ella, ha guardado el tumor que ha seguido creciendo hasta tener el tamaño de una mujer que él ha moldeado, y sobre el cual va tatuando cada uno de los cuentos. Watson dice que quería escribir una historia de terror nada tradicional.

No le gusta repetirse, quiere experiencias nuevas a la hora de escribir. Empotrados fue su primera novela publicada. Dice que tuvo suerte, porque se trata de una novela en la que se usa la lingüística como tema y eso no suele ser muy mayoritario. Señala que en Francia gustó mucho, tanto que le invitaron a dar una conferencia sobre lingüística alienígena en francés. Después vinieron El modelo Jonás y El inca marciano. En las tres aplicó el mismo modelo de trabajo y se dio cuenta de que se estaba repitiendo, así que para la siguiente Embajada alienígena pensó darle el protagonismo a una mujer y que además fuese negra. Algo que le despertó el ingenio.

En 1980, con el escritor Michael Bishop, escribió el primer libro a cuatro manos de ciencia ficción y trasatlántico: Under Heaven’s Bridge. Todo a golpe de máquina de escribir, de sellos y de sobres. Dice que fue una de esas ideas locas que tiene de vez en cuando y que todo comenzó porque le interesaba conocer algunas de las culturas alienígenas que Bishop había concebido.

Watson tiene el raro privilegio de haber escrito un cuento que ha sido votado el mejor y el peor cuento a la vez, y lo más curioso es que las misma personas lo votaron para ambas cosas. Es la historia de un escolar al que ataca y viola un monstruo en una cueva y del que se queda embarazado. Lo eligieron el mejor cuento por su argumento y escritura y el peor por su temática.

Como no es nada ortodoxo y sus escritos están llenos de surrealismo, también tiene varios libros de género fantástico, de terror y una novela basada en el juego de Rol Warhammer 40K. Dice que en Magia de Reina, Magia de Rey incluyó chistes y bromas, algunos pensando en los traductores a los que es necesario poner retos. De terror recuerda Carne una novela donde los animales deciden vengarse por tanto tiempo de sometimiento. Lo que pasa es que empiezan por una pobre pareja que además eran vegetarianos estrictos.

Le gusta escribir historias que parten de una premisas muy tontas, así que aceptó la propuesta de Games WorkShop para preparar una novela basada en el juego Warhammer 40K. Se leyó la enciclopedia del juego y quiso experimentar, así que cada mañana lo que hacía era pillarse una especie de colocón y escribir la historia en ese estado. Así surgió Warhammer 40.000: Inquisidor (Draco) donde había unos rudos hombres vestidos de marineros a los que se les marcaba el trasero con un hierro al rojo vivo al alistarse. A Games WorkShop no le gustaron muchas de las partes y le pidieron hacer unos cambios. Mientras, la editorial que iba a publicarlo quebró y la nueva no se enteró de ésto, así que publicó el libro original. Cuanto más se cabreaban con él, más les sonreía Watson y con más humor les respondía. Games WorkShop lo prohibió, pero ahora se puede conseguir con el modelo de impresión bajo demanda.

Orgasmachine lo escribió cuando vivía en Tokio. Es su primera novela escrita y sin embargo ha tardado cuarenta años en publicarse. No tuvo suerte, cuando se intentó editar en su país, las dos compañías que lo intentaron quebraron. La novela muestra una fuerte influencia del erotismo japonés y terminó siendo publicada en Japón por un editor de porno al que le gusta mucho la ciencia ficción. En el Reino Unido llegó a hacerse una edición muy limitada y los derechos en castellano, informa, están libres. Lo describe como un libro bastante revolucionario acerca de la liberación de la mujer.

El tiempo pasó volando, por él seguiría contando sus historias, pero detrás viene otro autor con otro libro al que hay que dejar sitio.

Eduardo Vaquerizo, con la ayuda de Cristina Fallarás, presenta su novela La última noche de Hipatia, candidata a los premios Celsius de este año. Una historia de fanatismo en busca del poder político

Cristina Fallarás es la encargada de presentar a Eduardo Vaquerizo y su novela La última noche de Hipatia en la Semana Negra de Gijón. La cuenta en unas pocas palabras, pero con mucha pasión. Es la historia de Marta, una mujer de nuestro tiempo que se convierte en una erudita sobre la Edad Antigua. Alguien llega con una máquina del tiempo y Marta decide irse a Alejandría. En la segunda parte, ya en el pasado, se narra la historia de Hipatia a través de los ojos de Marta. La novela se sustenta en tres pilares: Marta, un personaje femenino muy interesante, Hipatia, lo que aquella mujer un tanto adelantada a su tiempo representa, y el crecimiento del cristianismo más bestia que es quien gana. En palabras de Fallarás se trata de un alegato contra la religión y un canto a la tolerancia. La historia se encuentra muy bien documentada y deja espacio para desarrollar en paralelo una tremenda historia de amor muy valiente en la que hay un descubrimiento del cuerpo y de la sexualidad.

Vaquerizo señala que ha utilizado personajes muy complejos porque quería contar una historia de amor y también de fanatismo. Para ello se ha documentado mucho y ha encontrado detalles curiosos. En su novela los cristianos se retiran a las cuevas de Nitria para cocer su fanatismo. Es un lugar donde vemos el deseo de estas personas en radicalizarse como forma de conseguir el poder político. El libro va desgranando este proceso y muestra el mecanismo de deshumanizar al contrario, marcando a todo aquel que no es cristiano como no humano. El desarrollo es muy simple, si se venden las ideas de una forma racional, el otro puede discutirlas y rebatirlas. Si por el contrario se basa en sentimientos no hay posibilidad de desmentirlos. En este camino de fanatización lo único que surge es el odio, se busca crear conflictos que generen mártires que sustenten esos sentimientos. Para explicar los mecanismos de la destrucción y cómo se viven desde el momento actual, es necesario contar la historia por alguien de nuestros días, así que recurrió al viaje en el tiempo como herramienta. La novela está narrada en primera persona por la voz de Marta, pero incluye notas de Orestes y cartas de Cirilo cuando está en el desierto dedicado a su religiosidad.

A Fallarás le sorprende que un escritor hombre se atreva a narrar el descubrimiento de la sexualidad de una mujer. En la novela llega a atreverse a hacerlo para dos de sus personajes. Lo hace de una manera culta, perfectamente verosímil y profundamente tierna. Vaquerizo responde que su planteamiento del tema es prescindir de los sexos, pensar en dos seres humanos sin más, porque aunque la sexualidad entre hombres y mujeres es distinta, hay algo común en ambos cuando lo llevamos al plano de los sentimientos. Lo demás se puede intuir.

Fallarás comenta que está escrita sin renunciar a ser una novela culta, usando el lenguaje y las ideas. Se puede leer de un tirón porque resulta muy fácil de leer. Vaquerizo sonríe, señala que le gustaría escribir peor, porque el mercado mayor es el de un público que no suele leer, "pero tengo ese inconveniente comercial". Señala que al escribir tiene que usar todo lo que tiene dentro, con todos sus recursos y su esfuerzo.

Hipatia se ha puesto de moda tras la película de Amenábar. En el caso de Vaquerizo comenta que este libro se basa en una novela corta que él escribió hace quince años, impresionado por el capítulo de la serie Cosmos en el que Sagan nos descubría la biblioteca de Alejandría y a Hipatia. Aquella pérdida de riqueza cultural le supuso una postura política frente a quienes van contra la cultura, sean quienes sean.

Las últimas palabras son para Cristina que señala que el autor está muy presente en toda la novela y que según vas avanzando en ella te vas dando cuenta de que es un hombre bueno quién la ha escrito.

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