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"Entre todos se logró" - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

La Semana Negra de Gijón se terminó por este año. Diez días de trabajo que se acaban con una sonrisa de satisfacción y con un deseo de que comience la del año que viene. A las diez y media toca estar a la puerta del Don Manuel y dejar el equipaje cargado en el autobús. Es día de despedidas entre abrazos y besos. El tiempo de cerrar una página escrita con tinta de felicidad. Para el recinto de la Semana Negra de Gijón salen dos autobuses y el minitren negro y turístico, en su último viaje. Cuando llegamos a la carpa del Encuentro Yampi está tocando un blues. Nos vamos repartiendo por la sillas. El ambiente es de camaradería. Sonrisas que todo lo llenan, que se contagian, que se tocan y se palpan. Miro hacia la mesa principal, este año es la primera vez que veo que no tiene un cuadro detrás. Le ha tocado el turno a una réplica de la famosa y polémica escultura de León Ferrari llamada La civilización occidental y cristiana. Es una imagen que representa al cristo crucificado sobre un avión F105 de las fuerzas estadounidenses. Cojo el último A Quemarropa de este año y juego a buscarme entre la foto de bulto. Casi a la vez canta Yampi su tema A Quemarropa salió y después otra canción suya, nueva de este año, que creo que se titula Negro. Recoge sus cosas porque ya están aquí los que van a clausurar la Semana Negra. Son su guitarra encerrada en una funda negra, con su libro de canciones, con el atril, se va hacia el fondo. Los Rufos se suben a la mesa esperando a sus dueños, de los que ya les han hablado.

"Entre todos se logró"

El adiós de los amigos

Semana Negra. 18.07.2010
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Semana Negra. 18.07.2010

Foto de familia con los escritores supervivientes
Foto: ® Javi Álvarez

Semana Negra. 18.07.2010
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Semana Negra. 18.07.2010

Foto de familia con los escritores supervivientes
Foto: ® Javi Álvarez

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Semana Negra

Javi Álvarez – La República Cultural

La Semana Negra de Gijón se terminó por este año. Diez días de trabajo que se acaban con una sonrisa de satisfacción y con un deseo de que comience la del año que viene.

A las diez y media toca estar a la puerta del Don Manuel y dejar el equipaje cargado en el autobús. Es día de despedidas entre abrazos y besos. El tiempo de cerrar una página escrita con tinta de felicidad. Para el recinto de la Semana Negra de Gijón salen dos autobuses y el minitren negro y turístico, en su último viaje. Cuando llegamos a la carpa del Encuentro Yampi está tocando un blues. Nos vamos repartiendo por la sillas. El ambiente es de camaradería. Sonrisas que todo lo llenan, que se contagian, que se tocan y se palpan. Miro hacia la mesa principal, este año es la primera vez que veo que no tiene un cuadro detrás. Le ha tocado el turno a una réplica de la famosa y polémica escultura de León Ferrari llamada La civilización occidental y cristiana. Es una imagen que representa al cristo crucificado sobre un avión F105 de las fuerzas estadounidenses. Cojo el último A Quemarropa de este año y juego a buscarme entre la foto de bulto. Casi a la vez canta Yampi su tema A Quemarropa salió y después otra canción suya, nueva de este año, que creo que se titula Negro. Recoge sus cosas porque ya están aquí los que van a clausurar la Semana Negra. Son su guitarra encerrada en una funda negra, con su libro de canciones, con el atril, se va hacia el fondo. Los Rufos se suben a la mesa esperando a sus dueños, de los que ya les han hablado.

Areces, Vilabrille y Taibo clausuran la 23 edición de la Semana Negra

En la carpa del Encuentro se celebra el acto de clausura. Toma la palabra Taibo para señalar que éste es el último acto familiar de esta estructura familiar que es la Semana Negra. Luego va llamando de uno en uno a los premiados para entregarles su Rufo y el diploma acreditativo. Comienza por el concurso internacional de tortilla de patatas y sigue por todos los demás, ya literarios. A Javier Sinay se le han pegado las sábanas y no ha llegado a tiempo para recoger el suyo. La vida del semanero es muy dura, especialmente al final.

Tras los premios toca hacer balance y mirar hacia el futuro. La tradición dice que hable Taibo y luego los políticos con los que comparte mesa, pero hoy se altera el orden. Se levanta Areces entre aplausos que saben a despedida ya que no volverá a presentarse como candidato a Presidente del Gobierno del Principado de Asturias en las próximas elecciones. Los aplausos son cálidos y llevan implícito el reconocimiento a su trabajo en favor de este festival desde su primera edición.

Areces empieza recordando a los Taibo, a todos ellos. Destaca la vitalidad extraordinaria de toda la familia que ha permitido que este festival multicultural haya salido adelante otro año más. Siempre luchando contra los obstáculos para sobrepasarlos. Si han transcurrido 23 ediciones, sin duda es por la gente de la calle que ha venido respaldado año tras año con su presencia en las actividades.

Hace 23 años nació la Semana Negra, lo hizo en medio de una crisis, igual que ahora. La que padecemos es global y afecta a todo el planeta. La otra, la del pasado, era local, asturiana, una crisis minera porque la Europa que había nacido del carbón y la sidero-metalurgia empezaba a liquidar el modelo productivo. Aquella primera Semana se comenzó a escasos metros de donde estamos ahora, en el puerto del Musel. Un lugar que para los gijoneses era desconocido entonces. Recuerda el concierto de Gabinete Caligari en aquel año y las riadas de gente camino del puerto para no perderse nada. Entonces se hablaba de la Semana Negra como un chiringuito montado por unos pocos que sostenían ideas demasiado vanguardistas. Desde entonces millones de personas han visitado el festival que sigue siendo objeto de oscuros deseos que nunca han influido en la Semana. Un festival con espacios de progreso y libertad de expresión, que ha acogido a todo el mundo y al que las crisis no han desanimado nunca. Un festival que ha ido itinerando por toda la ciudad y que ha servido para ver como ha ido avanzando Gijón todos estos años.

Gijón tiene unos servicios públicos de alta calidad para asegurar el estado del bienestar, fomentando la cohesión de la identidad y el progreso. Son los más valorados del país, liderando el ranking en Sanidad y Educación y siendo la cuarta ciudad en Políticas Sociales. Gijón es hoy una ciudad modernizada que sigue avanzando y de la que hay que sentirse orgulloso. Lo que antes era un astillero hoy es la bonita playa del Arbeyal. El Musel es un puerto moderno desde el que se va a construir la autopista marítima que lo una con el de Nantes.

La Semana Negra es otro ejemplo, con su gran número de seguidores y un clamoroso apoyo popular. Porque todos los que pasan por ella la han difundido. Areces no estará la próxima edición sentado en esta mesa, pero promete estar entre el público, en las sillas de abajo.

Es el turno de Justo Vilabrille, concejal de Educación y Cultura del Ayuntamiento de Gijón, que comienza señalando que el festival ha sido un éxito absoluto de público y participación social, un éxito de toda la ciudad que está involucrada con ello. Da las gracias a Taibo por organizarlo y por mantener una actividad viva durante tantos años, una tarea difícil. Pero especialmente le agradece que nos haya levantado a todos la moral durante diez días. Define la Semana Negra con las palabras de dos niños saharauis con los que el día anterior la había visitado: "Es una fiesta donde hay muchos libros". El concejal mide la calidad, como gallego que es, según el pulpo que se toma en ella. Ha visitado cuatro pulperías y en todas ellas estaba exquisito. Agradece también el trabajo al personal y a los distintos organismos de Gijón, y tiene un reconocimiento especial con EMULSA, la empresa municipal de limpieza, momento que Taibo aprovecha para indicar que se les ha concedido un premio Rufo a los trabajadores de EMULSA porque son los que consiguen que el recinto esté limpio todos los días. El concejal termina diciendo que la Semana ha sido un éxito y que lo seguirá siendo en el futuro.

En la mesa se encuentra también el viceconsejero de Promoción Cultural y Política Lingüística, Jorge Fernández León, pero la suya es sólo una presencia de compañía, sin voz.

Taibo cierra el acto con unas palabras. Le ha estado vueltas en la cabeza a lo que iba a contar, pero se le ocurren pocas cosas. No acaba de creérselo. Llegó de México con una situación brutal allí y pidiendo oxígeno a la Semana Negra. Todos le hablaban de crisis, dando por supuesto que en cierta manera tendría que achicarse. Pero Paco y su equipo no lo permitió: ni disminuye, ni se reduce su potencia. Esta situación la creo el Fondo Monetario Internacional, no los ciudadanos. Sí que ha tenido reducciones presupuestarias, y eso que la Semana Negra siempre está al borde de lo posible, pero aún así el equipo decidió tirar la casa por la ventana y el recorte sólo se hizo hacia el interior mientras que la oferta hacia el público fue a más.

Lo lograron: 153 autores participantes, más que el año pasado, venidos de 13 países; se organizaron directamente por la Semana Negra 217 actos y se estima en otros 137 los realizados por los locales del recinto; unos cálculos de 865.000 visitantes, donde la jornada con mayor afluencia fue la del sábado 17 con una estimación de 167.000 personas; las 27 librerías instaladas han vendido un total de 33.985 libros cuando las editoriales manejan un porcentaje de caída de ventas en España de un 50%; se regalaron 1.000 ejemplares del libro Pepsi y otros 1.000 del catálogo de la exposición 100 balas; se acreditaron 202 periodistas de 84 medios en todos los soportes, de un total de 12 países diferentes y para los que la oficina de prensa gestionó directamente 278 entrevistas con los autores; 30.000 visitas a la página web.

Dice Taibo que fue verdadera magia. En términos de calidad y en interés de los libros esta edición ha sido una de las de mejor nivel. Todo ello envuelto por un clima democrático, donde la censura no tiene cabida. Es una fiesta y un encuentro de escritores, en la que los autores comparten y se sientan para hablar y para escuchar a los compañeros lo que tienen que decir. Mañana, cuando la adrenalina baje, Taibo se dará cuenta de que todo sucedió como lo ha contado y empezará a preparar la del año siguiente, veremos en qué parte de Gijón.

Hay una manera de confrontar la crisis. La cultura es el balón de oxígeno de una sociedad y hay que incrementarla en estos tiempos. Amor por la gente, circulación de ideas. Agradece Taibo el trabajo maravilloso de su equipo que tiene el don de la ubicuidad. Él es la cara visible, pero los festivales no se hacen con caras visibles. Y va citando a cada uno de ellos, a los voluntarios; a los tres chóferes; a Susana que se encarga de los conciertos; Jorge Xurdemán Gutiérrez que se estrena como asistente personal de Taibo sustituyendo al desaparecido Julián; a Ángel de la Calle provocador nato; a Paraja y Fran en la gerencia; a Ángel Terán que se encarga del recinto; a Cristina Macía y Jorge Iván Argiz que se leen cientos de libros; a Carlinos que lleva la feria; a Paco Pino fontanero para todo lo que va ocurriendo; a Loli, Lupita y Regi en la secretaría; a Rafa, Carmen y Germán en la carpa A Quemarropa; a José Ramón y Rafa en la producción; a Octavio en los setos; a Elena y el equipo de transportes; a Javi y Nacho los calaboceros; a Cova la factora; a su hija Marina que ha coordinado este año los transportes; a Lourdes y Diego que se encargaron de las traducciones; a Marisa y a Alejandro Ortea que se han ocupado de la prensa; Mauricio el webmaster; a Maritza; a Marta en la carpa del Encuentro; a Yampi; a su mujer Paloma que se encarga de toda la coordinación cultural; a los libreros; a los pulperos; a los feriantes; a los churreros…

Entre todos lo lograron.

Es tiempo de regresar a la cotidiana realidad

Tras el acto de clausura, tomamos el autobús que nos acercará a Cudillero para la espicha que supone el fin de fiesta. En el bus se escuchan conversaciones interesantes, una de ellas la protagonizan Carlos Salem, Guillermo Orsi, Mario Mendoza y Javier Márquez, hablan de los libros electrónicos, a unos les preocupa, a otros les parece que ambos soportes pueden existir sin problemas, los hay que piensan en los nuevos contratos que tendrán que firmar con pereza…

En el puerto nos recibe una joven banda, Avanti Cudillero, de gaitas y tambores que tocan varias canciones para nosotros. Sigue un breve discurso de Taibo, ya sin voz ahora que la maratón se ha terminado. El alcalde de Cudillero nos presenta su bello pueblo marinero y nos acompaña hasta el anfiteatro, a uno de los bares que tiene reservada su terraza para esta espicha. La sidra corre de mano en mano, los autores ya saben los ritmos con los que se bebe y las formas. Hace apenas diez días la dejaban calentar en los vasos, ahora han aprendido. Entre "culín y culín" va saliendo la comida: unas croquetas, chorizos a la sidra, empanada, tortilla, calamares, parrochas y chipirones. A las tres todo termina con las fotos de familia en el puerto antiguo. Las últimos abrazos y la promesa de escribirse los unos a los otros todos los días.

El autobús, algo menos que mediado, sale para Madrid. Tras diez minutos veo que en la parte de atrás todos van dormidos, mientras que las primeras plazas las ocupan personas que miran por la ventana los paisajes asturianos y después los leoneses. Hacemos dos paradas, básicamente para tomar una pepsi más o fumar un cigarro. Sin Taibo en el autobús no se puede fumar.

Charlas, recuerdos, intercambios de tarjetas, planes conjuntos, deseos futuros, tiempo de pensamientos y mil historias que se cruzan para que cada autor vaya tejiendo su siguiente novela. Todo sirve para amenizar un viaje largo que tropieza al llegar a Madrid con la caravana de los domingueros que vuelven al tedio del verano en la capital.

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