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Julio Castro – La República Cultural
La escritora Carmen Peire presentaba en Madrid su segundo libro de relatos que con el título Horizonte de sucesos, ha visto la luz en el último mes, editado por la granadina Cuadernos del Vigía.
El formato de cuentos recogido en este nuevo volumen de la autora quiere reunir entorno al título un conjunto de narraciones de distinto tamaño y estilo, pero que consiguen, dentro de la escritura que la autora ya perfilaba en su anterior publicación, establecer esos espacios y límites que marca el término físico del “horizonte de sucesos”.
Y es que la escritora gusta, entre otras cosas, de las ciencias, como ya demostrara en su libro Principio de incertidumbre. Ahora define una nueva ambigüedad, como es la del espacio que ella misma definía en la presentación a la pregunta de la también escritora Clara Obligado, como “el espacio que va entre un universo en expansión y un agujero negro”, efectivamente, un punto en el que más allá, para poder escapar, haría falta moverse como mínimo a la velocidad de la luz para no ser succionado por el agujero que absorbe hasta las partículas del espectro lumínico.
Así se mueven los personajes de las historias que maneja a su antojo Peire, porque aunque algunos relatos se basan en la realidad, ella es la responsable de otorgarles otra diferente, propia, que los hace más amables o más sensibles de ser dañados, destruidos.
De la misma manera que su libro es poco usual y la recolección que ha hecho entre sus cuentos lleva a la meditación tras el disfrute de cada uno, la presentación fue poco habitual, de modo que si estaba entre familiares, yo la veía más entre amig@s y, entre estos últimos, además de l@s componentes de la mesa de presentación (el escritor Jorge Martínez Reverte, la cantautora Carmen París, la escritora Clara Obligado y el editor Miguel Ángel Arcas), estaban en la sala gente como José María Alfaya, Juan Margallo, Enrique Simón, Lourdes Guerra, Luis Pastor y Pablo Guerrero. Estos dos últimos participaron desde el público leyendo cada uno un microrrelato de la autora.
Digo que la presentación fue poco usual, y realmente divertida, porque salvo un poco de pasada Clara Obligado (que habló al final de su intervención del cuidado formato y la portada), se hablaron otras cuestiones. El editor habló de Carmen más como amiga y de Carmen como mujer, en términos realmente elogiosos pero también jocosos, aunque intercalando las dotes de escritora, como no podía ser menos. Jorge Martínez Reverte hizo una interesante intervención en la que hablaba más del género que otra cosa, incluyendo anécdotas sobre la escritura, la publicación, incluso la profesión periodística, tocando aspectos como los puntos de vista a la hora de describir y abordar una narración, que la harán distinta al resto. Tampoco quiso dejarse en el tintero la implicación en defensa del género femenino, como es el caso de Carmen Peire, que lo hace, como dice Martínez Reverte, yendo siempre a lo fundamental sin pararse en otras nimiedades. La cantautora casi-maña, Carmen París, que confesó no haber podido terminar el libro a tiempo, elogió brevemente la trayectoria de la autora, pero también de su amistad, llegada a través del Abuelo, José Antonio Labordeta, del que Carmen fue productora, acompañándole durante 20 años en su trayectoria musical hasta el reciente fallecimiento del escritor y músico. Precisamente El Abuelo marca mucho de lo que hay alrededor de la escritura y salida del libro de esta autora, porque además de ir dedicado a él, carece de prólogo, ya que era uno de los últimos encargos que asumió, pero no llegó a poder acabar. Cuando las noches de insomnio llegaban a lo más duro ante el final inminente, le contaba Labordeta a Carmen, cogía el libro y avanzaba leyéndose un cuento para distraerse… quienes les conocen, saben que esto marca el carácter de ambos y, sin duda, su amistad.
Clara Obligado decide que tampoco se va a centrar en hablar del libro, así que asume el rol de periodista, para hacer en directo una entrevista a la escritora Peire, que acabará siendo casi un examen, ya que Clara ha sido profesora de escritura de Carmen en sus conocidos talleres literarios, y no nos queda otra que reír ante ciertas dificultades que trata de ponerle la maestra a la alumna.
Para terminar la parte más oficial de la presentación, como no podía ser de otra manera, Carmen París cantará tan solo con su tremenda voz, La Albada, de José Antonio Labordeta, que, en voz baja sí, pero en voz alta, ayer ninguno nos atrevimos a acompañar. Yo, porque era la primera vez que la escuchaba sin El Abuelo.
