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Entrevista (I) a José María Alfaya: “no noto mayor incidencia de la cultura en la calidad de vida, sino de la cultura en el mercado” - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

Soy funcionario, trabajo en servicios culturales, y la más triste conclusión a la que he llegado es que paso olímpicamente de toda esta falacia en que se habla política, de planes, de líneas de actuación. Al final es un viejo truco: hay unos señores que tienen poder suficiente para imponerte los productos y te los imponen. Y esos, a su vez, recibirán (porque así está “dispuesto por el destino”) todas las ayudas oficiales posibles, porque son los que copan el poder y punto. Y los demás, si queremos competir con ellos, mal asunto, porque no se puede competir. Para mí SINTEL, ahora SINTRATEL, siguen siendo el ejemplo de la perfecta mezcla de lo que es cabeza y lo que es músculo, presión y negociación, ser persona y al mismo tiempo saber que para ser persona hay que defender tu libertad personal junto con la de otros. Ellos siguen siendo el ejemplo más palmario de nuestra sociedad.“”

Entrevista (I) a José María Alfaya: “no noto mayor incidencia de la cultura en la calidad de vida, sino de la cultura en el mercado”

El polifacético compositor colabora en un nuevo disco, Brava Labor, junto con Pedro Mariné y otros

José María Alfaya
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José María Alfaya

José María Alfaya en un concierto en La Mala. Foto: Julio Castro.

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José María Alfaya en un concierto en La Mala. Foto: Julio Castro.

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Julio Castro – La República Cultural

José María Alfaya es técnico cultural desde hace años, pero de aquellos que desempeñan su trabajo porque conocen el tapiz cultural de nuestro país y, también en buena medida, el internacional. Lleva muchos años en el mundo musical, dentro del cuál compone, interpreta e impulsa el desarrollo de nuevas iniciativas de una manera incansable (mal que les pese a muchos: incansable e incesante). Siempre he visto a Alfaya creando, proponiendo, ideando nuevas historias que permitan evolucionar un poco, pasito a pasito, si no a la sociedad cultural y políticamente (que tal vez sería un tanto excesivo) sí al entorno al que puede llegar y un poquito más, porque siempre va más allá.

Luchador incansable desde su juventud, por la libertades contra el franquismo, lo que le valió (aunque lo atenúe) un exilio en el Norte de África, ha colaborado en la creación de distintas iniciativas que pasan por la literatura, pero casi siempre por la música, donde se encuentra bien cómodo creando. Su verbo es irónico en general, divertido casi siempre, ácido contra lo casposo y retrógrado, amable con quién se acerca con buenas ideas, o con voluntad de “hacer”. Aunque a veces muestra un cierto pesimismo en el destino de nuestra cultura y nuestra sociedad, es de los que no se resignan a ver la gualtrapez en lo cultural ni al facherío en el poder. Si alguien le necesita para intervenir en algo, no creo que el impedimento sea nunca el motivo económico: casi siempre dice “vamos”, por una causa justa. Estuvo, como el que más, junto a los de SINTEL en su lucha contra los poderes y así lo recuerdan ellos mismos, pero es que, además, sigue en contacto con ellos, no los olvido.

Acaba de colaborar en la publicación de un nuevo disco junto con Pedro Mariné y otr@s músic@s, que ha editado La Discreta Academia, en la que él mismo colabora. El título del CD es “Brava Labor” y realmente, es lo que han hecho. Tuve la oportunidad de entrevistarle un par de días antes de la presentación y esta entrevista incluye un poquito de todo que, seguramente, es casi nada comparado con lo que puede contar. Pese a ello, la dividiremos en dos partes, para facilitar su lectura, porque todo ello es interesante.


¿Cuántos años lleva J.Mª. Alfaya en el mundo de la creación musical?

“En el mundo de la creación musical” es mucho decir (ríe) ¿"haciendo canciones”, quieres decir? Pues de toda la vida, porque cuando ya estaba en Preuniversitario (que yo soy de los del “Preu”) se me ocurrió la idea tan original de ponerle música a un poema de Paul Verlain y con un compañero de curso, teníamos montado un dúo. Después él fue cantautor de cierto reconocimiento en Sevilla y yo, en cambio, no. Seguí mi vida tranquilamente, hasta que muchos años después, con motivo de un despido laboral, por distraerme, más que por otras cosas, por terapia ocupacional, me vi abocado a andar por los bares cantando.

De modo que llevo toda la vida haciendo canciones y, afortunadamente, sin vivir de ellas.

¿Cuál es, en tu opinión, el diagnóstico de la salud cultural en nuestro país?

Malo, para qué nos vamos a engañar. Los optimistas dirán que nunca se ha creado tanto, que las tecnologías (las nuevas y las de toda la vida) están ahí, que se publica… yo no noto una mayor incidencia de la cultura en la calidad de vida de los ciudadanos. Lo que noto es la incidencia de la cultura en el mercado; o más aún: del mercado en la cultura. Pero a eso, yo no le llamo un gran nivel, ni le llamo un futuro esperanzador.

Y sin embargo, en medio de esta coyuntura, decides lanzarte junto con otros “locos” a sacar un disco.

Sí, bueno, eso es lo que permiten las tecnologías: una cosa es sacar el disco y otra cosa es distribuirlo. El mercado y el sistema, que son muy perversos, ya te venden las tecnologías para que puedas fabricar. Lo que no te vende son los contactos para distribuirlo. Aunque algunas cosas se les escapan, por ejemplo, en Internet que tiene una salida para todos los productos alternativos, pero claro, eso no es difundir de verdad como difunden ellos.

He participado en un disco, en primer lugar, porque es una labor que me supone un reto personal: poner a prueba mis habilidades. Segundo porque lo hago con gente con la que me llevo muy bien, a pesar de las diferencias de opinión y a pesar de las distintas edades, géneros y condiciones. Y tercero, porque es un proyecto de otra gente, que coincide con esto que es fundamental: hacer cosas sin necesidad de sentirse esclavo del mercado.

¿El Ministerio de Cultura ha tenido una buena línea de actuación en lo musical y en los escenarios en los últimos años?

Yo ya es que paso de la Administración. Soy funcionario, trabajo en servicios culturales, y la más triste conclusión a la que he llegado es que paso olímpicamente de toda esta falacia en que se habla política, de planes, de líneas de actuación. Al final es un viejo truco: hay unos señores que tienen poder suficiente para imponerte los productos y te los imponen. Y esos, a su vez, recibirán (porque así está “dispuesto por el destino”) todas las ayudas oficiales posibles, porque son los que copan el poder y punto. Y los demás, si queremos competir con ellos, mal asunto, porque no se puede competir.

Si quieres ser como ellos, malo, porque te vuelves muy desagradable. Entonces, lo único que queda es montarte un mundo aparte, hacer tus cosas y no entrar en la dinámica del mercado, la lógica del beneficio, ni nada de eso. Gánate la vida como puedas y, si además, tienes algo que decir o que cantar: cántalo.

¿Sin embargo las pequeñas y medianas salas de actuaciones tienen serios problemas para subsistir por la presión que se hace sobre ellas?

¡Toma, claro! No van a tener dificultades ¡Como que no está previsto que haya una distribución a escala humana! Aquí, o se venden varios millones o lo demás no merece la pena. Y el mercado se ocupa exclusivamente de los grandes millones, de los grandes números. No lo digo por mí, ni por mis compañeros de disco: tienes el caso de Javier Krahe ¿el mercado se interesa por Javier Krahe? Para nada, ha subsistido en los flecos del sistema y porque es buenísimo, que si no, no hubiera subsistido. Esa es la lógica del sistema.

¿Cómo son las canciones del nuevo disco? ¿Sigues con la línea irónica junto con el mensaje socio-político?

Son diversas, tanto en su autoría, porque hay algunas que rozan la zarzuela, el bodeville erótico-festivo. Hay otras que son clarísimamente más líricas, no exentas de cierta ironía que pone el autor del texto. Por ejemplo, las que hacen referencia a la Gliptoteca, que es un libro de Juan Manuel Gómez Tirado, son un tema clásico, una reflexión poética frente a unas estatuas griegas de distinto signo. Y ahí hay mucha coña marinera… si no marinera, coña griega. Hay mucha referencia a cultura greco-latina, y las canciones son muy cortitas y divertidas: como pequeños bomboncitos.

Después hay un homenaje a Chicho Sánchez Ferlosio, a Agustín García Calvo, en un par de canciones que canta nuestro inefable Pedro Mariné, admirador ferviente de Chicho, y canta “El mundo que yo no viva” y “Las horas negras”, que es una canción espléndida.

Incluso hay una concesión a la canción tabernaria de toda la vida, que no es “Asturias patria querida”, pero una parecida que se llama “Los botellines son los botellines” que, como afirmación filosófica supera a Sócrates y a todo lo que haga falta.

Dices “erótico-festiva” y es literal

Sí, sí, sí. En La Discreta hay de todo. Tenemos militares, cuerpo diplomático, pero también tenemos libertinos. Pues hay un libertino célebre, el Conde de Abascal, que es una personalidad, que mantiene su misterio y su glamour, porque no acude a ningún acto. Si acaso envía a algún emisario, algún secretario que, como todo el mundo sabe, secretario viene de secreto, o sea que no dice absolutamente nada que él no quiera. Y el Conde de Abascal, entre otras cosas, publicó hace algún tiempo un librito, un opúsculo, que se titulaba “Laberinto de Tontuna”, donde narra una historia amorosa que, tomada sin humor, nos podría llevar a ser detenidos por la Guardia Civil como pederastas, pero no se trata de eso, ni mucho menos. Se trata de una historia, como algún acerado crítico le reprocha, de gracietas de colegio.

Está en la tradición de aquellos poemas erótico-festivos que se cantaban en los Colegios Mayores. Lo único es que, la hechura quevedesca de los poemas es de tan bella forma y demuestra tal cultura el Conde al escribirlos, que realmente, la broma chocarrera deja paso a lo que sería un erotismo que provoca, que es procaz pero entre comillas, porque uno sabe que es un juego, no simplemente una patología de un tonto que no sabe cómo apañárselas

Con este nuevo disco que ahora se lanza ¿crees que se puede llegar a mucha gente?

(Fuertes risas) ¡Hombre claro! A todos los que se acerquen a La Discreta… ¡Si no sé ni cuántos han salido siquiera! Yo supongo que, por lo menos, por lo menos… 300 personas sí que… Y después está el pirateo, la historia esta que…

¿Opinas que hay suficiente gente con compromiso en el mundo cultural de nuestro país?

Creo que es difícil hacer afirmaciones. Siempre habrá (y hay) porque en cuanto empiezas a hacer algo en ese sentido, surge gente que, de manera natural, tienen inquietudes. O la inquietud más el compromiso, porque, claro, una cosa es una persona llena de inquietudes, que quiere hacer sus cosillas, y otra es que comprenda al mismo tiempo que ese “hacer cosillas” o es dentro, o es al margen, o es contra. Pero en algún sitio del espacio socio-político tiene que ubicarse y es mucho más difícil hacer cosas dentro del sistema, totalmente dentro, que hacer cosas aprovechando los recovecos no controlados del sistema, o hacer cosas con una clara voluntad de denuncia, por lo menos, los excesos del sistema.

Creo que “hay gente pa’ to’”, como decía aquél torero. Pero en qué número, y qué peso, y qué presencia tienen. Creo notar un fenómeno curioso, que es que la posibilidad de crear mundos paralelos… y permítaseme una maldad de cómo Llamazares está consiguiendo montar un mundo paralelo en Internet, un “Second Life”, ya que en el primero, parece ser que no va a tener mucha vida, lo monta en el segundo. No, esto es una maldad que es, en cierta forma, injusta, pero viene a reflejar lo que estamos diciendo: en Second Life, puedes creerte que eres “el rey del mambo” y, sin embargo, a la hora de la verdad, los que te ponen el precio a las cosas y te suben el IPC, los que encarecen las hipotecas, no están en Second Life, ni en la célula, ni en la asociación de vecinos, están donde están. Y si tienes posibilidad de influir allí donde está el poder, entonces ¿qué más te da que existan 400.000 asociaciones beneméritas, cada una de ellas tratando de imaginarse un mundo mejor? Como fórmula de aguante y resistencia está muy bien, pero estás como los numantinos el día antes de que entrasen los romanos.

Se me ocurre que, en cuanto a esto, fue señera la lucha de SINTEL, que si alguien se implicó en esto desde el mundo de la cultura y la música, fueron José María Alfaya y el Taller de Reinsertables

Sí, lo curioso del caso es que los de SINTEL creen que fuimos los que más nos implicamos, y creo que no fue para tanto. Además, siempre se lo digo cuando les veo, que es con cierta frecuencia, porque para mí continúan siendo un ejemplo vivo de que es posible resistir con dignidad y con éxito, que es como lo de jugar al mus, si además ganas, ya es la repera. Y ellos no sólo han sido capaces de resistir: el otro día hablando del tema con una gente muy interesante que los conocen y hablan con ellos, dijeron una frase maravillosa “qué curiosos estos obreros que los han echado de todas partes, menos del mercado”. Es curioso, lo perverso que es el mercado que, a sus más feroces enemigos los admite porque son útiles, son rentables, ofrecen un trabajo. Y los han echado de su sindicato, los han echado de la izquierda, los han echado de todas partes; de su empresa para empezar.

Los de SINTEL, para mí, fue agradecer los tiempos que corren, porque fue como participar en la “Comuna de París”, pero sin miedo a ser fusilados, que es una ventaja. Se lo dije una vez a ellos: “no tenéis que dar las gracias a nadie, vosotros permitisteis que mucha gente encontrase en un momento y un lugar la posibilidad de vivir que otro mundo era posible desde el punto de vista de la organización”. Y para mí SINTEL, ahora SINTRATEL, siguen siendo el ejemplo de la perfecta mezcla de lo que es cabeza y lo que es músculo, presión y negociación, ser persona y al mismo tiempo saber que para ser persona hay que defender tu libertad personal junto con la de otros. Ellos siguen siendo el ejemplo más palmario de nuestra sociedad.

[…] (Continúa)

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