Julio Castro – La República Cultural
En esta ocasión, Producciones Cachivache nos presenta un montaje escénico mixto, concebido fundamentalmente para adult@s, aunque podría funcionar para público familiar. Con la excusa de un programa de radio de mediados del siglo XX, la compañía nos mostrará todo aquello que la radio pudo hacer imaginar, o las variedades que por medio de un cabaret podría haber en un repertorio de la época. Eso sí, una parte vendrá por medio de la música en directo, otro por una actriz que conducirá y acompañará cada uno de los números y, finalmente, los personajes de títeres que construye y manipula Francisco García del Águila.
A partir de los textos de Eladio Sánchez, los distintos personajes van cobrando vida, mientras la actriz (fundamentalmente Isabel H. Dimas, aunque en ocasiones será Justi Vega) conduce, presenta o introduce la acción y a los personajes. Aparte de la música en directo de Carlos Pérez Mántaras, la voz de Isabel es un regalo adicional, lo que no quiere decir que con esto se supla la parte más teatral, que logra completar con su capacidad para el gesto, el gran sentido del humor, y la facilidad para moverse en escena. No hay que restar mérito a la parte principal, que es la de los títeres, tanto a la peculiar construcción del titiritero Francisco García del Águila, como de su manejo, con el que también se atreve la actriz de la obra en algún momento.
Breves historias de van generando un ambiente de humor y expectación, que se completan con interrupciones publicitarias para los patrocinios radiofónicos, que son reales y recuperados de programas de hace décadas (productos como “Anticariol”, para los dientes, el detergente “La Clarita” y otros). A través del espectáculo veremos a personajes como Marisol, cantando con Joselito, que lo intenta, pero ya tiene la memoria un tanto atrofiada y no sale de un estribillo… Felicia, la limpiadora de la oficina, que está aprendiendo inglés e intenta demostrarlo cantando a dúo Let’s call the whole thing off! de George e Ira Gershwin.
Si nos descuidamos un instante, veremos cómo Francisco manipula a una pequeña bailarina de ballet viviente como Brunilda Plisétskaya, mediante una divertida manipulación a dúo, o a Agustito, un pequeño bebé que comienza a patear y bailar al ritmo de Quiero ser como tú, del viejo film de El libro de la selva. Gorgonia hará sus gallos cual gallina desde la Scala de Milán, y otros personajes se irán sumando y acoplando al espectáculo, que poco a poco va creciendo, porque se han ido generando los números para el posterior desarrollo escénico a lo largo de los últimos dos meses, para presentarse en el reciente MadFeria 2013, pero que también podremos irlo encontrando en salas de teatro y cafés concierto.
El creador y manipulador de estos títeres ha tenido una larga trayectoria de aprendizaje y trabajo, ya que también ha contado con Jim Henson como referente y punto de estudio para acercarse a un estilo que él mismo perfecciona y modifica con utilidades y movimientos diversos de los habituales.
Además de en este espectáculo, hemos podido ver a Francisco García del Águila en otros montajes para público familiar, como El desván de las ilusiones mágicas, y el recientemente estrenado Fantasmogorías, mientras que Carlos Pérez Mántaras ha pasado por montajes como el Cuento de Navidad, de Teatro del Barro, o el cabaret de La Mirilla. Por su parte, Isabel H. Dimas ha contado con varios montajes teatrales a la vez, con muy distinto formato y para diversas edades, porque, al igual que Francisco, protagonizaba como El desván de las ilusiones mágicas, pero también hemos podido verla en Alicia en el país de las maravillas, con Teatro Gurdulú, o con Una nueva mujer, de Alfonso Vallejo, dirigida por Valery Tellechea.
Un final clásico y muy bien construido y ejecutado, nos conduce al corazón del blues, con la voz suplantada de Louis Armstrong a través de un tema tan fantástico como What a wonderful World, y pone punto final a un montaje con risas y sentimientos que nos hacen sonreír, como su título… oh yeah!