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L’ultima Thule, probablemente será el último disco de Francesco Guccini - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

Corría el verano de 1945, cuando el niño Guccini “sufrió” la vuelta del padre a su pueblecito de Pàvana (volvía de un campo de concentración donde los alemanes habían recluido a los soldados italianos tras la ejecución de Mussolini), hubo de enfrentarse a un terrible cambio de vida: se acabó dormir en la habitación de su madre. Aún así, él ya sabía que el cuarto es para dormir.

L’ultima Thule, probablemente será el último disco de Francesco Guccini

La nueva publicación se convierte en una poética de toda su obra

L'ultima Thule
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L’ultima Thule

Portada del último disco de Francesco Guccini

L'ultima Thule
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L’ultima Thule

Portada del último disco de Francesco Guccini

Manuel Gil Rovira – La República Cultural

Corría el verano de 1945, cuando el niño Guccini “sufrió” la vuelta del padre a su pueblecito de Pàvana (volvía de un campo de concentración donde los alemanes habían recluido a los soldados italianos tras la ejecución de Mussolini), hubo de enfrentarse a un terrible cambio de vida: se acabó dormir en la habitación de su madre. Aún así, él ya sabía que el cuarto es para dormir.

 “Dopo mangiato, di giorno, io m’infilo di sopra a far le matérie, dicano. Vo mò su a giocare o a leggere. Non si poterbbe perché le stànzie son solo per dormire, andarci a fare altre cose sono vaghezze cittadine che di quel ambiente diseducativo hanno il marchio…1.

Esto nos cuenta de su infancia en la novela Cròniche epafániche y de manera paralela se inicia el disco L’ultima Thule:

- (Voz de mujer mayor): Oh ti, spegni cla luce che è tardi
- (Voz de Guccini): Sì, sì, ora la spengo
- (Voz de mujer mayor): Chi t’ho dito di spegner la luce
- (Voz de Guccini): Sì, ora la spengo
- (Voz de varón mayor): E alora, acidenti a ti, vuo’ spegnert’la luce, che a letto a s’ va per dormire, mia per leggere
- (Voz de Guccini): Sì, ora la spengo.2

Con este diálogo teatral, en el que se intuyen las presencias de la madre Ester (que vivió en Pàvana con él hasta hace apenas tres años) y del padre Ferruccio, su infancia y Pàvana, Francesco, contrariado, apaga la luz. Acaba de presentarnos el que parece ser su último disco, aunque ya hace doce años, con Stagioni, había dado la sensación de algo parecido. Pero esta vez lo dice él en múltiples entrevistas, de las que varias se pueden encontrar en la red. Y lo dice acompañándolo de la afirmación de que los poemas vitales que componen éste su último poemario sonoro, las canciones de este cancionero, no van a volverse a dejar acompañar ni por la amiga a la que buscando la vida la encontró la muerte (Canzone per una amica y habitualmente, la primera de sus conciertos), ni por el maquinista, ferroviario que lanzó la máquina contra “un treno pieno di signori3 con el grito en la cabeza de todos de “trionfi la giustizia proletaria!4 (La locomotiva, habitualmente la última de sus directos). Algunas ya han probado esas compañías y el directo. Pero esta vez el disco no se presenta.

¿Cabe pensar en que de verdad sea el último? Lo que sí cabe pensar es que el disco es un disco redondo, y no sólo físicamente; en que el disco se lee, se escucha, desde el principio hasta el final necesariamente; en que el cancionero se reescucha eligiendo donde volver a pararse, pero sin dejar el resto; y en que es claramente una entera poética de la entera obra revisitada de Guccini. Ya lo deja claro desde el principio, y de nuevo como en otras canciones, la paráfrasis hasta del espacio narrado en el universo de las novelas y viceversa.

Esta vez, la Canzone di notte (hoy la 4ª) abre el disco introducida por el monólogo que antes se ha transcrito. Esta vez, el título/reflexión sobre sí mismo cuando el otro se difumina (“le vite altrui si sono rotte e sembra non esista più nessuno5, de ese 1970 en el disco de Gozzaniano títulado L’isola non trovata), el de la resistencia vista desde la noche que actúa y observa (“poi certo per chi non è abituato, pensare è sbagliato6 de ese disco de acción y residencia que es Via Paolo Fabbri, 43 de 1976), el de: sois vosotros quienes mandáis, pero seguiremos cantando (“ci hanno detto di non fare più casino, non disturbare7, de ese disco de 1987, Signora Bovary, en el que sobrevolaban junto al pianista Keaton, un su antes -Van Loon- y un su ahora -Culodritto-), el de desde ti, te y me, pienso noche, “forse perchè son vivo8, es Notte pavanese (Noche pavanesa). Esa que, en lo narrado, coincide con la ventana del último capítulo de su novela Cittanòva blues.

Y, a partir de aquí, el espacio mítico se llama Guccini. Lo por él cantado y contado: que es él quien cuenta todo su conjunto. El espacio mítico es recordar, ’copiarse’ una de las mejores aliteraciones jamás escuchadas en los versos de un cancionero actuado. Ese “… quando tutto tace9 de su Odysseus de persona de montaña que ha de emprender las laderas (qué impresionante lectura de la Odisea omérica).

Digo, a partir de ahí, un disco que va a llevar al final a L’ultima Thule (quizá volviendo al imaginario que Van Loon -dicen que se llamaba Ferruccio- tenía al alcance en las paredes con todas las historias y mitologías posibles, libros) en el que se revisita y repropone todo el espacio Guccini. Una obra que debe leerse disco a disco y que aquí se propone rotunda como un “dixit”.

Este “Explicitum est”, este “mi” espacio mítico, este ahí os lo cuento todo, aúna todos los decursos contados y cantados: todas las palabras escritas, todos los ritmos de su rock más o menos rápido y siempre discursivo. Es, utilizando frase periodística, Guccini en estado puro. Y se quiere presentar como un todo Guccini en estado puro.

Son las sandalias que, dónde quedan, se compran en el mercadillo y tienen como función consumirse en el verano del Apenino (L’ultima volta). La imagen de la resistencia partisana, traducida de un poema del poeta boloñés Gastone Vandelli (Su in collina), de la muerte en tortura del Brutto vivida y contada por sus compañeros, unos pequeños humanos (qué paralelismo con Il sentiero dei nidi di ragno y la canción Oltre il ponte, ambas, novela y canción, de Italo Calvino, o La cruzada de los niños, de Bertolt Brecht). Es el desencanto recreado etapa a etapa (como un Andrea deteniendo al patrón al final de Novecento, o en la canción, Il testamento del pagliaccio, que ya apareció comentada en esta cabecera cuando se probó por primera vez en directo en Porretta Terme) desde Quel girono d’aprile de la liberación del país.

Al final se trata de revisitarse entero, de escrutar al juglar nocturno que ha sido, al artesano en todos los circos, al fabricante de “sillas y canciones” y cerrar el telón mostrando las imágenes de la grabación del trabajo en el molino, en su Mulino de Pavana como una rúbrica: “Sí, ya me callo”, su manu mea scripsi.


1Después de comer, de día, me voy arriba a hacer bobadas, dicen. Nada de subir a jugar o a leer. No se podría porque las habitaciones son sólo para dormir, ir a hacer otras cosas son deleites ciudadanos que de ese ambiente maleducador tienen la impronta…”.

2 La transcripción del habla dialectal directamente del sonido del disco es del autor del artículo

- Voz de mujer mayor: Oye tú, apaga esa luz que es tarde
- Voz de Guccini: Sí, sí, ahora la apago
- Voz de mujer mayor: Que te he dicho que apagues la luz
- Voz de Guccini: Sí, ahora la apago
- Voz de varón mayor: Entonces, qué pasa contigo, quieres apagar la luz que a la cama se va a dormir, no a leer
- Voz de Guccini: Sí, ya la apago.

3un tren lleno de señores

4¡triunfe la justicia proletaria!

5las vidas de los demás se han roto y parece como si ya no existiera nadie

6además para quien no está habituado, pensar es errado

7nos han dicho que no montemos lío, que no molestemos

8quizá porque estoy vivo

9cuando todo calla

DATOS RELACIONADOS

Temas del disco:

  1. Canzone di notte n°4 - 8:09
  2. L’ultima volta - 5:00
  3. Su in collina - 4:54
  4. Quel giorno d’aprile - 3:32
  5. Il testamento di un pagliaccio - 4:29
  6. Notti - 5:50
  7. Gli artisti - 6:21
  8. L’ultima Thule - 5:09

Producción y dirección artística: Juan Carlos “Flaco” Biondini, Antonio Marangolo, Vince Tempera
Músicos: Ellade Bandini, Roberto Manuzzi, Antonio Marangolo, Pierluigi Mingotti e Vince Tempera
Sello: EMI ‎– 50999 7251031 7
Formato: Vinilo, LP
País: Italia
A la venta: 27 Nov 2012
Género: Folk, World, & Country

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