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Javier Ajenjo: “Hay que volver a luchar por nuestros sueños porque muchos se pueden cumplir aunque se empeñen en hacernos creer que no” - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

Sonorama está considerado el festival de música más importante de Castilla y León. Esta será su XVI edición y está demostrando tener salud para estar en el candelero muchas ediciones más. Art de Troya es una asociación cultural sin ánimo de lucro ubicada en la localidad de Aranda de Duero (Burgos). Asociación que realiza muy diversas actividades culturales sin ánimo de lucro, sólo por el placer de fomentar la cultura, que no es poco. El buque insignia de dicha asociación es el macrofestival Sonorama. Su coordinador (odia que le cataloguen como director) o cabeza visible es Javier Ajenjo y con él hemos querido charlar para acercarnos y conocer un poco más a fondo un evento de estas características.

Javier Ajenjo: “Hay que volver a luchar por nuestros sueños porque muchos se pueden cumplir aunque se empeñen en hacernos creer que no

A las puertas del Sonorama-Ribera16 2013 entrevistamos al coordinador del Festival

Javier Ajenjo
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Javier Ajenjo

El coordinador del Festival Sonorama-Ribera16 2013 en la entrevista.
Foto: Raúl Martínez

Javier Ajenjo
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Javier Ajenjo

El coordinador del Festival Sonorama-Ribera16 2013 en la entrevista.
Foto: Raúl Martínez

DATOS RELACIONADOS

Más información del festival:
Sonorama-Aranda

Ramami - La República Cultural

Sonorama está considerado el festival de música más importante de Castilla y León. Esta será su XVI edición y está demostrando tener salud para estar en el candelero muchas ediciones más.

Art de Troya es una asociación cultural sin ánimo de lucro ubicada en la localidad de Aranda de Duero (Burgos). Asociación que realiza muy diversas actividades culturales sin ánimo de lucro, sólo por el placer de fomentar la cultura, que no es poco. El buque insignia de dicha asociación es el macrofestival Sonorama. Su coordinador (odia que le cataloguen como director) o cabeza visible es Javier Ajenjo y con él hemos querido charlar para acercarnos y conocer un poco más a fondo un evento de estas características.

Javier se muestra como una persona muy cercana, afable y cordial. Enseguida comprendes por qué es el coordinador. Tiene don de gentes, una conversación fluida, con las ideas muy claras y con una visión muy realista de cualquier situación. Su voz, clara, grave y contundente trasmite tranquilidad, seguridad y confianza. Lo primero que destaca en cualquier contexto es la parte humana. Persona enérgica, activa y muy ilusionada con todo lo que emprende. No en vano es bodeguero, hostelero, restaurador, músico (voz y guitarra de Yani Como), tiene un estudio de grabación, un estudio de diseño, un estudio gráfico; una persona que recibe 200 llamadas al día, usa tres baterías, recibe 400 correos diarios, uffff… y aún le quedan ganas para organizar un festival. Aunque por lo “bajini” reconoce que lo que más le gusta es cocinar para sus amigos. Afirma que en la cocina es donde se relaja y donde más a gusto se siente.

Siempre me he preguntado cómo surge Sonorama y de dónde viene ese nombre.

Sonorama surge de la idea de intentar salvar la tienda de discos, Planeta Sonoro. Para solucionarlo se nos ocurrió montar un festival para ganar dinero y salvar la tienda. Cerramos la tienda y estuvimos pagando el crédito 10 años. Ese fue el resultado del primer Sonorama. Hasta la décima edición no terminamos de pagarlo. Por aquél entonces ya éramos festivaleros aunque no había demasiados. Somos los cuartos en festivales. Estaba Contempopránea, que nos saca un añito, el FIB y el desaparecido Espárrago Rock. De los históricos ya solo quedamos tres. No queríamos nombres como “El festival de la Ribera, ni del vino, ni el cordero…”, queríamos un nombre que aglutinara algo de Aranda, algo de música, algo de cine… y surgió Sonorama. Creo que fue un nombre bastante acertado ya que después de 16 años ahí seguimos y ha servido de seña de identidad del festival, que es bastante complicado.

Para una asociación cultural totalmente altruista como la vuestra ¿Qué retos supone un evento de esta magnitud?

El hacer este tipo de cosas es tan ingrato como satisfactorio. Ninguno cobra un litro de gasolina, ni una llamada de teléfono…digamos que es nuestro vicio. Esto nos permite tener una fisonomía absolutamente diferente a los demás. Hemos sido el germen de muchos festivales pero los festivales que hay son como todos los negocios, en los que tratas de rentabilizar lo máximo posible. Nuestro objetivo es el equilibrio. Es un equilibrio difícil. Un festival con un millón y medio de presupuesto sin contar la cantidad de gente que colabora con nosotros que si cobrasen ya sería dos o tres millones (difícil calcular). Nuestra desgracia antes y nuestra suerte ahora es que no hemos dependido directamente de administraciones. Aunque tenemos ayudas administrativas sólo es un cuatro por ciento del presupuesto. De un millón y medio recibimos cuarenta mil del Ayuntamiento de Aranda y veinte mil de la Junta de Castilla y León al que dedicamos la publicidad de uno de los escenarios.

¿Sólo un cuatro por ciento de las administraciones? ¿No es muy poco?

Hemos llegado a tener cien mil euros de la junta cuando éramos un festival infinitamente más pequeño y ahora tenemos veinte mil. Nos tenemos que adaptar a los tiempos. Es un problema de concepto. El reparto del dinero es complicado. Yo no voy a ser el que diga que no hay que dar dinero a un concurso de ajedrez o uno de hacer tortillas, por supuesto que todo necesita su ayuda, todo es valorable y cualquier esfuerzo hecho a nivel asociativo es importante, pero habrá que valorar los proyectos por su magnitud. Si tienes un festival grande, con tanta repercusión para Aranda en particular y Castilla y León en general, habrá que por lo menos sopesarlo. Al final el problema básico de las instituciones es que no son capaces de formar parte de los proyectos ajenos.

Si te dan cuarenta mil euros de un ayuntamiento, más infraestructuras y ayudas, nosotros lo agradecemos profundamente y estamos encantados, pero si te gastas ochenta mil sólo en los conciertos gratuitos para Aranda, ya vas con menos cuarenta. Para nosotros es un lastre tremendo, porque ese dinero lo podríamos invertir en el recinto, en traer otros internacionales…mil cosas.

Hay gente que duda de verdad si Art de Troya realmente no saca ningún beneficio.

Cuando la gente dice: “¿pero a ti no te molesta los millones que dicen que ganas?”, pues no, porque lo primero es tener la conciencia tranquila y yo la tengo tranquilísima y lo segundo, tendría que ser la “releche” para convencer a 400 tíos de estar 16 años haciendo lo mismo, mientras yo me hago rico. Yo leí hace mucho tiempo que la gente que te quiere no necesita explicaciones. El que no te conoce no va a entender nada, con lo cuál haz lo que tengas que hacer y es lo que hacemos. Alguien que tenga cualquier tipo de interés lo tiene facilísimo, solo tiene que ir a la asociación, hacerse socio y pedir las cuentas. Ya está. Yo no he pagado un grupo en mi vida, ni he firmado un cheque ni nada por el estilo. Para eso hay administradores, un agente de contabilidad, etc. yo simplemente soy el coordinador de una parte. Como dice mi madre: “qué piquito te ha dado Dios”. Al fin y al cabo de eso se trata de que cada uno aproveche sus recursos y mis recursos son el tratar de comunicar bien y trabajar como uno más

¿Cuáles son vuestros objetivos? ¿Os planteáis alguno prioritario?

Nuestra función es muy clara: ayudar a las bandas nacionales. ¿Nuestra misión es traer a Arctic Monkeys o a Franz Ferdinand? ¡Ojalá pudiéramos tenerlo! Pero gastarnos trescientos mil euros en un artista cuando lo que queremos es promocionar bandas pequeñas nacionales y darles una oportunidad… no sería ni ético. Tenemos una lucha interna entre lo que nos gustaría y lo que debemos hacer. Sería una irresponsabilidad absoluta porque romperíamos el equilibrio. Nos gustaría soñar con veinte mil o treinta mil abonos, pero es absurdo porque no podríamos atender a tanta gente. Colapsaríamos la zona. Tenemos diez mil de media por día y la gente duerme en Lerma, Peñafiel, Burgos… pero no por eso vamos a renunciar a ello. Hemos empezado a tratar directamente con los grupos, sin intermediarios y ahora podemos traer bandas por la mitad de precio de lo que nos pedían. Ahí sí, digo yo, que tendremos algún día a un Placebo o un Franz Ferdinand. El crecimiento del festival tiene que ser un crecimiento en calidad no en cantidad.

¿Qué supone Sonorama para las bandas que pasan por aquí?

Lo que se produce en la Plaza del Trigo (escenario Bodegas) es algo absolutamente atípico. Nadie imaginó que ese escenario, pequeño, en principio secundario, fuera del recinto, en horario matinal y gratuito, se convirtiese en un trampolín y que los grupos que pasan por ahí tuviesen después tanta proyección. Lo digo humildemente. Las bandas son lo que son por ellos mismos y su fama se la ganan por lo que ellos hacen, si luego tú eres capaz de colocarles en el lugar adecuado será bueno para ti y bueno para ellos y es lo que tratamos de hacer. Esto es una fiesta de la música donde James, por ejemplo, tuvo un caché asumible para nosotros, la banda estaba baja en ese momento aún siendo una banda fascinante y dieron lo que seguramente fue uno de los mejores conciertos que se han visto en el festival. Fue increíble para el festival pero también para ellos. Ahora en España han triplicado su caché y se lo pagan. Entonces la banda está tremendamente agradecida por lo que nosotros hicimos por ellos. Y lo mismo pasa con los nacionales. Lo que hacemos es ajustar los volúmenes de los artistas. Este año queremos poner en su lugar a Jaime Urrutía, un referente sin duda de la música nacional y el año que viene lo haremos ¿Con Rafael? ¿Por qué no?

¿Pero no es un festival indie?

¿Qué es eso de un festival Indie? Es un festival de música donde cabe absolutamente todo. Ha tocado Amaral, Shuarma, Calle 13….queremos que sea un festival más allá de etiquetas. Yo creo en la magia del festival. Hay que quitarse los prejuicios y más ahora que vivimos en un mundo en el que presumimos de globalidad, en un mundo etéreo y online ¿No? ¿Para qué vamos a etiquetar nada? Para mí la música es emocionarte con “algo”, da igual quién o qué, todo el mundo tiene su temazo, todo el mundo (resalta), y por tanto todo el mundo tiene cabida en este festival.

¿Cuál es el mayor hándicap para Sonorama?

Nuestro lastre sigue siendo la financiación. Antes competíamos con el Primavera Sound, con el FIB…que tienen un coste superior a los cien euros. Entonces el Sonorama era una bendición. Pero ahora te encuentras con festivales buenísimos por treinta euros y eso es absolutamente contraproducente. Empieza a ser un problema de educación de la gente que consume cultura. Nos hemos acostumbrado a tener un país donde la cultura es gratis y no se aprecia. Yo no estoy de acuerdo en absoluto con eso. La cultura tiene un valor y como tal tendrá que tener su precio. Es muy difícil hacer el festival que nosotros hacemos cobrando cincuenta euros el bono porque los gastos son escandalosos. La gente multiplica muy rápido. Para empezar el máximo al que nosotros aspiramos es a vender ocho mil bonos que multiplicado por cincuenta son un total de cuatrocientos mil euros, hasta un millón quinientos mil…¡tela! ¿eh? hay un largo camino por recorrer.

¿Cómo describirías al público que asiste al Sonorama y cuál es su impacto sobre la ciudad?

Tenemos la grandísima suerte de tener un público increíble, respetuoso, educado, con una capacidad adquisitiva media, que no está haciendo botellones. Gente que participa de la ciudad, que come tapas, que abren botellas de vino, que se comen su cuarto de asado, que disfruta y consume del resto de ofertas de la ciudad. En otros festivales el 60% es un público foráneo, que normalmente viene a quemarlo todo, si no hay que dormir, no se duerme. ¿No hay hotel? pues en la playa o donde sea y al supermercado y a no consumir dentro del festival… no buscamos ese tipo de público. Buscamos el público que tenemos, que viene a disfrutar de una oferta integral, una oferta de un festival combinado con gastronomía, con vino, con un pueblo que… bueno, yo siempre he presumido de pueblo y la verdad es que nos sentimos orgullosos de que a la gente que viene le guste y lo respete.

En los tres días que dura el festival la gente comenta muchas cosas pero quizás el tema más repetido y donde todos unánimemente coinciden es en la excelente organización que se respira en todos los ámbitos. ¿Cómo lo conseguís?

Nosotros no hacemos más que una cosa, intentamos hacer el festival al que nos gustaría ir, esa es la premisa, y la premisa es que tú entres en un recinto y te puedas comer un bocata esperando cinco minutos máximo. Que no tengas que esperar más que dos minutos para tomarte una cerveza o un cachi. No queremos un festival en el que no se pueda andar, donde no se pueda ir ni al baño, porque me pierdo toda la actuación esperando. Queremos que la gente esté a gusto y que lo disfrute sin agobios. No conozco un Festival que tenga más baños ni más camareros por asistente. Aquí las camisetas del festival cuestan cinco euros. ¿Por qué? Porque queremos que todo el mundo pueda llevarse una camiseta. Si una camiseta vale treinta pavos…puffff El objetivo no es vender cien camisetas a treinta euros, es vender mil camisetas a cinco. Son objetivos que distan absolutamente de cualquier otro festival y eso la gente lo percibe y lo aprecia.

Somos terriblemente autocríticos y sabemos que tenemos que mejorar muchas cosas. Este año hemos pretendido dar un empujón a las redes sociales que las teníamos un poco olvidadas.

Si la organización es uno de los pilares fundamentales para el éxito del festival ¿qué me dices del voluntariado?

…¡Bueno!, una de las cosas que preocupan en la evaluación y en el desarrollo de un festival, obviamente es el capital humano. A mí me asombran y me sigue sorprendiendo, después de tanto tiempo, que la gente sigue año tras año respondiendo. Es increíble. El año pasado dejamos doscientos chicos de Aranda fuera por no poder asignarles una función. Tuvimos cuatrocientos voluntarios, aparte del grueso de la asociación. Se podría entender el que está dentro del recinto disfrutando de los conciertos, pero lo asombroso son los que por ejemplo están en el camping y no ven nada, pero es que encima les preguntas y están felices, Lo viven de otra manera pero intensamente. El primer objetivo de un voluntario es enriquecerse él mismo, el vivir una experiencia que normalmente no está a su alcance. Que un chaval de 20 años pueda codearse con Loquillo, o estar cenando al lado del grupo que le gusta, imagínate lo que es eso para ese chico. Dentro del festival procuramos que si alguien tiene un grandísimo deseo de ver a un artista pues hay una gente encargada de que ese voluntario pueda estar un minuto con su artista, hacerse una foto y vivir ese momento.

El año pasado se levantaron ciertas voces en contra del festival ¿Hay alguna posibilidad de que os lo llevéis a otro sitio?

Siendo sinceros, es muy difícil que Sonorama pudiera existir en otro sitio que no fuera Aranda, muy difícil. Nos gustaría que el Ayuntamiento se implicase más. Que lo hiciese suyo con el propósito de mejorarlo. Para la ciudad tiene un valor incalculable ¿Qué hay en Aranda qué salga en tantos medios? Y eso sin valorar la repercusión económica de diez mil personas en una población de treinta mil habitantes. Hay alcaldes de otras ciudades que nos multiplican por diez lo que nos dan aquí, pero nosotros decimos que no. Sólo pedimos que se impliquen más, que nos ayuden sobre todo en infraestructuras para poder tener el mejor festival posible.

Respecto a los habitantes de Aranda, ¿Qué se producen molestias? Obvio ¡Cómo no! Pero es que todo produce molestias, hay gente que le molestará una procesión y hay gente que le molestará un concierto… Me parece razonable que esos comerciantes protesten, pero creo que deberían aprovechar la circunstancia y ponerse a vender paraguas para el sol o bocadillos “sonorámicos”, por ejemplo. No se dan cuenta que para otros comercios de la zona es el mejor momento del año y gracias a eso quizás mañana te consuman a ti porque ahora lo han recaudado. ¿Molestias? Inevitables. Quiero vivir en el centro pero no quiero que nadie me moleste, eso es una ecuación que no funciona. Si vives en el centro, vives, en teoría, en la parte más dinámica de la ciudad, con sus pros y con sus contras.

¿Con la crisis crees que la gente va a seguir respondiendo?

La crisis lo que hace es crearte la duda. Después de 16 años uno piensa que ya tiene que estar acostumbrado a todo y yo sigo teniendo las mismas dudas, los mismos miedos, sigo soñando lo mismo, yo sigo soñando 5 o 10 veces al año que estoy delante del escenario de Sonorama y no ha venido nadie y creo que eso es bueno. Si haces las cosas bien, con ilusión, luchas por ello, pones todo lo que está de tu parte y tienes a un montón de gente alrededor haciendo lo indecible para que esto funcione, entonces sabes que tiene que salir bien seguro. No nos puede pasar nada malo y lo peor que nos puede pasar es que un año como el pasado, hayamos “palmao” sesenta mil euros. Por tanto, este año nos toca remar sesenta mil para quedarnos “a pre”.

Hay gente que se ha quejado de lo tardío que presenta Sonorama su cartel si lo comparamos con otros festivales. ¿Es beneficioso o perjudicial enseñar las cartas con tanta anticipación?

Aquí hay dos problemas importantes. Por un lado está la carrera por ver quién es el más rápido anunciando el cartel y por otra parte aparece la lucha por conseguir a toda costa ciertos grupos. Estos dos factores al final han provocado la desaparición de algunos festivales como por ejemplo el Summercase. En España estamos pagando el doble por grupos que en otros países cobran la mitad. La competencia entre festivales y el afán de ser los primeros está provocando un desajuste que no sabemos muy bien qué consecuencias va a tener. Y esa lucha, de momento, no es la nuestra. No puede ser que en diciembre tengamos los carteles cerrados, cuando deberíamos esperar a ver la evolución de las bandas desde principio de temporada, después de Navidad, ver qué bolos han funcionado, quienes se han consolidado, cuál ha sido la actuación del año, esas cosas que pasaban antes y ya no pasan. Nosotros mismos nos estamos ahogando.

Cuando una cosa funciona se dice que mejor ni tocarlo, pero vosotros siempre estáis innovando algo. ¿Qué novedades o sorpresas nos tenéis preparadas?

Al principio nos planteábamos si era realmente bueno el tener semejante número de actividades pero es obvio que sí lo es. Cuanta más oferta tiene la gente, más lo aprecia, más se implica y más posibilidades tienen de llevarse un buen momento.

Por supuesto, algo haremos. De momento te adelanto que siempre he tenido muchas ganas de poner una noria en el escenario grande y creo que este año la vamos a tener (sonríe satisfecho).

Por otro lado ya nos han confirmado su presencia Los Evangelistas y Soleá Morente y se me ha ocurrido un escenario y un entorno incomparable para su actuación. Posiblemente lo hagamos en Santa María, joya del gótico isabelino del siglo XV. Será una actuación memorable. Y por supuesto tenemos preparadas más sorpresas, pero no adelantemos acontecimientos, para disfrutarlas habrá que venir en agosto y descubrirlas “in vivo”.

Para terminar un sueño personal para el Sonorama de este año.

Es el sueño de siempre, el poder dar un paseo por el centro de Aranda de forma absolutamente anónima y ver que la gente se lo está pasando bien y es feliz. Ésa es la mayor recompensa. No tiene un valor tangible, no se puede explicar pero es lo que realmente me llena. La humildad es fundamental. Ya hemos comprendido que a los políticos no les vamos a cambiar, a los banqueros tampoco porque siempre han sido así. El problema radica en la pérdida de valores de la sociedad actual. Hay que volver a disfrutar con un huevo frito, a ser feliz con lo que hay, a recuperar tradiciones, a ser lo que realmente somos y a luchar por nuestros sueños porque muchos se pueden cumplir aunque se empeñen en hacernos creer que no.

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