Menú
laRepúblicaCultural.es - Revista Digital
Inicio
LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital
Síguenos
Hoy es Viernes 29 de marzo de 2024
Números:
ISSN 2174 - 4092

Nagai Kafū: el amante de las jóvenes seductoras - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

De Nagai Kafū, uno de los mejores escritores japoneses de la primera mitad del siglo pasado, no es mucho lo que está a disposición del lector en castellano, lo que muy bien puede extenderse al resto de las lenguas occidentales. Sucede que Kafū es un autor singular dentro de las letras niponas, a medio camino entre tradición y modernidad, entre Oriente y Occidente, y además un autor cuyo escaso conocimiento fuera de su país natal se vio limitado durante décadas por un ensayo de Edward Seidensticker, gran divulgador en otras ocasiones de la literatura japonesa que entre muchos títulos vertió al inglés el clásico Genji Monogatari, pero que al prestar atención a nuestro autor en un ensayo de 1976 cometió el desliz de titularlo Kafū the Scribbler (Kafū el escritorzuelo). Por suerte para nosotros, la influencia de dicho ensayo ha ido menguando con los años, y en la actualidad se experimenta una revalorización general de la obra de este autor fecundo cuyos libros son ilustración de su amor hacia Tokio y, sobre todo, a las mujeres.

Nagai Kafū: el amante de las jóvenes seductoras

Tres historias del autor japonés

Una extraña historia al este del río
Ampliar imagen

Una extraña historia al este del río

Portada del libro de Nagai Kafū

Geishas rivales
Ampliar imagen
Geishas rivales

Portada del libro de Nagai Kafū

Click en las imágenes para ampliar

José Ramón Martín Largo – La República Cultural

De Nagai Kafū, uno de los mejores escritores japoneses de la primera mitad del siglo pasado, no es mucho lo que está a disposición del lector en castellano, lo que muy bien puede extenderse al resto de las lenguas occidentales. Sucede que Kafū es un autor singular dentro de las letras niponas, a medio camino entre tradición y modernidad, entre Oriente y Occidente, y además un autor cuyo escaso conocimiento fuera de su país natal se vio limitado durante décadas por un ensayo de Edward Seidensticker, gran divulgador en otras ocasiones de la literatura japonesa que entre muchos títulos vertió al inglés el clásico Genji Monogatari, pero que al prestar atención a nuestro autor en un ensayo de 1976 cometió el desliz de titularlo Kafū the Scribbler (Kafū el escritorzuelo). Por suerte para nosotros, la influencia de dicho ensayo ha ido menguando con los años, y en la actualidad se experimenta una revalorización general de la obra de este autor fecundo cuyos libros son ilustración de su amor hacia Tokio y, sobre todo, a las mujeres.

Si hablábamos aquí no hace mucho de Lafcadio Hearn, quien descubrió Japón en 1890, lo mismo, aunque en sentido inverso, podría decirse de Kafū, cuyo descubrimiento de Occidente se inicia poco después del de Hearn: en 1903. Por entonces Kafū era un veinteañero con estudios de inglés, francés y poesía china que, aunque había suspendido una vez el examen de acceso a la universidad, parecía destinado a la carrera de comercio. En los años previos había escrito algunos cuentos y ejercido brevemente de periodista. La variopinta educación de Kafū era la típica de los hijos de las familias acomodadas de la era Meiji, período en el que Japón se incorporó a la modernidad y a las ideas y la cultura occidentales. Nuestro autor recorre Estados Unidos entre 1903 y 1905, visitando la Exposición Universal de Saint Louis y trabajando durante un tiempo en un banco de Nueva York. En Estados Unidos vivió Kafū una aventura que tendría consecuencias y que habría podido servir de argumento a alguno de sus posteriores relatos. Pues en Washington, donde trabajaba como chico de los recados, conoció a Edyth, una prostituta con la que planeó casarse y fundar un burdel, según sabemos por uno de sus diarios. Forzado a marcharse a Nueva York para incorporarse a su nuevo empleo, ella prometió seguirle. Sin embargo, enterado el padre de los planes que albergaba su hijo, le envió una carta no muy amigable, tras lo cual se mostró dispuesto a facilitarle la partida a Francia. Roto el compromiso con Edyth, Kafū conservó hasta su muerte el recuerdo de su aventura y en general el de la libertad de las mujeres americanas, acerca de lo que escribió en su obra autobiográfica Historias de América.

Hacía tiempo que Kafū soñaba con viajar a Francia, con cuya literatura ya se había familiarizado antes de dejar su tierra. Allí, entre París y Lyon, pasó poco menos de un año, trabajando en la sucursal de un banco japonés y alimentando sus ambiciones literarias. En 1908 regresó a Japón.

Casi toda la obra literaria de Kafū se refiere a la vida de las prostitutas y de sus clientes en los barrios del placer. Quizá la elección de estos temas considerados menores haya contribuido a quebrantar su figura de escritor, e incluso a envolver su existencia de una atmósfera libertina que él en ningún momento negó, al contrario. De hecho Kafū, pese a haberse casado dos veces, convivió a menudo con las jóvenes seductoras de los “distritos de señoritas” de Tokio, tanto con geishas como con “camareras”, eufemismo este por el que se designaba a las mujeres que, en el jerarquizado mundo de la prostitución japonesa, ocupaban el rango más bajo, ejerciendo su profesión a menudo sin licencia, lo que las convertía en objetivo predilecto de las redadas policiales. Kafū, que fue el escritor japonés de su época más familiarizado con el estilo de vida en Occidente, era escéptico acerca de la modernización que por entonces atravesaba su país, la cual era meramente superficial y entre otras muchas cosas dejaba intacta la composición tradicional de la familia, por no hablar del papel subordinado de la mujer dentro de ella. En la práctica, la moral todavía imperante no era capaz de concebir para las mujeres otro lugar más allá de la familia, ni otra actitud más que la sumisión, de manera que escapar al papel femenino establecido equivalía inevitablemente a prostituirse. En esos ámbitos encontró Kafū un espacio para el ejercicio real de cierta libertad en todos los aspectos, no sólo en el sexual, lo que explica que él mismo se sintiera atraído por ellos. Con el tiempo, y pese al éxito de sus libros, Kafū llegaría a convertirse en un autor moralmente incómodo para las autoridades, en particular durante la Segunda Guerra Mundial, cuando se exigía a los escritores un firme compromiso patriótico que nuestro autor rechazó. Él mismo, mientras sus libros obtenían el reconocimiento (y a menudo las críticas) de la sociedad literaria, no participó de ella, lo que le hizo ocupar un lugar más bien precario en su propio país, el de un marginado. “Las mujeres que viven en la sombra”, escribió, “no sienten hostilidad ni temor, sino afecto y compasión cuando se encuentran con hombres que tienen que huir del mundo ocultando un oscuro secreto”.

En estas mujeres marginadas Kafū encontró a sus iguales, y en sus vidas advirtió rasgos de una autenticidad que rápidamente se esfumaba de la sociedad japonesa, adulterada por su engañosa alianza con Occidente. Así, la obra de Kafū muestra por igual influencias de la literatura francesa, especialmente de Zola, Maupassant y André Gide, junto a otros rasgos característicos de la tradición. Gran parte de esta obra narrativa es la que corresponde a un bunjin, ese concepto confuciano de artista integral que no tiene traducción y que podría ilustrarse con el ejemplo de los pintores y dibujantes de la era Edo, los cuales nunca pretendieron representar a la Naturaleza de manera realista, sino que aspiraron a dejar constancia de su visión intelectual y sentimental del mundo.

De Kafū existen dos libros publicados en español: Una extraña historia al este del río (Satori) y Geishas rivales (Alba), los dos publicados en 2012. El primero, además del relato que le da título, contiene la narración Durante las lluvias, que Kafū escribió en 1931. Cuenta la historia de una joven, Kimie, que escapó de la casa de sus padres, quienes querían casarla. Con dieciséis años, Kimie llega a la gran ciudad, donde ejercerá la prostitución no tanto por necesidad como por gusto, ya que “nunca había buscado el tipo de amor que se describe en las novelas. En lugar de tener un hombre muy enamorado que pudiera enojarse con ella o guardarle rencor, o estar atada por recibir dinero, pensaba que era mejor entregarse a aventuras pasajeras, según su ánimo la empujara”. De este modo, la joven viene a ser un trasunto del autor y de su forma, liberal y carente de compromisos, de entender las relaciones amorosas. Pero sucede que Kimie, a la que es extraño el sentimiento de los celos, será acosada por uno de sus amantes, Kiyoka, joven escritor de éxito y hombre por completo mediocre, cuyo temperamento resulta ser tan ruin como su prosa. La estructura del relato esta formada por cuadros que evocan los ukiyo-e, escenas y retratos escenificados de larga tradición que ejercieron una importante influencia sobre los pintores europeos, en especial los impresionistas. Esta técnica de la que se sirve originalmente Kafū le permite construir capítulos que virtualmente son, cada uno, una obra literaria autónoma, los cuales, al mostrarse sucesivamente, componen un intrincado argumento no exento de suspense y que no deja de enriquecerse hasta la última página. La lectura resulta, pues, impredecible, y el argumento no es visible hasta el final, cuando el collage de las distintas escenas cobra un sentido inesperado. El collage está enmarcado por el clima, dominado aquí por el principio y el fin de la estación lluviosa, procedimiento que es habitual en Kafū y en virtud del cual el ambiente exterior, más que constituir un telón de fondo, se incorpora a las peripecias de sus personajes. No en vano escribió Kafū en el otro relato que compone este volumen que “los aspectos que más me interesan cuando escribo una novela son la selección y la descripción del tipo de vida de los personajes y el trasfondo en el que esa vida se desarrolla. De hecho, a veces he cometido el error de dar más importancia a describir el fondo de la historia que a la caracterización de los protagonistas”.

Comentarios metaliterarios de este género no son raros en la obra de Kafū, e incluso constituyen uno de los hilos conductores de ese magnífico relato que es Una extraña historia al este del río, de 1937, en el que nuevamente un escritor, esta vez ya de edad más que madura, escapa de la molesta radio de un vecino yendo a visitar a Yukiko, otra de las jóvenes de vida licenciosa que pueblan las narraciones de nuestro autor. Aquí la trama se vuelve intrascendente, y lo que reclama nuestra atención es el conjunto de sutiles relaciones establecidas entre ambos personajes, apareciendo aquí y allá una descripción que vuelve a constituirse en cuadro, en construcción visual de un momento fugaz pero de persistente presencia en la memoria: “Yukiko y yo, apoyados en la ventana del piso de arriba completamente a oscuras, conversábamos intercambiando palabras misteriosas y entrelazando nuestras manos húmedas. De repente, un relámpago iluminó su perfil. Esa imagen se me quedó grabada nítidamente y ahora mismo la estoy viendo ante mis ojos”.

Por último, en Geishas rivales, novela que fue escrita entre 1916 y 1917 y que se publicó mutilada por la censura, se narra la historia de Komayo, personaje al que el traductor al inglés de la obra, Stephen Snyder, considera con razón como “el primer personaje femenino de la literatura japonesa dotado de subjetividad”. La narración transcurre entre los pasajes líricos que predominarían en la obra posterior de Kafū y el erotismo propio de las escenas de alcoba y de las dispares relaciones que establecen las compañeras de la protagonista. Y como fondo de este logrado retrato psicológico reaparecen aquí los ambientes ya mencionados, especialmente el Tokio que ya no iba a ser el mismo después del terremoto de 1923 y que fue testigo, durante y después de su reconstrucción, siguiendo pautas modernas, de los amoríos de Kafū. En otra de sus obras, Sueño interminable, sembrada también de los episodios autobiográficos que abundan en su narrativa, escribió: “Su indignación ante la vanidad hipócrita de su esposa correcta y convencional y ante las actividades fraudulentas de la sociedad establecida fue la única fuerza que empujó a un hombre como él a ponerse del lado contrario, un lado que desde el principio le fue ofrecido como oscuro y marginal”. En esos tugurios que a veces recuerdan a algunos pasajes de las obras de Genet, Kafū encontró “el más precioso bordado en un harapo”: los ojos de una seductora muchacha convertidos aquí en literatura.

DATOS RELACIONADOS

Título: Una extraña historia al este del río
Autor: Nagai Kafū
Traducción: Rumi Sato
Introducción: Carlos Rubio
Editorial: Satori
Primera edición: 2012
Formato: 21 x 14 cm. 312 páginas
ISBN: 978-84-940164-3-1

Título: Geishas rivales
Autor: Nagai Kafū
Traducción: Akiko Moto y Carlos Rubio
Editorial: Alba
Primera edición: 2012
Formato: 20 x 13 cm. 304 páginas
ISBN: 978-84-8428-669-1

Alojados en NODO50.org
Licencia de Creative Commons