Julio Castro – La República Cultural
Todo comienza con la doma de caballos, que no se hace con látigo ni con palos, sino micrófono en mano. Pero pronto la cosa cambia, y nos encontramos en medio de una salvaje pelea del salvaje Oeste, que es cada vez más salvaje hasta que ya ni es del oeste ni es una pelea, sino una masacre, porque en el oeste todo sube de tono salvajemente.
Son la compañía Los Moñecos, en la que Sarah Anglada y Miquel Fiol comparten el desempeño en escena de sus piezas. Es danza, teatro-danza si se quiere, no hay sentido en trazar rayas para los géneros, pero lo que está claro es que predomina el movimiento, la acción física, en este formato que han elegido para la pieza que han estrenado en el Fringe Madrid 2014.
Su propuesta es un trabajo muy enérgico, donde cada uno de los dos componentes tiene por momentos su propio espacio de trabajo, pero en el que todo se encuentra en una idea de conjunto en la que nada tiene sentido por separado, hay un intercambio continuo en un espacio de tiempo relativamente breve (la pieza en su estreno dura poco más de 30’), mediante un hilo que poco tiene de lógica argumental, sino más bien de absurdo, que sin embargo, logra describir todos los tópicos de las películas y libros del oeste norteamericano.
Toda la acción se encadena y se desarrolla muy rápidamente, con un interludio para incluir otra historia más absurda todavía, a modo de spot publicitario de difusión cultural, sobre una “rara avis”, de la que realmente no sabemos nada. Ellos, tampoco. La segunda mitad continuará en el mismo estilo, entre música, canciones que ellos transforman al micro y con su acción, relaciones que les enfrentan o les atraen y comedia que culminan antes de darnos cuenta.
Bienvenidos a la danza contemporánea del Viejo Oeste.