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Ramami - La República Cultural
Aún con la resaca del día anterior sin digerir del todo y con el tema Raphael en la mayoría de las conversaciones, comenzaba la tercera jornada de este Sonorama Ribera 2014. El primer destino musical fue dirigirnos a la plaza del Trigo. Si el día anterior era Joe la Reina el encargado de cerrar la mañana, en esta ocasión eran otros donostiarras, Correos, los delegados de realizar dichos honores. La potencia de sus guitarras hizo saltar a los ansiosos espectadores hasta provocarles ser aclamados con la esperada frase de ¡¡escenario principal! Pero el premio ya se lo llevan ellos puesto. El ambientazo que crearon es suficiente elogio y suficiente reconocimiento a su trabajo como para salir de allí más que orgullosos de lo que ayer consiguieron. Sorprendieron al personal, pero los más sorprendidos fueron ellos. La emoción del momento seguramente fuera la causante del lapsus que sufrieron. En sus directos suelen desvelar el origen de su nombre. En esta ocasión este dato lo omitieron. Para cerrar su actuación tuvieron de invitados especiales a Fermín Muguruza y Tania de Sousa, quien fuera la voz de Zuloak, anterior proyecto de Muguruza, y que tras la desaparición del grupo ha querido desarrollar la idea pero ahora con Tania en solitario.
A esas alturas en la app de Sonorama había saltado una notificación en la que se avisaba de una posible sorpresa en la plaza. Se refería a la celebración de los veinte años de Niños Mutantes. El día anterior había dado un magnífico concierto en el escenario principal. Ahora tocaba hacer algo diferente. En un principio se fueron a las versiones. Para empezar, abrieron boca emulando a un paisano suyo. Nada menos que al “granaino” Miguel Ríos con su Bienvenidos. Allí se mezclaron Los Brincos, Fangoria o Depeche Mode. Al finalizar la gente quería más y más. Tiempo que les concedieron y tiraron de repertorio propio. Terminando con una adivinanza: “la próxima canción es una que ayer se interpretó dos veces y por distintos artistas”. Blanco y en botella. Por su puesto la canción más repetida de este festival, no podía ser otra que Cómo yo te amo.
La tarde prometía ser complicada. A pesar de que era el día de retornos o de los “repetir presencia” sobre estos escenarios, había demasiados nombres interesantes como para hacer un maratoniano entrelazado, es decir, enlazar un grupo con otro sin mediar apenas descanso. Por eso nada mejor que ir rápidamente a ingerir un tierno lechazo, disfrutar placenteramente de su exquisitez, maridarlo con un buen caldo, reposarlo con una relajada sobremesa y respirar profundamente para dar un paso atrás, afianzarse fuertemente sobre el pie de apoyo y coger impulso. Empezaba un emocionante ascenso al Col du Tourmalet.
Jack Knife, una de las revelaciones del año pasado en la plaza del Trigo y aunque este año fueron una de las últimas incorporaciones al cartel, recibieron su justo premio. Salieron los primeros de la tarde para pisar el escenario principal. Mantuvieron su línea exponiendo su repertorio más cañero, pero esta vez sin olvidarse de Be yourself que tanto echamos en falta el año anterior.
El segundo de los repetidores en estos escenarios era Mikel de la Riva que tras dejar aparcado al menos de momento su proyecto en solitario, volvía acompañado de Pepe García-Román, lo que significa el retorno musical de El Hombre Gancho. Creadores de un espacio para reivindicar el gusto por las buenas letras y la poesía elaborada. Si de paso le añades unos buenos acordes, unos ritmos frescos maridados con tango, copla y rock castizo, tienes la diversión y el disfrute asegurados. Presentaron lo que será en septiembre su nuevo disco e intercalaron viejos recuerdos. Quizás pecaron de elaborar una set list demasiado relajada, pero sonaron estupendamente y los presentes nos fuimos más que satisfechos.
Corriendo había que ir al otro escenario. El turno era para Second. Un gran telón con el símbolo de su último disco Montaña Rusa pendía en el fondo del escenario y en el que Sean Frutos apareció acompañado con un maniquí humano, cuya cara ocultaba tras una máscara tipo esgrima totalmente opaca, pero lo que realmente resalta en sus actuales directos es la orquesta sinfónica 2502, que viene a poner un color musical nuevo a sus directos. Y entre 2502, Serpientes y Muérdeme resaltaría N.A.D.A. y Rincón exquisito en las que el público se sintió más involucrado.
Depedro, volvía al mismo escenario que ya pisara hace seis años (2008). Desde entonces le han salido otros dos magníficos discos, de los que entresaca deliciosas canciones que se tornan plena seducción cuando las interpreta en sus directos. No nos cansaremos nunca de sus melodías. ¡Vuelve las veces que quieras, Jairo Zavala!
El año pasado Eva Amaral estuvo en tierras castellanas, pero estuvo entre bastidores, como una espectadora sonorámica más y como ella misma confesó en el DCODE del 2013, fueron cuatro días que se moría por subirse al escenario Ribera. Este año demostró esas ganas acumuladas y se explayó a gusto. Confesaba que éste era uno de los mejores días de su verano. Es la tercera vez que actúa en estas tierras. Ese bagaje parece darle la confianza de sentirse como en casa. En esta ocasión había un leve cambio de look. Abandonó la minifalda por un largo vestido negro con un espectacular escote y con grecas alrededor que se extendían por mangas y cintura. Del público siempre ha obtenido una magnífica respuesta, lo lógico cuando lo que se desprende del escenario es pura entrega, profesionalidad y una calidad incuestionable. Como siempre su representación e interpretación de diez y su sonido perfecto. Nada que objetar.
Otro que repetía el mismo escenario que la edición anterior era León Benavente, esta vez con la noche arropándoles y olvidando el caluroso sol de verano que tuvieron que soportar en el 2013. Este parece ser su año. Han estrenado nuevo disco y no han perdido el tiempo pues se han dedicado a pisar casi todos los festivales estivales nacionales. Seguro que no hay mejor promoción.
Si en la actualidad hay un grupo que lleva una carrera meteórica al estilo de Vetusta Morla o Supersubmarina, dentro de Sonorama sin duda es IZAL. Estos chicos han pasado de la carpa Future Stars, al escenario de la Plaza del Trigo y de ahí directamente al principal, Ribera del Duero. El pasado año reventaron la mítica plaza y vivieron lo que para ellos, tal y como han confesado en alguna ocasión, fue uno de los momentos más especiales e inolvidables de su carrera hasta ahora. Tanto es así que cuando actuaron en La Riviera (Madrid), intentaron revivir el momento de los confetis con la canción ¡Qué bien! No podía ser menos, ahora que volvían y estaban donde la gente había solicitado verles, no lo intentasen otra vez. Repartió tubos de confeti entre el público y dejó su uso al libre albedrío, quizás esperando que se repitiese la historia de forma espontánea pero esta vez no sucedió. Se nota la evolución que han tenido en un año. Mucho más seguros y más asentados. Más superiores. Ahora ya se creen dónde están. Ya lo han asumido. Mikel, no sólo sabe componer e interpretar canciones. Sabe manejar al público a su antojo. Es un encantador de serpientes y domina los tiempos magníficamente bien. Aunque estudió ingeniería bien podría haberse dedicado a la publicidad o al marketing. Esta vez estuvo más comedido en comentarios que en otras ocasiones. Es consciente en todo momento de qué teclas debe tocar y cómo las debe tocar. La gente volvió a sucumbir a sus pies. Es magnífico encontrarte con creadores de este tipo de espectáculo en el que solo tiene cabida la diversión y el disfrute.
Tras los encantadores rizos norteños de Mikel Izal llegarían los encantos llegados de tierras todavía mucho más norteñas, el dúo danés Reptile Youth. Ellos consiguieron demostrar que el público es incansable. Después de los saltos y brincos que el personal había dado con Izal, lo lógico sería pensar que se tomaría un descanso. Pero claro, aunque evadieron tocar Morning sun y Shooting up sunshine llenaron el escenario con ritmos post-punk con un hiperactivo Mads Damsgaard Kristianse que no paró de corretear y saltar por todo el escenario. Con este panorama a ver quién es el guapo que se queda quieto y no se contagia de su energía inagotable.
Para terminar de rematar el día y poner al límite la resistencia física y mental de seguir dándolo todo, faltaban las filigranas de Fuel Fandango. Ellos también han ido ascendiendo poco a poco dentro del organigrama de este festival. Un ascenso que desde el primer momento, es decir, desde que eclosionaron en la mencionada plaza del Trigo, sabíamos que su destino era el escenario Ribera. Su fusión electro-flamenca sigue dándoles excelentes resultados y aunque el attrezzo y vestuario han evolucionado un poco, las altas expectativas que se les suele poner se siguen confirmando. Solemnes sobre el escenario ofreciendo un vistoso y animado espectáculo. Han ganado en plasticidad y seducción. El hechizo que transmite Nita con sus flamencos movimientos, el estremecedor chorro de voz que fascina cualquier oído y la alegría que experimentaba por sentirse observada ante tanto público, tuvieron como consecuencia uno de los conciertos más completos que se les recuerda.
Otro maratoniano día tocó a su fin. Se podría haber esperado que el viernes se recogerían los restos del vendaval Raphael que aconteció el jueves. Pero nada más lejos de la realidad. Según la organización los números de asistencia fueron muy parejos. Descansar era perentorio para afrontar la recta final. Solo al día siguiente, una vez levantados y sin legañas en los ojos, seremos conscientes de lo que hemos descansado y si estamos tan recuperados como para repetir la hazaña. “Que me den gestas como estas”, más de uno dirá, “que las solvento todas gustosamente”.
