Noa Piñeiro – La República Cultural
Un día Leo recibe un correo electrónico no dirigido a él. Aunque es un correo electrónico masivo felicitándole las Navidades Leo, irritado, decide responder a la emisora, Emma, haciéndole ver que es un destinatario erróneo.
Tras este primer contacto lleno de resquemor y cierta agresividad, Leo y Emma comienzan a entablar una conversación, que aunque en un primer momento resulta superficial y frívola, acabará implicando a ambas partes más de lo que nunca habrían podido esperar.
Sin narrador, Contra el viento del norte, tiene una estructura bastante curiosa, ya que únicamente se compone de los correos electrónicos que los dos protagonistas se intercambian, lo que nos hace asistir como curiosos espectadores que permanecen en la sombra, mientras la relación de Leo y Emma se va fraguando y va evolucionando a lo largo del libro. El día a día de los protagonistas, la curiosidad que sienten el uno por el otro, los secretos que van intercambiándose, nos va ayudando a dibujar a los personajes que aparecen tan misteriosos ante ellos mismos como ante el lector.
No obstante, he de reconocer, que es un libro al que cuesta engancharse, ya que los primeros capítulos resultan bastante nimios y superfluos, como un entretenimiento en la rutina diaria de Leo y Emma, según va avanzando y más estrecha se va haciendo la relación entre los protagonistas va resultando más intenso y la lectura se va haciendo más ávida y apetecible.
Uno de los aciertos del libro es que no cae en la vulgaridad que una relación por Internet puede ocultar, sino que la seducción de los protagonistas se va fraguando entre juegos de palabras que no dicen todo sino que dejan entrever y que hacen cómplice al lector que pasará rápidamente las páginas buscando el desenlace final.