Julio Castro – La República Cultural
Sí, ya saben, “la de las vainas”, aquella película de los años ’50, de eso les suena el nombre de esta obra, y no es casual, porque se trata de una recreación en otro formato y con otro tono.
Montarse su propia película, en directo y en escena, es más o menos lo que hace Vicente Coloma: pone en escena un trabajo de “video-teatro” mediante su pequeña cámara digital.
El actor encarnará a todos los personajes, a la vez que maneja la videocámara y los objetos que ha dispuesto para acompañarle en la acción. Una parodia completa de la conocida historia de ciencia ficción, todo un clásico, a partir del cual construye su propio guión.
Videoproyecciones de otros films complementan la idea sirviendo como transiciones para cambios de vestuario en escena.
Colomar logra trabajar en varios planos a la vez, ya que es el protagonista de la historia, el narrador, y casi todos los demás personajes (otros son maniquíes y distintos objetos que trae a plano principal cuando es preciso), pero también está en la pantalla de proyección, de manera que es posible seguir la acción de manera diferente en el escenario, en la pantalla o, más interesante aún, en ambos a la vez.
Además de ser una buena idea, es original, divertida, y requiere de una dinámica muy intensa en el desarrollo, que implica necesariamente la atención del actor hacia todos los puntos de mira a tener en cuenta: desde el objetivo de la cámara al posicionamiento de él y de los objetos respecto a éste y también respecto al público, de manera que no resulte un trabajo artificial o artificioso para los espectadores.
Explica la compañía en su presentación que la investigación de su propuesta trata de “diseccionar conceptos como ‘la supremacía del yo’ típica de la sociedad de consumo y quiere someter a ‘pruebas de estrés’ los condicionantes y valores que sustentan una forma de entender el hombre en sociedad que empieza a resultar caduca e ineficiente”, es decir, que no se trata del mero homenaje, ni del montaje en sí mismo.
Y este es un punto de interés adicional, que nos sugiere esta nueva perspectiva, en la que podemos entender que se refiere al análisis social, pero que también toca a los aspectos creativos, a su forma de crear la propuesta, a la investigación de nuevas vías para hacer llegar su idea al público. Buena parte de esta idea se plasma precisamente en esa necesidad de atender a distintos puntos de vista, y de ofrecer al público diferentes puntos de mira del producto durante su desarrollo.
En fin, lo que inicialmente parece una mera parodia de la película que dirigiera Don Siegel, acaba por convertirse en un auténtico homenaje gracias al trabajo que la compañía ha puesto en el trabajo. Al mismo tiempo, lo que prometía ser una función de teatro acaba por ser un trabajo multidisciplinar, más cercano a lo performático que al puro teatro, porque cine, sin duda, no es, pero trasciende su interés.
La propuesta se presentó en el Fringe Madrid 2014 con bastante éxito, y no ha tardado en llegar a la programación de otros escenarios.