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Mario López Santos: “mi música es muy comestible, muy fácil de digerir” - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

La escena ha sido su hábitat natural desde el día en que nació, no en vano sus padres llevan toda la vida al frente de la compañía de teatro “Clunia, Teatro de Cámara”, en Aranda de Duero (Burgos) y por tanto no es de extrañar que sus primeros pasos tanto personales como profesionales se produjeran encima de un escenario. Hijo musical de George Winston, Michel Nyman, Wim Mertens, en definitiva, hijo de la New Age. Mario López Santos, pianista y compositor arandino, que como suele ocurrir por desgracia en múltiples ocasiones, es más reconocido fuera, principalmente en Estado Unidos, que dentro de nuestras fronteras. Nominado para los Swan Lake: Moving Image & Music Awards, logrando un meritorio segundo puesto con el tema Seducción (Álbum 1973 - 2008) el cual fue incluido en el CD recopilatorio Acoustic Visions, editado por la cadena de radio New Age Piano. Dos pedazos de discos en su haber, Periplos y 1973, le sirven de credenciales suficientes como para codearse con pianistas de talla mundial. Fue el único pianista español elegido para participar en 2010 en el I Encuentro Internacional de Pianistas del Mundo, organizado en Mallorca por Reviews New Age, de la mano de Alejandro Clavijo.

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Mario López Santos: “mi música es muy comestible, muy fácil de digerir

Pianista y compositor arandino, esencia de la Muestra Internacional de Piano

Mario López Santos
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Mario López Santos

Foto: Ana Rodrigo. Cortesía de Mario López Santos.

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Foto: Ana Rodrigo. Cortesía de Mario López Santos.

Ramami - La República Cultural

La escena ha sido su hábitat natural desde el día en que nació, no en vano sus padres llevan toda la vida al frente de la compañía de teatro “Clunia, Teatro de Cámara”, en Aranda de Duero (Burgos) y por tanto no es de extrañar que sus primeros pasos tanto personales como profesionales se produjeran encima de un escenario.

Hijo musical de George Winston, Michel Nyman, Wim Mertens, en definitiva, hijo de la New Age. Mario López Santos, pianista y compositor arandino, que como suele ocurrir por desgracia en múltiples ocasiones, es más reconocido fuera, principalmente en Estado Unidos, que dentro de nuestras fronteras. Nominado para los Swan Lake: Moving Image & Music Award, logrando un meritorio segundo puesto con el tema Seducción (Álbum 1973 - 2008) el cual fue incluido en el CD recopilatorio Acoustic Visions, editado por la cadena de radio New Age Piano. Dos pedazos de discos en su haber, Periplos y 1973, le sirven de credenciales suficientes como para codearse con pianistas de talla mundial. Fue el único pianista español elegido para participar en 2010 en el I Encuentro Internacional de Pianistas del Mundo, organizado en Mallorca por Reviews New Age, de la mano de Alejandro Clavijo. En esa convocatoria se contó con las actuaciones de Lisa Downing, Rebecca Oswald, Suzanne Ciani, Julio Mazziotti y por supuesto, Mario López Santos. Ese primer encuentro fue tan productivo que dio como resultado que al año siguiente se organizase en Aranda de Duero la I Muestra Internacional de Piano. Hasta el momento sus carteles nos han deleitado con la presencia de Chad Lawson, Suzanne Ciani, Rocky Fretz, William Ackerman, David Dorantes, Ralph Zurmühle, Peter Kater, Julio Mazziotti, Lisa Downing y David Lanz. Todo un elenco de artistas repletos de prestigiosos premios, que parece increíble se puedan dar cita en una localidad como Aranda. Y todo gracias al pundonor, a la ilusión y a la lucha que han puesto en cada muestra Mario López, Julio López e Isabel Santos (sus padres) y Alejandro Clavijo.

Si todo sale según lo previsto, este año tendremos el lujo de asistir los días 17 y 18 de octubre a la celebración de la esperada IV Muestra. Edición que parece pueda traer bajo el brazo alguna muy grata sorpresa y a la que ya han confirmado su presencia Rocky Fretz, Lisa Downing y David Lanz.

¿Cómo surgió el I Encuentro Internacional de Pianistas del Mundo? Y por extensión ¿cómo se pasa de Mallorca a Aranda de Duero?

A raíz de unos vídeos que colgué en internet, con motivo de la presentación de mi segundo disco, 1973, Alejandro Clavijo (Reviews New Age) establece contacto conmigo y es él, quien dos años después, me propone como único representante español en el I Encuentro Internacional de Pianistas del Mundo. Allí entro en contacto con Lisa Downing, Rebecca Oswald, Suzanne Ciani y Julio Mazziotti. Fue una semana entrañable sobre todo en cuanto a las relaciones personales que se generaron. Quién me iba a decir a mí que iba a jugar al tenis todas las mañanas con Suzanne Ciani. Para mí era impresionante. Para aquella experiencia yo invito a venir a mis padres. Ellos han sido todo para mí a nivel personal y profesional y han luchado muchísimo para que yo esté en este mundillo. Yo quería que lo disfrutaran y posiblemente fueron los que más lo hicieron. Y mi padre que es un tío muy inquieto y muy cabezón se empeñó en que algo así se podría hacer en Aranda. Empezamos a valorarlo con Alejandro y hemos conseguido traer a artistas nominados y ganadores de Grammys, Globos de Oro, premios UNO…eso para Aranda es la hostia, y para mí también.

Con esa calidad de artistas ¿es rentable un evento de estas características en una población como Aranda de Duero?

Lo que se hace en Aranda se hace como lo han hecho mis padres toda la vida. Ellos llevan toda su vida al frente de la compañía de teatro Clunia y nunca les ha reportado ni un duro. Se hace porque nos gusta y nos apetece, pero no reporta ningún beneficio económico a nadie. Solo a los que van a tocar y ni siquiera, porque no cubren gastos. Incluso el viaje se lo pagan ellos.

Con este planteamiento ¿Cómo les motiváis para que vengan?

Todo esto surge de ese momento tan especial que nació en Mallorca. Entre los artistas, sobre todo en EEUU, lo han hablado. Por eso mismo mi padre y yo nos empeñamos por organizarlo en Aranda. Empezamos a pensar que además de los conciertos les podríamos ofrecer un tour por Burgos, Clunia (ciudad romana), Lerma, Peñaranda, las bodegas, el lechazo…en definitiva, ponerles otros reclamos pues el concierto no iba a ser suficiente, porque económicamente no les compensa.

El primer año funcionó muy bien a nivel personal. Un verdadero desastre a nivel económico pero se forjó algo muy bonito, tanto que el segundo año repitieron porque se lo habían pasado fenomenal. Por ejemplo, Rocky Fretz, que no ha podido participar en la última edición, quiso venir, incluso tenía la reserva en el hotel para venir por su cuenta, pero le surgió un problema en la espalda y tuvo que cancelarlo. Muestra de ese interés es la confirmación de su presencia para este año. Más allá del montante económico, la experiencia artística, la profesional y la personal también se valora y eso hace que esta Muestra sea tan especial.

Aun así habéis conseguido un nivel muy alto ¿Os habéis planteado llevar o extender la Muestra a Madrid? Podría ser más rentable.

No se ha mirado, pero es posible. Aunque ahora los teatros y centros culturales están pelaos y se ha convertido en un camino muy difícil.

Pero Aranda se me antoja un límite de público.

Aranda tiene un techo, pero es mayor del que hemos conseguido atraer. Quizás ha fallado un poco más de publicidad, previsión, haberla planteado antes, evitar problemas con los carteles. Hay muchas cosillas que mejorar. Buscar otro tipo de difusión, en medios más nacionales, no solo local. Que haya venido David Lanz exclusivamente a Aranda debería haber tenido más difusión. Tendría que haber venido gente de Burgos, Valladolid, Madrid, Soria… hubiéramos conseguido más público y esto se habría salvado. También los precios de las entradas son muy bajos. Diez euros son ridículos y por ello tengo grandes peloteras con mi padre (risas). Pero él sabe mejor que yo cómo van las cosas en este sentido.

Se ha mal acostumbrado a la gente a no pagar. Y está fenomenal que estos actos estén subvencionadas para que vaya la gente, pero se debe enseñar a valorar las cosas. Que un espectáculo con 40 artistas a una persona le cueste dos euros no me parece lógico. Es cierto que en Aranda no puedes meter espectáculos de 40 €, pero hay que buscar el equilibrio.

¿Faltan subvenciones?

Sí, claro. El Ayuntamiento colabora un poquito. Caja Burgos nos deja el teatro y la publicidad que no es poco. La Vidriera Arandina también colabora y Tudanca mucho. También hay otras empresas que aportan lo que pueden.

El piano lo traéis de Burgos. ¿En Aranda no hay?

No. En Aranda no hay. En realidad son dos pianos porque alquilamos otro para el hotel para que puedan ensayar los artistas. Se los alquilamos a Musical Lúber al que conocemos desde hace muchísimos años.

Cambiando de tema. ¿Empiezas a tocar a los nueve años?

Comienzo a estudiar a los nueve años. Comienzo las clases de solfeo el 14 de julio de 1982.

El piano ¿te elige a ti o tú a él? No era más fácil una flauta, una guitarra…te la puedes hasta llevar de acampada

Pues no lo sé. Supongo que me elige él. Por los recitales que había en Clunia yo veía tocando el piano sobre todo a Raúl Berzosa, el hoy obispo de Oviedo, que formaba parte de aquellos recitales.

Entonces por envidia.

¡Absoluta! Me acuerdo pasarme las horas muertas viéndole a él, a Agustín Calvo y a otros muchos. Yo me quedaba maravillado con los sintetizadores. Fui yo quien les dije a mis padres que quería estudiar piano. Cuando empecé el primer año con el solfeo se me revolvió todo, pensé, esto no lo quiero, yo quiero tocar el piano. Pero como se me daba bien y había que hacer dos cursos de solfeo antes de empezar con el piano, hice los dos cursos ese primer año. Y al año siguiente empecé a tocar el piano. Por eso creo que el piano me eligió a mí porque fue él quien me llamaba. Había muchos instrumentistas pero yo me quedaba enganchado con las teclas.

¿Cuál era tu objetivo de pequeño?

Yo de pequeño quería ser, por este orden, primero futbolista. Cuando se me acabase la carrera de futbolista, corredor de bolsa y, después de acabar mi trayectoria como magnífico agente de bolsa, quería acabar mis días dando grandes conciertos. Se ve que yo veía a los pianistas que eran todos viejos…

Siempre he tenido clarísimo que mi camino era la música. No sabía muy bien si enfocado en la enseñanza, en conciertos, en un grupo pop, una banda de jazz, en recitales, si como pianista clásico, una orquesta sinfónica o en solitario. Pero estaba claro que mi vida tenía que estar en la música.

¿Cuántos sacrificios?

Puff… A nivel económico siempre le he escuchado a mi madre que lo peor que ha pasado en su vida ha sido el pago del primer piano que me compraron. No sé si tenía unos intereses del 18 o 20% y aquellas letras se hacían absolutamente interminables. En lo que respecta a mí me resultó más doloroso los años de instituto. No poder salir con tus amigos cuando te vienen a buscar a casa. No asistir a un cumpleaños por tener una actuación. O peor aún, que te toque un auténtico energúmeno de profesor incapaz de cambiarte la fecha de su examen suspendiéndote automáticamente porque tú tienes que irte a Valladolid a examinarte de piano. Además los últimos años de instituto coincidían con los últimos años de grado medio y eso sí se me hizo muy duro.

¿Y en el conservatorio?

Ahí lo dificultoso fueron los dos primeros años porque no me encontré lo que me esperaba. En realidad no es un Conservatorio Superior de Música, es un conservatorio de música clásica y aquello me decepcionó terriblemente porque aparte de la música clásica me gustan otras muchas músicas. Pero yo había conseguido una de las 25 plazas de entre 400 aspirantes y no podía tirar la toalla.

Ahora que el polémico ministro de cultura Wert ha puesto tan de moda la denostada LOMCE, ¿qué opinión te merece que en esa ley no se contemple la música como disciplina dentro del plan curricular de primaria?

Lo cierto es que no he querido enterarme mucho de en qué consiste la ley. Prefiero pensar que su implantación va a ser algo circunstancial y casi, casi, anecdótico. Esta gentuza, empeñada en enterrar los aspectos culturales de la sociedad (quizás porque una persona culta piensa más y no se deja manipular tanto), no se da cuenta que el valor cultural de las cosas (música, plástica, filosofía que también se quieren cargar…) está muy por encima de los números que ofrecen los CDI’s o los informes PISA, que están muy bien y, evidentemente, hay que tenerlos en cuenta, pero hay asignaturas llamadas menores, que aportan herramientas y destrezas que otras asignaturas no dan y que, por desgracia, no son fácilmente cuantificables. Elementos como la capacidad de escucha, la capacidad de observación, el estudio de culturas y lugares diferentes… Todo aporta cosas en la mochila de las personas, pero claro, que un chico tenga la capacidad y la sensibilidad de conocer y distinguir elementos propios de otros tiempos parece que no vende y, sin embargo, te puedo asegurar que hace que las personas sean de otra manera… mejor. Aún así, esperemos que los grupos de la oposición cumplan con lo que pactaron en su momento y, en cuanto haya cambio de gobierno (esperemos que pronto), la Ley Wert sea sólo un mal sueño, y no sólo por el tema de la Música, sino por muchísimas otras cosas.

Tu primer concierto ¿Cómo lo recuerdas?

El primer concierto lo recuerdo con gafas, ¡jajaja! Lo di con 11 años. En unas jornadas que organizaba el entonces concejal de cultura, Ángel Guerra. No me resultó un trauma porque yo he nacido en los escenarios y ese paso lo tenía ganado.

Eso es interpretación. Pero uno propio, con tus propias composiciones.

Primero está el primer concierto que me pagaron. Es cuando sientes que te haces hombre y ves que tu carrerita va dando sus frutos. Fue en el Conservatorio de Aranda. Fue muy duro pues tuve que dar dos pases seguidos. La sensación fue muy rara, pues ves las distintas interpretaciones de una misma pieza en tan poco tiempo y para eso no estaba preparado.

No hay un primer concierto con mis composiciones. Al terminar el conservatorio tengo claro que no quiero seguir tocando clásico. A nivel emocional me supone algo que no estoy dispuesto a sostener. Yo ya estaba influenciado por la New Age y me aprendo de memoria todos los discos de George Winston, de Michael Nyman, Wim Mertens, Suzanne Ciani…y en mis primeros recitales voy tocando cosas de otros compositores hasta que llega un momento en los que voy incorporando poco a poco temas propios hasta que consigo tener material suficiente como para editar un disco y casi casi, como un capricho, nace Periplos.

¿De dónde surge el título de Periplos?

¡Qué buena pregunta! (risas). Empezando porque la palabra “periplos” en sí, me gusta, pero en realidad tiene dos historias. Yo cuando salgo con mis amigos no soy de estar solo con una cuadrilla y según me voy encontrando con gente me quedo hablando con unos, con otros mientras mis amigos siguen su curso. Un día uno de mis amigos me dice: “Mario, me han dicho que ahora te llaman Periplos”. Claro, estaba todo el rato pululando. Así que cuando yo toco por primera vez una pieza mía en un recital, recuerdo que no tenía título. Miré a las primeras filas y allí estaba mi amigo que había venido a verme y se me ocurrió a modo de broma titular a esa pieza Periplos.

Pero a la vez esa pieza es una especie de minué casi, casi del clasicismo pero al mismo tiempo tiene un ritmo ternario muy de la música folclórica, es decir, el mismo nombre de Periplos me servía para hacer como que fuera un recorrido por muchas de las músicas que me habían gustado.

En tus conciertos, introduces unos monólogos muy interesantes entre canción y canción a modo de presentación. En una de esas presentaciones cuentas que al estar componiendo te salieron unas notas de las que estabas especialmente orgulloso. Habías compuesto la banda sonora de Superman. En la sociedad en la que vivimos ahora, entre internet, spotify, rdio, deezer, smartphone…tenemos acceso ilimitado a todo tipo de música. ¿Cómo se escapa uno del plagio? o ¿cómo cae uno en la cuenta de que no está plagiando?

El Hombre lleva componiendo música miles de años y por eso cuando me siento a improvisar delante del piano o a intentar componer, siempre tengo la sensación de que eso ya existe. Al principio era más inocente, más imprudente. Tocaba lo primero que salía y a lo mejor era más fresco. Hoy me cuesta componer algo porque no lo encuentro original ni interesante musicalmente hablando. Me cuesta llegar a lugares musicales que me puedan satisfacer. Cuando uno toca, siempre me suena a algo y empiezo a darle vueltas, para que eso que parece que suena bien pero que me recuerda a otra composición me deje de recordar y entonces me puedo morir de asco y me entran unas angustias terribles.

Es más ¿Cómo escapas a las influencias de tus propias composiciones, es decir, que no te salgan sin querer y que no te empiecen a sonar a ti mismo? ¿Cómo se aísla uno de sí mismo?

Esto no me preocupa. Si yo compongo algo y me suena a algo que soy yo, sé que soy yo, y eso es bueno porque significa que tienes un sonido propio. El problema está cuando suena a algo y no sabes qué es ni cómo buscarlo (ahora con Shazam es más fácil) Ya desde Bach se plagiaban a sí mismos y entre ellos. Cogían material de una pieza y la utilizaban en otra y se les considera genios. Por eso no me preocupa. Sí hay una pregunta incluso más jodida de responder ¿Cómo encontrar un sonido propio sin repetirte? Es decir, que la gente escuche algo tuyo y te reconozca sin repetirte. Eso es realmente lo complicado.

¿Cómo definirías tu música?

Hay un término que no es para nada comercial, pero me gustaría que se pudiera definir como "piano rural", quizás debería encontrar un término más elegante. El piano siempre se ha asociado a la aristocracia y a las clases altas. Quien tiene un piano en casa es síntoma de distinción, de status y esa es la parte que menos me gusta del piano. Yo soy de pueblo, me gusta mucho la tradición, la raíz, el origen, la tierra. En mi música hay mucho de elitismo clásico pero también me gusta que estén los elementos más arraigados al pueblo.

Yo le pondría la etiqueta de "música agradecida". Tus discos son uno de mis regalos estrella. Cuando el destinatario lo recibe te mira con cara de sorpresa, seguramente pensando ¿un disco de piano? Pero a los pocos días te llaman y te dicen: "¡¡qué bueno!!". Creo que es una música muy cercana y que llega incluso a la clase poco entendida. Al final es agradecida porque sorprende que te pueda sorprender.

Te agradezco lo que me dices porque es lo que uno busca. Yo siempre digo que mi música es muy comestible, es muy fácil de digerir. Sin llegar a la complejidad de una sinfonía de Beethoven sí creo que dentro de una música melódicamente muy asequible busco una complejidad suficientemente interesante como para encontrar el equilibrio entre lo más académico y lo más comercial (para que se entienda).

Yo creo que tu música tiene una gran virtud. Es piano y es llamativa. Rompe con ese pensamiento estándar. Es solo piano y no te duermes.

Yo estoy contento con la respuesta de la gente. El público que sabe a lo que va siempre sale contento y el que te conoce por primera vez sale sorprendido. Es una suerte tener esta capacidad de poder hacer pasar un buen rato a la gente que te va a ver.

Tus monólogos también ayudan mucho en este sentido de acercarte más al público.

Esa cercanía y ese medio desnudarte encima del escenario, es abrir un poco tus vivencias, tu corazón y tus experiencias. La gente lo agradece mucho y yo cada vez lo noto más. Al principio dudé mucho porque aunque cuentes una anécdota de cómo surgió la canción no sabes muy bien si predispones demasiado al público a que piense o sienta de una manera determinada y de alguna manera la música debe ser interpretada por cada uno según lo que le sugiera.

¿Hay que ser un virtuoso para ser conocido sobre todo con un piano o con un violín?

Pues por desgracia no. Parece que para ser conocido vale cualquier cosa. Por ejemplo uno de los pianistas más conocidos de la historia del mundo es el nefasto Richard Clayderman ya que, técnicamente, es un pianista muy malo. Consiguió el éxito y fantástico para él. Otro ejemplo lo tenemos en George Winston. Un pianista técnicamente horroroso y sin embargo tiene un sello tan personal que ha sido uno de los grandes referentes en mi vida, más allá de lo académico. Si yo toco sus piezas, éstas no suenan a George Winston. Él es George Winston por las composiciones y por como las toca. Hace sonar el piano de una forma tan peculiar que es inimitable.

¿Tu próximo disco? Has tenido un hijo. ¿Te roba tiempo? ¿Te inspira?

No, no pienso mojarme. Me niego. Llevo tres años diciendo, este año, este año, este año y al final… Ahora mismo estoy semicomponiendo y disfrutando de mi hijo. No pienso marcarme plazos. Sería someterme a una presión que no encaja en mi vida en este momento. En cuanto a mi hijo… musicalmente no me inspira nada. Me inspira mucho cariño, mucha ternura pero no musicalmente. Ahora no le dedico al piano todo el tiempo que debería. Pero no me causa ningún trauma. Cuando el niño sea un poco más mayor ya nos plantearemos otro funcionamiento. Cuando haya veinte o veinticinco piezas para seleccionar pues se sacará un disco, si es que cuando me ponga a ello siguen existiendo los discos, jajajaja.

Y para terminar:

Una comida: huevos fritos con patatas (R-pensaba que ibas a decir lechazo arandino jajaja).

Una bebida: Yo soy muy de agua. Agua fría.

Un libro: Novecento (de Alessandro Baricco).

Una peli: El club de los poetas muertos (de Tom Shulman, dirigida por Peter Weir).

Una canción: ¿Una? ¿Una canción? Ufffff! Pues mira te voy a dar tres. 1) Thanksgiving de George Winston. 2) Los días raros de Vetusta Morla. 3) Cuadros de una exposición de Mussorgsky, la versión para piano. Y cualquiera de Mecano.

Un viaje: realizado, un impresionante viaje que hice con tres amigos por Escocia. Por realizar, Tanzania.

Un país: España.

Un deseo: El bienestar de los míos.

Un sueño: La presentación de mi décimo disco (risas).

DATOS RELACIONADOS

Mario López Santos (Aranda de Duero -1973) Pianista y compositor, conquistó al público con 1973 (2008), su segundo disco, un trabajo de raíz clásica y a la vez de inspiración muy personal, que pretende constituir un punto de encuentro entre lo académico y la escena contemporánea.

En 1996 participa en el Primer Festival de Nuevas Músicas, organizado en Burgos por la asociación En Clave de Música, junto a músicos como Luis Paniagua o Javier Paxariño.

Durante varios años es seleccionado por la Junta de Castilla y León, en el apartado Jóvenes en concierto, lo que le lleva a recorrer gran parte de la geografía de esta Comunidad y donde empieza a dar a conocer algunas de sus primeras composiciones, con gran aceptación por parte del público y espléndidas críticas.

En el año 2001 realiza, junto al violinista Iñigo Velaz, la banda sonora original del cortometraje Papeles, escrito y dirigido por Jesús Gallo.

El año 2004 ve culminado uno de sus sueños, la publicación de su primer disco Periplos del cual, sin apenas campaña de distribución logra vender cerca de 1500 unidades.

En 2006 le es encargada la música para una obra de teatro: Los Náufragos, escrita por Mónica Sagrera y dirigida por Jesús Gallo, llegando a interpretarse la música en directo, en alguna de las representaciones.

En diciembre de 2008, y ante una gran expectación, sale al mercado su segundo trabajo discográfico 1973, con una tirada inicial de 2000 unidades.

1973 es acogido muy calurosamente por parte del público y, paralelamente, su música empieza a tener una importante repercusión en los Estados Unidos. La crítica estadounidense Kathy Parsons se hace eco en su página de internet, Mainlypiano, de los dos discos y los califica como muy altamente recomendados. La respuesta mediática no se hace esperar. El tema Seducción, del álbum 1973, es nominado para los Premios Swan Lake: Moving Image & Music Award (SL:MIMA), quedando finalmente en segundo lugar, y es incluido en el Cd recopilatorio Acoustic Visions, editado por la prestigiosa cadena de radio New Age Piano.

Por otra parte, la más importante emisora de música para piano en internet estadounidense, Whisperings Solo Piano Radio, tras conocer la existencia de los dos discos de Mario, selecciona Periplos (2004) como uno de los nominados a Disco del Año.

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