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ISSN 2174 - 4092

La magia en la IV Muestra Internacional de Piano - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

En una sociedad como la actual en la que el dinero no solo es el príncipe de nuestros sueños sino el motor de nuestros actos (buenos, malos y malísimos), no parece muy comprensible que valores como la amistad o simplemente el disfrutar de las cosas cotidianas por lo que valen en sí mismas, sin necesidad de buscar un beneficio económico, aparezcan de pronto en un acto público, a pesar de que muchos “arqueólogos sociales” los consideran reliquias del pasado incluso eslabones perdidos. “Vivimos en una sociedad sin valores, deshumanizada”, nos dicen. Seguramente tengan mucha razón. Por eso cuando dichas virtudes se desempolvan del baúl de la ética personal y se muestran sin adulteraciones, ni dobleces, totalmente desnudas, es cuando no solo sorprenden sino que es cuando de verdad te enriquecen. Conseguir sacar adelante una Muestra Internacional de Piano es todo un reto en sí misma, pero si de antemano ya se sabe que no va a aportar beneficios ni para los organizadores ni para los participantes, deja de ser reto para ser una locura. Como suele decir Julio López en el atril del escenario al presentar la muestra: “Señores, se ha vuelto a producir el milagro”. Porque traer o convencer a grandes pianistas de reconocimiento mundial para que aparezcan en una localidad como Aranda de Duero a sabiendas de que no les va a reportar ningún beneficio económico y que incluso les va tocar poner dinero de su propio bolsillo, no es muy comprensible. Dichos comportamientos se nos salen de nuestros cánones procedimentales. Y si el dinero no es el “leitmotiv” parece de locos tanto esfuerzo.

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La magia en la IV Muestra Internacional de Piano

Un festival de teclas construido a base de calidad humana

IV Muestra Internacional de Piano
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IV Muestra Internacional de Piano

Rocky Fretz, Mario López Santos, Kristin Amarie, David Lanz y Lisa Downing despidiendo la Muestra.
Foto: Raúl Martínez.

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Rocky Fretz, Mario López Santos, Kristin Amarie, David Lanz y Lisa Downing despidiendo la Muestra.
Foto: Raúl Martínez.

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Ramami - La República Cultural

En una sociedad como la actual en la que el dinero no solo es el príncipe de nuestros sueños sino el motor de nuestros actos (buenos, malos y malísimos), no parece muy comprensible que valores como la amistad o simplemente el disfrutar de las cosas cotidianas por lo que valen en sí mismas, sin necesidad de buscar un beneficio económico, aparezcan de pronto en un acto público, a pesar de que muchos “arqueólogos sociales” los consideran reliquias del pasado incluso eslabones perdidos. “Vivimos en una sociedad sin valores, deshumanizada”, nos dicen. Seguramente tengan mucha razón. Por eso cuando dichas virtudes se desempolvan del baúl de la ética personal y se muestran sin adulteraciones, ni dobleces, totalmente desnudas, es cuando no solo sorprenden sino que es cuando de verdad te enriquecen.

Conseguir sacar adelante una Muestra Internacional de Piano es todo un reto en sí misma, pero si de antemano ya se sabe que no va a aportar beneficios ni para los organizadores ni para los participantes, deja de ser reto para ser una locura. Como suele decir Julio López en el atril del escenario al presentar la muestra: “Señores, se ha vuelto a producir el milagro”. Porque traer o convencer a grandes pianistas de reconocimiento mundial para que aparezcan en una localidad como Aranda de Duero a sabiendas de que no les va a reportar ningún beneficio económico y que incluso les va tocar poner dinero de su propio bolsillo, no es muy comprensible. Dichos comportamientos se nos salen de nuestros cánones procedimentales. Y si el dinero no es el “leitmotiv” parece de locos tanto esfuerzo.

Para encontrar la razón motivadora hay que cambiar de objetivo y apuntar con la mira hacia un postulado mucho más trascendente. Por un lado la amistad que une a estos músicos, surgida de ediciones anteriores, y por otro el atractivo turístico y gastronómico de la zona, tienen el suficiente peso por sí mismos y son el reclamo suficiente como para que no quieran perderse este acontecimiento. Tan atractivo es para ellos que como anécdota podemos resaltar cómo el año pasado Rocky Fretz, sin ser uno de los participantes que conformaban la muestra, compró el billete de avión, pero finalmente una fuerte dolencia en la espalda le obligó a cancelar el viaje. Este año, ya con su nombre en el cartel, se ha agenciado dos apoyos; un bastón sobre el que delegar sus problemas de espaldas y a su mujer sobre la que sustentar y compartir esta experiencia. Y es que en esta edición, los acompañantes sentimentales han marcado el devenir de la muestra, impregnando la misma de mayor calidad emocional.

Es el primer año que Mario López junto con sus padres, Julio López e Isabel Santos, no cuentan con el apoyo de Alejandro Clavijo por lo que todo el peso de la gestión ha recaído sobre ellos. Y algo de más han debido de hacer muy bien pues los números en cuanto a asistencia de público se han visto incrementados de forma considerable, al menos con respecto al año pasado. Si a esto le unimos que los espectáculos culturales en la localidad han sufrido últimamente importantes caídas en la recaudación de taquilla, no queda más que felicitarles por alcanzar este buen resultado.

Hay que reconocer que algo muy especial debe tener un espectáculo de piano, para fidelizar tan fervientemente a este público que cada año responde puntualmente a la cita y que incluso cada año adquiera nuevos adeptos. Seguramente sea porque no se limita a ser un festival de piano al uso. Primero porque termina siendo un espectáculo para todos los públicos, es decir, no es necesario ser un entendido para descubrir algo hermoso, disfrutarlo y no echarse una cabezadita en el intento. Segundo porque la seriedad y la profesionalidad en la que se sustenta la muestra viene acompañada de familiaridad, cercanía y de una sencillez tal que convierte en cómplice al espectador, hasta tal punto que el público termina sintiéndose orgulloso por haber sido partícipe de algo tan personal. Por eso, porque está lejos de ser la idea estándar que todo el mundo tiene sobre lo que conlleva una actuación de piano al natural, porque rompe con los posibles prejuicios de tedio y aburrimiento y sobre todo, porque lo único que emana es asombro, no es de extrañar que la gente siga asistiendo y repitiendo muestra tras muestra.

Los protagonistas

Esta IV edición mantenía el formato de su antecesora. Cuatro participaciones distribuidas en dos días. Mario López Santos y Rocky Fretz para el primer día y Lisa Downing y David Lanz para el segundo.

Como ya es tradición Mario López Santos es el encargado de abrir la muestra y su actuación sigue estando impregnada de candidez y espontaneidad. Hace una música, que como él mismo nos comentó en la entrevista que nos condeció, es “muy comestible y fácil de digerir”. En su repertorio no faltaron sus clásicos como Seducción o Luceros, pero no se quedó ahí, innovó haciendo guiños al pop y aprovechó para versionar por ejemplo a Ismael Serrano con el tema Vine del norte. También nos regaló canciones nuevas; Nicolás, que ya tocara el año pasado, dedicada a su hijo, Ana, dedicada a su compañera, amante y confidente, y Zona de confort, en la que intenta consolidar su estilo e identidad musical, ese por el cual todos podamos decir casi sin dudarlo: “ésta es de Mario López Santos”. Esperemos no abandone nunca esa zona, su Zona, porque nos encanta y nos sigue llegando mucho lo que en ella se origina.

A continuación le tocaba el turno a Rocky Fretz. Como ya nos tiene acostumbrados, su salida al escenario fue todo lo enérgica que pudo, lo hizo con su habitual amago de patinar por el escenario, solo un poquito, lo que su maltrecha espalda le permitió. Y como siempre lo primero que resalta es su llamativa indumentaria, chaqueta de rojo intenso, pantalón negro y pies desnudos de zapatos pero vestidos con calcetines de divertidos colores. Su sonrisa siempre puesta en su cara, con una actitud desenfadada y asegurándose de agradar a cada segundo. Se mete al público en el bolsillo no sólo con su música sino con sus palabras, con frases como “cada vez que vengo a Aranda de Duero no quiero volver a mi casa” o “me encanta pasear por las calles de Aranda porque tienen mucha vida”. Y debemos creerle porque para esta ocasión se ha traído a su mujer a la que también dedica una canción de su repertorio, concretamente una que compuso en sus comienzos, hace cuarenta años, y como a ella esa música le evocaba a caballos galopando, la tituló The pony song. Otra anécdota divertida la protagoniza cuando se levanta del piano y escenifica, al más puro estilo Club de la Comedia, la primera vez que voló haciendo parapente, confesando que en aquel momento sintió tanto miedo como ahora ante el público arandino. A sabiendas que sus compañeros Lisa y David han sacado sendos discos de villancicos, él no quiere ser menos y nos deleita con uno, según dice entre risas, por lo cercana que está ya Navidad.

El sábado arranca con una Lisa Downing que impacta ya solo con su mera presencia. Por un lado el recogido de su abundante y llamativo pelo y por otro un impresionante vestido largo blanco con una hombrera negra que asombra la retina. Los temas elegidos para esta edición siguen siendo tan intimistas como nos tiene acostumbrados pero cargados de una energía muy especial, los ha decorado con orígenes cotidianos y menos trágicos. Así nos muestra canciones inspiradas y surgidas por ejemplo, de observar por la ventana a unos niños jugando o de intentar emular la brisa marina que le llegaba en una tarde de paseo. No podía faltar su recordatorio a su disco de villancicos y nos gratificó versionando Noche de paz. El tinte más emotivo llega por el recuerdo de la reciente muerte de su tío. Lisa demuestra una profesionalidad exquisita, más bien diría extrema. En su ajuar posee una nueva canción que ha compuesto hace un año, y aunque esto no lo confiesa en público, no la llega a tocar porque no se siente todavía preparada como para interpretarla con todas las garantías que a ella le gustaría. ¡Quizás para el año que viene!

David Lanz tiene el honor de cerrar la muestra. Un compositor con 39 discos a sus espaldas debe resultarle harto difícil realizar una mini selección de sus canciones, precisamente y seguramente por ello traía varias sorpresas este año. Comenzó con Nights in white satin con la que consiguió inmiscuir al público en su música pues en las cabezas de todos irremediablemente rezumaba la frase de “ésta la conozco, ésta es famosa”. David también quiso homenajear al pop confesando que le encantan los Beatles y para ello nos regaló un tema en el que recogía una mezcla de las canciones de esos desconocidos británicos. Pero si de sorpresas, novedades y regalos hablamos sin duda alguna, la mayor de todas, se dio al invitar a su mujer, Kristin Amarie, a subir al escenario y por primera vez una canción iba a ser cantada en una muestra internacional de piano. Fue realmente fantástico.

Todos estos pequeños detalles son los que demuestran las ganas que tienen por venir a España, por implicarse en este proyecto y porque más allá de la música emergen las personas, los sentimientos y las emociones. No es la búsqueda preferente del beneficio económico porque lo que encuentran, lo que expresan con sus actuaciones y lo que se llevan es lo que les hace volver. Como dice Julio López: “al final vienen por dos abrazos”. Solo queda preguntarnos ¿Cómo deben ser esos abrazos para que les enganchen y los valoren tanto?

Más información

Aranda de Duero acoge por cuarto año la Muestra Internacional de Piano, en la que presentaran sus nuevos trabajos cuatro nombres de reconocimiento mundial: Mario López Santos, Rocky Fretz, Lisa Downing y David Lanz.

Programación

17 de octubre 20:30h Mario López Santos & Rocky Fretz

    Mario López Santos. Pianista y compositor arandino, conquistó al publico con 1973 su segundo disco tras Periplos, un trabajo de raíz clásica y, a la vez, de inspiración muy personal, que pretende construir un punto de encuentro entre lo académico y la escena contemporánea. Premiado por diversas emisoras de radio estadounidenses como New Age Radio o Whisperings. Recientemente ha realizado una pequeña gira por Argentina.

    Rocky Fretz. Pianista instrumental contemporáneo, el estadounidense Rocky Fretz centra su repertorio en música new age, new acoustic y cinematic piano con una ejecución rica en matices y dotada de un ritmo enérgico y poderoso. Ha ganado el Independent Music Award. Vuelve a Aranda tras la huella dejada en su visita de hace dos años.

18 de Octubre 20:30h Lisa Downing & David Lanz

    Lisa Downing. Fascinada por el piano desde que tenía dos años, esta solista y compositora estadounidense se decanta por piezas melódicas, reflexivas y contemplativas. Con una destreza asombrosa al piano. Lisa transmite cada uno de sus sentimientos a sus obras. Además es propietaria de una empresa de representación en Denver, con más de 1300 artistas a su cargo. Con una elegancia al piano fuera de lo común, conquista al oyente desde el primer minuto.

    David Lanz. Leyenda de la música instrumental contemporánea cuyas sentidas composiciones ayudaron a forjar el movimiento de la música New Age hace ya más de 20 años. Desde entonces, innumerables fans en todo el mundo han adoptado su música. La sutileza, no exenta de intensidad, de su música hace que escucharle sea un regalo para los oídos. Una trayectoria de 37 discos publicados nunca puede ser una casualidad.

Fecha: el Sábado 18 de octubre de 2014

Horario: a las 20:30h

Lugar: Centro Cultural Caja de Burgos - Plaza del Trigo, 8 -Aranda de Duero- (Burgos)

Precio: 10,00 €. Abono para 2 días 15,00 €
Entradas:

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Fecha: el Sábado 18 de octubre de 2014

Horario: a las 20:30h

Lugar: Centro Cultural Caja de Burgos - Plaza del Trigo, 8 -Aranda de Duero- (Burgos)

Precio: 10,00 €. Abono para 2 días 15,00 €
Entradas:

Fecha: el Viernes 17 de octubre de 2014

Horario: a las 20:30h

Lugar: Centro Cultural Caja de Burgos - Plaza del Trigo, 8 -Aranda de Duero- (Burgos)

Precio: 10,00 €. Abono para 2 días 15,00 €
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