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ISSN 2174 - 4092

Fraulein , El efecto de lo sobrio - LaRepúblicaCultural.es - Revista Digital

He aquí un viento de refresco entre el lobotomizante celuloide imperativo del mercado, especialmente en estos meses, ecuador del año, de estrenos mediocres. Llega con la maleta a rebosar de premios principales de cuanto Festival se ha merendado, Locarno, Zúrich o Valladolid, (listado de menú completo en el cartel). Otro debut que se come elogios por todas las esquinas y demuestra que si se busca en las salas, al margen de las vacuas explosiones de marketing que de por sí no garantizan siempre calidad, solo recaudación, hay buen e innovador cine. La cineasta suiza de raíces yugoslavas (aunque esta denominación no se utilice ya, como se remarca en la cinta), Andrea Staka viene del mundo del corto, y ha entrado de lleno en el favor del público (exigente) con su largo Fraulein (Das Fräulein), una mirada en las sensaciones, sueños y miedos de tres mujeres de diferentes edades, que deja un poso de gusto cálido tanto a espectadores hombres como mujeres.

Fraulein , El efecto de lo sobrio

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DATOS RELACIONADOS

Título V.O.: Das Fräulein, 2006
Género: Drama
Director y Guión: Andrea Staka
Intérpretes: Mirjana Karanovic (Ruza), Marija Skaricic (Ana), Ljubica Jovic´ (Mila), Andrea Zogg (Franz), Zdenko Jelcic (Ante), Pablo Aguilar (Fredi), David Imhoof (Stefan), Sebastian Krähenbühl, Annette Wunsch, Kenneth Huber
Fotografía: Igor Martinovic
Música: Peter von Siebenthal, Till Wyler, Daniel Jakob
Estreno: 24 de agosto de 2007

Blanca Vázquez - La República Cultural

He aquí un viento de refresco entre el lobotomizante celuloide imperativo del mercado, especialmente en estos meses, ecuador del año, de estrenos mediocres. Llega con la maleta a rebosar de premios principales de cuanto Festival se ha merendado, Locarno, Zúrich o Valladolid, (listado de menú completo en el cartel).

Otro debut que se come elogios por todas las esquinas y demuestra que si se busca en las salas, al margen de las vacuas explosiones de marketing que de por sí no garantizan siempre calidad, solo recaudación, hay buen e innovador cine.
La cineasta suiza de raíces yugoslavas (aunque esta denominación no se utilice ya, como se remarca en la cinta), Andrea Staka viene del mundo del corto, y ha entrado de lleno en el favor del público (exigente) con su largo Fraulein (Das Fräulein), una mirada en las sensaciones, sueños y miedos de tres mujeres de diferentes edades, que deja un poso de gusto cálido tanto a espectadores hombres como mujeres.

Pura vida arrastra la joven Ana cuando aterriza en la gélida y ordenada ciudad de Zúrich en su camino sin dirección (y sin futuro) desde Bosnia. Pura vida que generosamente reparte a raudales, lo que va desengrasando, brizna a brizna y sin quererlo, ciertos caracteres férreamente atornillados en su muralla de cien candados. Como el de Ruza.

Con frases cortas pero directas en su mensaje -Staka también ha trabajado en el guión-, un montaje de planos que enfocan hasta el punto más conceptual de los personajes conformando una información fluida y necesaria para entender, a la primera, lo que se nos insinúa sin la utilización de melodramas culebrísticos, imágenes acuñadas con ciertas brumas, y el aroma de una banda sonora que se resuelve entre los sonidos del mundo que nos rodea (a los que cada día parecemos más sordos, ¿recuerdan la música que componía con ellos Björk en "Dancer in the Dark"?) y las melodías más actuales de música electrónica, agarrada para acallar nuestros gritos interiores.

Ruza es una mujer de mediana edad gélida, atractiva, controladora de su mundo exterior e interior. Inmigrante de la antigua Yugoslavia se instaló en Suiza y consiguió salir adelante con férrea disciplina personal, ahuyentando todos sus miedos, y consiguiendo una independencia deseada, pero con la contrapartida de haber construido un muro infranqueable a su alrededor. Algo de lo que sabe bien su vieja amiga Mila, asalariada del restaurante que gobierna aquella con mano dura. Mila es la tercera fraulein en cuestión, instalada en sus propios sueños irrealizables para poder sobrevivir la muerte de ideales que provoca el paso del tiempo. Realista y alejado de esquemas sentimentaloides es este trío de luchadoras de las que nos habla la cineasta en tan solo 81 minutos.

La llegada de la fresca y natural, sincera, generosa y vivaz Ana al restaurante resquebrajará muchos tabiques de carton-piedra.
Fraulein entra dentro del calificativo de nuevo cine de autor, diferente en su forma, en cuanto atrapa parte de la experiencia del videoarte, donde Andrea Staka ha resuelto una sobria puesta en escena con toda una fiesta de expertas actuaciones para nuestros ojos.

Cine testimonio de lo real-dejando a un lado toda referencia política, incluida la guerra-, de lo primero y principal que nos concierne, la vida. Requiere de muy buena mano y talento por parte de esta directora, el haber conseguido entrar tan directamente en nuestro fondo con tan poco ruido y ninguna pólvora.

Corta pero intensa película que les dará para unas largas tertulias de amigos. Inteligente propuesta.

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